Stella Calloni
Buenos Aires (PL) A una semana del pasado 21 de agosto cuando la Organización del Atlántico Norte(Otan) anunciara, después de varios días de bombardeos sostenidos sobre Trípoli, que sus «rebeldes» habían tomado la capital de Libia, la resistencia continúa y no han podido establecer una sede de gobierno allí, a pesar de lo cuál el Consejo Nacional de Transición(CNT) ya ha sido reconocido por los grandes países.
Como un hecho simbólico de lo que significa la contrainsurgencia informativa, los propios voceros del CNT confirmaron que la supuesta toma de la Plaza Verde el pasado 21 de agosto fue una imagen falsa. Como en el mejor filme de Hollywood esa escena se había filmado en Qatar con una apariencia de la Plaza Verde y con sus «extras».
La comparación de varios fotógrafos permitió desnudar la mentira comprada por los medios de comunicación, confesando los voceros del CNT que se había hecho «por la necesidad de lograr el reconocimiento» de las potencias. El presidente de Venezuela. Hugo Chávez Fría corroboró la falsedad de esa imagen el pasado 27 de agosto.
Estados Unidos se adelantó unos días, abriendo una embajada del CNT en Washington, antes de que la OTAN terminara su faena, lo que les ha costado un precio alto.
Cuanto más días pasan, más evidente es que se trata de un modelo nuevo de invasión, disfrazado de rebelión popular, o «guerra civil» que se diluye a medida que la OTAN avanza y demuestra que la intervención estaba preparada desde hace mucho tiempo por Estados Unidos y sus socios.
Tres días después de la «toma» de Trípoli, la oferta del CNT de pagar un millón 600 mil dólares y amnistiar a quien «mate o entregue vivo» al líder libio Muammar Gadafi (1) evidencia la inmoralidad de la guerra colonial que libra la OTAN en ese país.
Desde el momento en que el 19 de marzo pasado Francia y Gran Bretaña comenzaron a bombardear Libia, con la OTAN detrás, la «mano extranjera» era más que obvia.
No era necesario esperar a que los bombardeos sumaran alrededor de unos ocho mil sobre ese país, de sólo unos seis millones de habitantes y que se reconociera la presencia de mercenarios y «asesores» extranjeros, para entender de qué se trata la acción «humanitaria» del poder hegemónico en Libia.
El 22 de agosto pasado el sociólogo estadounidense James Petras señalaba desde Nueva York que se debe caracterizar a esta guerra contra Libia y su pueblo «como uno de los grandes crímenes del nuevo milenio. El hecho de que por 188 días la OTAN: las fuerzas de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos hayan estado arrojando bombas significan 188 días de muerte y destrucción y a partir de esos actos han tomado terreno sus mercenarios».
Lo que se advierte es que hubo un relato único sobre la «alegría» del pueblo libio por la supuesta «toma» de Trípoli, que aún no se ha concretado, sin mencionar en ningún momento los feroces bombardeos de la OTAN sobre la capital, que dejaron una secuela de más de tres mil muertos-según la últimas cifras que recogen los informes- y cinco mil heridos, cuya cifra cada día aumenta más.
A lo largo de la guerra colonial, la OTAN afectó todas las infraestructuras además de producir miles de víctimas y abrió el camino para que pudieran entrar sus «rebeldes»,
«Los rebeldes de la OTAN» (como titulé en mayo de 2011 tres notas sobre Libia enviadas a la web y publicadas por la Red Nicaragua Socialista) se convirtieron, a ojos vistas, en típicos mercenarios, que allanan casas, pateando puertas al mejor estilo de los ocupantes de Irak, llevando banderas y vinchas monárquicas.
En Noviembre de 2010 el presidente Barack Obama había admitido ante The New York Times, el envío de «comandos de la CIA» para asesorar y apoyar una rebelión en Libia.
Uno de los jefes actuales de los «rebeldes» es Hifter Jalifa un hombre de la CIA que vivía desde hace años en las afueras de Washington, como lo reveló el 30 de marzo de 2011 Patrick Martin en un artículo publicado por la Red Rebelión (traducción de Loles Oliván,) Sostiene Martin que el CNT «el grupo con sede en Benghazi que habla en nombre de las fuerzas rebeldes que combaten al régimen, ha nombrado en la dirección de sus operaciones militares a un antiguo colaborador de la CIA. Hifter Jalifa, ex coronel del ejército libio, como reveló McClatchy Newspapers».
Hifter había llegado a Benghazi el 14 de marzo y cinco días después el tabloide británico Daily Mail, lo describió como una de las «dos estrellas militares de la revolución» que llegó para «prestar a las fuerzas rebeldes cierta coherencia táctica».
Había figurado en un informe del Washington Post (26 de marzo de 1996) en una rebelión armada contra Gadafi en Libia donde se lo mencionaba con «una variante ortográfica de su nombre» como el coronel «Haftar Jalifa, relata Martin.
Se trataba de un grupo al estilo de la «contra» (que actuó contra Nicaragua sandinista en los años 80) basado en Estados Unidos «denominado Ejército Nacional Libio». Jalifa se había Unido en 1987 al Frente de Salvación Nacional Libio «el principal grupo de oposición a Gadafi, que contaba con el respaldo de la CIA estadounidense».
Advierte Martin que ninguna de las cadenas de televisión ocupadas en alabar a los «luchadores por la libertad» del este de Libia, se ha molestado en informar que estas fuerzas están al mando de un antiguo colaborador»de la CIA. Considera que la rebelión inicial fue «secuestrada por el imperialismo».
Esto fue evidente también cuando algunos de los opositores, como el general Abdel Fath Younis, que aparecía como el jefe de la «rebelión» en Bengazhi fue asesinado, el pasado 26 de julio, junto a otros dos militares libios, por los «rebeldes» que los habían utilizado para armar el foco de acción en febrero de este año.
El relato único armado para crear un consenso mundial sobre el tema Libia es falsificado y se desmorona.
Resulta burdo que Estados Unidos y los gobiernos europeos se reunieran con el «gobierno» del CNT cuando aún no está en la capital y que pidieran la descongelación de los multimillonarios fondos del Estado libio.
Es escandaloso que la ONU estudie como modificar la pasada Resolución 1973 para permitir descongelar los fondos, que manejarán los países participantes en la invasión y en el saqueo de Libia.
El anuncio del «control de Libia» significa que la OTAN está dispuesta a no dejar piedra sobre piedra y quedarse en el lugar.
LOS MEDIOS DE INCOMUNICACION
Cuando los medios informaron sobre la toma del «complejo residencial» de Gadafi se referían al viejo cuartel Bab el Azizia donde el líder libio tenía una carpa similar a las del desierto para recibír a personalidades, periodistas y amigos, hasta que fue bombardeado en 1986.
Se dijo que los «rebeldes» tomaron la residencia de Gadafi «derribando muros» cuando entraron caminando entre escombros después de más de 60 bombardeos de la OTAN sobre ese lugar.
Bab el Azizia no tenía instalaciones administrativas, ni importancia militar, ni vivía Gadafi. Era un lugar simbólico que recordaba el bombardeo de Estados Unidos en 1986, asesinando entonces a una hija pequeña del gobernante libio y más de un centenar de civiles, entre ellos muchos estudiantes, sorprendidos en los dormitorios universitarios.
Con respecto a los periodistas del Hotel Rixos, los medios informaron que estaban «retenidos» por el gobierno libio, cuando ellos mismos se encargaron de denunciar que estaban sitiados por grupos «rebeldes», varios de ellos amenazados como el director de la Red Voltaire, Thierri Meyssan, y que oficiales libios facilitaron la llegada de la Cruz Roja para sacarlos del lugar.
En tanto el diario estadounidense The New York Times ratificó el pasado 21 de agosto que aviones norteamericanos no tripulados arremetieron contra fuerzas del líder libio, pese a que su rol y el de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) era sólo el de «resguardar» a civiles.
Según el rotativo-que citó Telesur- en los últimos días Estados Unidos estableció una vigilancia aérea de 24 horas sobre las zonas controladas por el Gobierno libio, en lo que hasta ahora ha sido la más intensa serie de ataques perpetrados sobre ese país. El periódico informó que en este operativo «la nación norteamericana empleó aviones no tripulados «Predator» que detectaron. Siguieron y en ocasiones hasta llegaron a disparar contra las fuerzas de Khadafi.
Además mencionó los testimonios de algunos analistas, que opinan que estas agresiones «tenían como objetivo abrir el camino a los opositores a Gadafi».
Se reconoce que los mercenarios también recibieron ayuda por potencias como Reino Unido y Francia, que desde el mes de julio desplegaron fuerzas especiales en Libia para entrenar y armar a «los rebeldes».
«Aún después de dos mil 600 fallecidos, contabilizados hasta el domingo pasado la Alianza Atlántica no hace un alto al fuego»señala el periódico.
Gadafi había anunciado tempranamente que las potencias imperiales comenzarían una agresión sobre su país basados en «reportes de prensa» lo que los medios nunca publicaron, ni escuchó Naciones Unidas. Tampoco fueron investigadas sus denuncias sobre las violaciones de derechos humanos por parte de los llamados «rebeldes», con pruebas y evidencias.
A pesar de que el gobierno libio propuso el cese el fuego especificando que no podía ser «unilateral», que cumplió en no utilizar aviones de combate y aceptó la presencia de observadores que certificaron que no se comprobaban bombardeos a la población civil , esto fue silenciado.
Se miente sin sutileza alguna. No se dijo-salvo las raras excepciones que existen que Libia aceptó la propuesta de diálogo de la Unión Africana (UA) para poner fin al conflicto. Pero los grupos armados financiados por Estados Unidos y sus socios y la OTAN la rechazaron, como rechazaron todas las ofertas por una solución pacífica.
Tanto Estados Unidos como Francia reconocieron públicamente que enviaron militares a Bengazhi para entrenar a las fuerzas agresoras, incumpliendo la resolución 1973 del Consejo de Seguridad que prohibía el ingreso de personal extranjero por tierra.
También la confiscación de bienes del Estado libio impuesta por Estados Unidos y las potencias europeas fueron usados y desviados para apoyar a los grupos armados, en su mayoría mercenarios, cuya presencia ya reconocen también varios gobiernos.
Se aceptó que estos in tener territorio ocupado conformaran el Banco Central de Bengazhi a fines de marzo pasado y que negociaran el petróleo. Este nuevo modelo de intervención e marca otra escalada. Ya nadie disimula que fueron por petróleo, agua, gas, oro y para instalar allí al sede del comando Africom de Estados Unidos que controlará Africa si el mundo no lo detiene. Ni siquiera utilizaron el remanido argumento del «terrorismo internacional con que justifican su expansión fascista de estos tiermpos.