Pura María García
Las siglas FMI bien pudieran ser, además de tres iniciales más tras las que se esconde una razón más para la indignación y vergüenza de los ciudadanos, el acrónimo de FALSEDADES MONETARIAS INTERNACIONALES.
Junto con el famoso Banco Mundial, constituye una de las dos organizaciones que, de atrevernos a utilizar el término exacto, son exponentes del TERRORISMO ECONÓMICO que está hundiendo, lentamente, nuestra existencia y sumiéndola en la zozobra, la inestabilidad y la injusticia. Ambas entidades, que han alardeado desde su creación, de poseer y abanderar un carácter liberal, muy dudoso, como las evidencias prueban, son en realidad los cabos de una cuerda que sujeta, al antojo de algunos gobiernos y los impuestos desmedidos que imponen, nuestra dependencia a su actuación libertadora y capciosa.
Los falsimedia se han encargado de maquillar al FMI de tal modo que en la mayor parte de la consciencia colectiva, su imagen se podría resumir bajo la etiqueta de “entidad compleja, dedicada en extremo a intervenir en los mercados para corregir y ajustar sus imperfecciones, las llamadas desviaciones de mercado”. Así, imaginamos un conjunto de estudiosos, analistas, economistas y supermanes de la economía que van a llegar, como arcángeles del euro, a salvar nuestros maltrechos bolsillos. Como siempre, el poder imperialista nos ayuda a perder esa visión sistémica de los acontecimientos y hechos que nos permite realizar asociaciones de pensamiento y escapar a la tiranía del fascismo ideológico al que nos someten: el FMI no es lo que nos quieren hacer creer.
Además de tratarse de un símbolo del capitalismo más insultante, del que deberíamos renegar, el imperialismo que alarga sus tentáculos hasta hacer del intervencionismo económico una actividad tan cotidiana como bostezar, en términos mundanos, el FMI es el encargado de ejercer presión diluida sobre la economía mundial, Llamamos presión diluida a aquella que se ejerce con el disimulo político de las mafias económicas, a través de sutilidades que quedan, en el maremágnum de noticias y hechos económicos del día a día, tan difuminadas que el ciudadano de a pie ni siquiera percibe.
Esta organización de concienzudos terroristas económicos, ávidos de ganancias y beneficios que, por supuesto, no salen a la luz pública con facilidad, y engrosan, con los porcentajes multimillonarios nimios que ganan con las transacciones económicas y los regalos-chantaje a empresas y gobiernos, las cajas fuertes y cuentas en paraísos fiscales de sus miembros insignes, a pesar de que violen y se pongan animados, sexualmente hablando, con camareras y “gente del vulgo”, es la encargada de imponer programas draconianos de austeridad, tras haber permitido, a sabiendas, el desarrollo de las burbujas económicas que hoy nos asfixian a todos -baste citar que ya ,desde hace más de una década, es sabido que la próxima burbuja letal se está produciendo, y estallará en breve, sobre el suelo del gigante chino, por algo tan “lógico” como que China no posee infraestructura económica para absorber el ingente número de inversiones de otros países y que, más o tarde o más temprano, esta aparente bonanza girará su cara hasta mostrar una mueca de desequilibrio económico y bursátil mundial.
No deberíamos dejarnos engañar: son las acciones y programas del FMI, y las empresas y las manos negras del poder que se empeñan en una falsa mundialización y globalización neoliberal del mundo, los que están lanzando, como una pelota de acero, la crisis y sus aristas: hambre, paro, ausencia de fondos para servicios sociales que recaigan sobe la mayoría ciudadana y cercenamiento de la calidad de la asistencia sanitaria y educativa que todo estado DEBERÍA procurar a sus miembros. Es el mundo al revés: dilapidar en todo aquello que no es la ciudadanía, permitirles con la campaña permanente de mentiras que es el capitalismo y el consumismo, creer que “todo va bien” y, tras dejarles sucumbir en un espejismo asesino, darles, darnos, en plena cara la bofetada de una realidad más que cruel: es mentira, no hay dinero, sois pobre y además, o ahorráis o esto, su “esto”, se hundirá. Es el mundo al revés. Es un “la deuda o la vida” que nos debe hacer levantarnos hasta el punto, hoy me atrevo a decirlo, de empuñar el arma que cada uno decida ¿Quién dijo que la revolución era un recuerdo? ¿Quién se atreve a negar que luchas como las del Che hoy no puedan, DEBAN, plantearse?
Si a nuestros hijos quisiéramos explicarles la diferencia entre democracia y fascismo, entre planteamientos democráticos y antidemocráticos, sin duda, no podríamos tomar mejor ejemplo que el FMI: se trata de la asociación mafiosamente económica posiblemente más antidemocrática, entre las que socialmente se consideran organizaciones “eficaces y necesarias en nuestra sociedad actual”: acoge a la carroña de la banca, carroña organizada, enemigos aparentes y accidentales, unos de otros, hasta que, el brillo del poder y el dinero les reúne, como una tribu bíblica que adora al becerro de la riqueza del otro, del otro que somos nosotros. En ella, en la mafia del eurodólar, los petroterroristas caminan a sus anchas, bajo credenciales oficiales, en coches lujosos y protegidos. En ella, los países más ricos, ¡paradoja de la democracia!, son los que poseen más del 50% de los votos, votos que logran que la balanza del consejo de administración de la organización jamás se decante con un ápice de equidad.
El FMI nos manipula, pero no debe olvidar que él mismo es un elemento que sufre la manipulación, también, por parte de las grandes potencias y la banca, que lo utilizan como si se tratase del guerrero del antifaz para vigilar y asegurar que el mundo no se “va”, ni “elude” los parámetros del podrido sistema capitalista y que quedan aseguradas las riquezas, influencias y éxito de las multinacionales que, mire usted por dónde, tienen sus consejos de administración y comités de dirección ocupados con los mismos rostros sin pudor de quienes están, desde hace demasiado, apoltronados en los sillones de piel en flor del FMI.
La organización ha ejercido una actividad realmente numerosa y “eficaz” sobre África, América del sur, Asia y Europa del este. No son coincidencias, no hace falta recordar que son lugares donde el caldo de cultivo para la inestabilidad y, en ella, las inversiones extranjeras expoliadoras, propicia el enriquecimiento de los ricos del FMI y donde instaurar una dosis pequeña, pero reiterada del “germen infeccioso “del capitalismo corrupto y el consumismo, puede asegurar su dependencia casi adictiva del poder y la seguridad emanada por el FMI.
Son exportadores impunes de recetas económicas que nos han destrozado, en Europa, y que, como si se tratase de medicamentos caducados que se saben inútiles e inclusos nocivos, envían como ángeles bondadosos del ejército del buen orden universal, a los países citados, a los más débiles, pero que, como solo las multinacionales que encubren y de las que reciben fondos para su FONDO saben, poseen recursos y riquezas ya agotadas en la saqueada Europa. Carroña. El Norte contra el Sur. El Norte asesinando, lentamente al SUR, bajo nombres larguísimos de “teorías económicas y blablablá”
Continuará en la parte II del artículo.