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Con una muy mala resaca. Así amanecieron ayer las bolsas europeas tras digerir la decisión anunciada por la Reserva Federal estadounidense el miércoles por la noche de que no realizar una inyección de liquidez, tal y como descontaban los mercados. Los inversores de medio mundo no se tomaron bien esta sorpresa de la autoridad monetaria estadounidense y prolongaron las pérdidas que la noche anterior había registrado Wall Street, cercanas al 3%.

En el fragor vendedor, los principales índices europeos llegaron a registrar caídas superiores al 6%, que se relajaron algo al cierre. Con todo, el Ibex 35 cayó un 4,62%, su cuarto peor registro del año (los otros tres se han sucedido en el último mes) y aún lo hizo algo mejor que el resto de las plazas europeas, que cayeron más de un 5%. En general, se dio el fenómeno conocido en la jerga financiera como flight to quality, en la que los inversores huyen de cualquier activo ligado al riesgo, como las materias primas o los bonos de países emergentes. El euro se desplomó hasta el nivel de 1,34 dólares y el crudo Brent cayó un 4,4% hasta los 105 dólares.

Al otro lado del Atlántico, las pérdidas superaron el 3%, espoleadas además por declaraciones como las del gurú financiero Mohamed El-Erian, que lidera uno de las mayores gestoras mundiales PIMCO, que cree que el mundo «está en la víspera de la siguiente crisis financiera». Peor lo puso incluso el multimillonario inversor George Soros, que asume que EEUU ya está empezando a sentir los efectos de una recaída en la recesión y que la crisis de deuda de la zona euro puede ser «más peligrosa» que la caída de Lehman Brothers en 2008.

«Los indicadores a futuro sugieren que las cosas se deteriorarán más en los próximos meses»

Además, las cifras económicas en Europa tampoco animaron a la sesión. Según uno de los sondeos mejor considerados del sector privado, el PMI, el sector en la zona del euro se contrajo en agosto por primera vez en dos años. «La recuperación ha acabado, nos estamos contrayendo. Los indicadores a futuro sugieren que las cosas se deteriorarán más en los próximos meses», sentenció Chris Williamson, economista jefe del grupo de sondeos Markit que realiza el indicador.

La acción de la Fed que aparentemente desencadenó estas turbulencias financieras es conocida como operación Twist, en la que la autoridad bancaria canjea deuda estadounidense que vence en el corto plazo por deuda a largo plazo, de entre seis y 30 años. Con esta medida, la Fed pretende relajar la presión sobre los títulos a largo plazo y no vuelve a inundar al mercado de liquidez, mucha de la cual se ha utilizado para la especulación, como reconoce el gestor de Auriga, Santos Abascal. Para este experto, la decisión de la Fed tendrá buenos resultados a largo plazo, ya que servirá para rebajar el precio de las hipotecas en EEUU. Pero la irracionalidad de los mercados impidió ayer valorar este movimiento. Para los inversores, sólo parecía aceptable una nueva inyección de liquidez. «Son como drogadictos y, al saber que no iban a recibir lo que querían, les entró el mono», sentencia Abascal.

Además, el gestor señala como el uso de HFT (High Frequency Trading), unos potentes ordenadores que rastrean los mercados para detectar las tendencias, amplificó ayer la senda bajista como una bola de nieve. El uso de estos sistemas informáticos está causando estragos en este ejercicio, una de las principales diferencias con la crisis financiera de 2008, y muchas voces llaman a ponerles coto.