José Villaroel Yanchapaxi
Cada vez que el capitalismo entra en crisis, los pobres son los que pagan los platos rotos. El viejo Marx tenía razón al afirmar que el capitalismo podría autodestruirse dicen de refilón los omínidos académicos al ver como las bolsas de valores de EEUU, Europa y Asia chorrean por todos lados.

Según el economista Nouriel Roubini, que predijo la crisis del 2008. “Carl Marx tenía razón porque la globalización, la intermediación financiera fuera de control, y la redistribución del ingreso y la riqueza de los trabajadores en beneficio del capital podrían llevar al capitalismo a su autodestrucción”

¿Cómo entender que el gobierno de Los EEUU no pueda cumplir con sus compromisos financieros, incluido los salarios de los funcionarios, préstamos adquiridos y programas sociales. La crisis financiera dejó la economía EE.UU. en una situación de debilidad que llevó al gobierno a tener que gastar dinero para estimular la actividad económica, mientras los ingresos por impuestos se vieron afectados.  Esto causó un enorme déficit en las cuentas públicas que el gobierno ha buscado tapar emitiendo bonos de deuda. Finalmente los Republicanos y los Demócratas acordaron sobrepasar el límite del techo de la deuda US$14,3 billones, en dos billones más.

Como dice el pueblo hay que extender las patas hasta donde alcanzan las cobijas La culpa es de la sociedad de consumo, de los estúpidos omínidos cultores del lujo y el confort, que gastan lo que no tienen y que de yapa cada vez que al capitalismo le tiembla las huevas provoca guerras aquí y acullá.

Nefastas resultan las aventuras guerreristas de yanquilandia que por más marines, maquinas de guerra para matar estilo Rambo y Robocop, siempre salen con el rabo entre las piernas tal como en Vietnam e Irak.

Los proletarios del mundo ya no resisten la política del embudo: lo ancho para los magnates, lo estrecho para los pobres. ¡El capitalismo no va más! la alternativa es el socialismo científico.

¡Maldito Marx! que tenías razón, dirán la administración de Barak Obama, Silvio Berlusconi y Nicolás Sarkosy. ¡Maldito Marx! que tenías razón, dirán los mercados internacionales y las transnacionales al ver como el capitalismo se agrieta.

Parafraseando a Galileo Galilei: “Sin embargo el pueblo oprimido se revela”: los estudiantes en Chile exigiendo educación gratuita, los jóvenes desempleados y sin casa agrupados en los indignados de España y Grecia, los habitantes de los barrios suburbanos de Londres protestando en contra del racismo, la exclusión y la segregación.

Todo circulo vicioso tiene su agujero negro, por eso los generadores de la riqueza: los pueblos, los campesinos y los trabajadores, rato menos pensado se cabrean porque todo tiene su final como cantaría Héctor “la voz”  Lavoe.

¿Y aura qué haremos diablo capitalista con estas fieras ganas de dinero? se preguntan los grandes empresarios, los tenedores de la deuda externa, los insaciables y voraces mercaderes de la miseria humana que nunca aceptarán que le maldito Marx tenía razón, que la alternativa es el socialismo porque eso sería tanto como aceptar que han estado errados los dioses de Wall Street, los economistas conservadores y derechosos graduados en las más prestigiosas del mundo y que han estado orinando fuera del pilche.

¡Clarito está pues mijo!, dicen los gringos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tenemos la solución final: intervendremos a nombre de la democracia en Libia, en Siria y Egipto, o en cualquier país del orbe que tenga petróleo.