Raúl Prada
El gobierno hizo circular unas noticias sobre lo acaecido en las proximidades de Yucumo entre la marcha indígena, los marchistas, y la comitiva del gobierno, entre las que se encontraba el Canciller, sucesos que acaecieron el día 24 de septiembre de 2011. En esta narración oficial se muestra el completo desapego de los funcionarios respecto de la realidad, creen que esta complejidad de hechos o la totalidad de los hechos como la define Wittgenstein, y acontecimientos, como la define Deleuze, puede ser producto de su imaginación conservadora y rencorosa, peor aún que la realidad es producto de sus discursos, incluso de su propaganda.
Los violadores de los derechos reclaman su supuesto derecho a bloquear el camino con la fuerza monstruosa del Estado, usando a la policía, creen que conmueven a alguien, incluso que va tener algún efecto internacional, cuando su imagen ha caído por los suelos después de las evidentes muestras de doble discurso, cuando hablan de denuncia ante organismo de Naciones Unidas por un supuesto secuestro. No atinan a entender que las victimas constantes y permanentes de la violencia descomunal del Estado fueron y son las naciones y pueblos indígenas originarios, al violar sus derechos consagrados en la Constitución, al violar su territorio y parque, incluso al violar los derechos de los seres y ciclos vitales de la madre tierra. No tienen ningún escrúpulo en convertir a los verdugos en víctimas, al aparato de represión en las mártires, a los enardecidos colonizadores, quienes lo único que les interesa es la depredación de los bosques y el reparto de los territorios indígenas, después de que han confiscado sistemáticamente vituallas, alimentos y medicinas, después de que han confiscado dos camionetas de las organizaciones indígenas, con argumentos tan escabrosos de que se trataba de movilidades robadas, después de haber dejado sin agua a mujeres, niños y adultos, dejando atónitos y perplejos a todos y en especial a los personeros de organizaciones internacionales por tal inconcebible muestra de inhumanidad y venganza. Tienen la desfachatez de decir que fueron incluso nueve veces a dialogar. ¿Quién les cree? ¿Lo creen ellos? Entonces están locos, fuera de quicio. No se lama dialogo a una imposición sistemática, ir a decir lo mismo, que la carretera va a pasar por el TIPNIS, que se puede evaluar algunas variaciones, pero que la carretera va atravesar el Territorio y Parque Isiboro-Sécure, como si fuera el resultado de una fatalidad que no podemos eludir, sin atender para nada la demanda de los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, sin atender para nada los derechos de la madre tierra, establecidos en una ley corta de los derechos de la madre tierra. No se inmutan de este descaro, ni de esta desfachatez; empujados por la enajenación que produce el poder, creen que pueden distorsionar los hechos y convencernos de una narración completamente atolondrada. Aquí también se muestra el desprecio por la gente, por los interlocutores. Se cree que la opinión pública es maleable.
¿Qué se puede concluir te todo esto? Estos funcionarios enajenados, atrapados en el poder, son extremadamente peligrosos, empujan a la violencia, al enfrentamiento a la violación de derechos. Están dispuestos a todo para cumplir con sus compromisos con OAS, el IIRSA y el gobierno brasilero, así también cumplir los compromisos con los cocaleros, que ya se han repartido el territorio del TIPNIS, en las áreas aledañas a la carretera, habiendo hecho ya sus marcas respectgivas.
Los violadores de los derechos reclaman su supuesto derecho a bloquear el camino con la fuerza monstruosa del Estado, usando a la policía, creen que conmueven a alguien, incluso que va tener algún efecto internacional, cuando su imagen ha caído por los suelos después de las evidentes muestras de doble discurso, cuando hablan de denuncia ante organismo de Naciones Unidas por un supuesto secuestro. No atinan a entender que las victimas constantes y permanentes de la violencia descomunal del Estado fueron y son las naciones y pueblos indígenas originarios, al violar sus derechos consagrados en la Constitución, al violar su territorio y parque, incluso al violar los derechos de los seres y ciclos vitales de la madre tierra. No tienen ningún escrúpulo en convertir a los verdugos en víctimas, al aparato de represión en las mártires, a los enardecidos colonizadores, quienes lo único que les interesa es la depredación de los bosques y el reparto de los territorios indígenas, después de que han confiscado sistemáticamente vituallas, alimentos y medicinas, después de que han confiscado dos camionetas de las organizaciones indígenas, con argumentos tan escabrosos de que se trataba de movilidades robadas, después de haber dejado sin agua a mujeres, niños y adultos, dejando atónitos y perplejos a todos y en especial a los personeros de organizaciones internacionales por tal inconcebible muestra de inhumanidad y venganza. Tienen la desfachatez de decir que fueron incluso nueve veces a dialogar. ¿Quién les cree? ¿Lo creen ellos? Entonces están locos, fuera de quicio. No se lama dialogo a una imposición sistemática, ir a decir lo mismo, que la carretera va a pasar por el TIPNIS, que se puede evaluar algunas variaciones, pero que la carretera va atravesar el Territorio y Parque Isiboro-Sécure, como si fuera el resultado de una fatalidad que no podemos eludir, sin atender para nada la demanda de los derechos de las naciones y pueblos indígenas originarios, sin atender para nada los derechos de la madre tierra, establecidos en una ley corta de los derechos de la madre tierra. No se inmutan de este descaro, ni de esta desfachatez; empujados por la enajenación que produce el poder, creen que pueden distorsionar los hechos y convencernos de una narración completamente atolondrada. Aquí también se muestra el desprecio por la gente, por los interlocutores. Se cree que la opinión pública es maleable.
¿Qué se puede concluir te todo esto? Estos funcionarios enajenados, atrapados en el poder, son extremadamente peligrosos, empujan a la violencia, al enfrentamiento a la violación de derechos. Están dispuestos a todo para cumplir con sus compromisos con OAS, el IIRSA y el gobierno brasilero, así también cumplir los compromisos con los cocaleros, que ya se han repartido el territorio del TIPNIS, en las áreas aledañas a la carretera, habiendo hecho ya sus marcas respectgivas.