La Jornada

“No se puede confiar en que la prensa corporativa anglo-europea informe acerca de los intereses de América Latina”, dijo a La Jornada Julian Assange, editor en jefe de Wikileaks, por un canal seguro de mensajes electrónicos, y llamó a los mexicanos “a ayudar a descubrir las vinculaciones entre figuras del poder en América Latina y el mundo, y a compartir estos descubrimientos”. Dijo esto a La Jornada en el contexto de la liberación, por parte de Wikileaks, de unos 35 mil cables diplomáticos provenientes de Libia, Cuba, Siria, China e Israel, entre otros países.

Con esta acción, Wikileaks apuesta por una nueva forma de liberar la información. Luego de haberse asociado con cinco grandes medios en Europa y Estados Unidos, y luego con docenas en distintos países (La Jornada fue el sexto, en exclusiva para México), ahora opta por ofrecerlos directamente al público. Invita a que la gente lea los cables y reporte el contenido de los que le parecen interesantes. Lo llaman “una campaña masiva de periodistas ciudadanos”. El Departamento de Estado acusa a la organización de poner en peligro a periodistas, empleados públicos y activistas cuyos nombres aparecen en los cables difundidos.

Mediante Twitter (https://twitter.com/#!/wikileaks), Wikileaks dará a conocer los paquetes de cables, agrupados por país. Los “periodistas ciudadanos” pueden subir sus descubrimientos con el hashtag #wlfind. También hay un foro de discusión: http://wikileaks.org/Chat.html.

Desde que la organización empezó a liberar, el pasado 23 de agosto, los 35 mil cables, han surgido de ellos, entre otras, estas informaciones: hace menos de dos años, Estados Unidos vendía repuestos y partes a la Fuerza Aérea de Libia a través de terceros países (http://wikileaks.org/cable/2009/11/09STATE115561.html). En un cable liberado previamente, durante una reunión en 2009 con una delegación encabezada por el senador John McCain, el hijo de Kadafi, Muatasim, “enfatizó el interés de Libia por adquirir equipo militar letal y no letal estadunidense”. El senador le aseguró “que Estados Unidos quería proveer a Libia del equipo que necesita para su seguridad. Declaró que entendía los pedidos de Libia en lo que se refiere a la rehabilitación de sus ocho C130 y se comprometió a ver qué podía hacer para que las cosas avanzaran en el Congreso”. El senador independiente demócrata Joe Lieberman formó parte de esa delegación. Este legislador ha sido uno de los más activos opositores a Wikileaks (http://wikileaks.org/cable/2009/08/09TRIPOLI677.html).

La embajada estadunidense en París vela por los intereses de la empresa Monsanto (http://wikileaks.org/cable/2007/11/07PARIS4606.html) y por la agenda de la industria farmacéutica (http://wikileaks.org/cable/2009/12/09PARIS1745.html).

El Comité Internacional de la Cruz Roja confirma que fue atacado por fuerzas israelíes durante la guerra en Gaza, en 2008 (http://wikileaks.org/cable/2009/01/09JERUSALEM100.html).

El candidato presidencial guatemalteco Manuel Baldizón (derecha), señalado por segmentos de la opinión pública de su país por presuntos vínculos con el narcotráfico, pagó cerca de medio millón de dólares a nueve diputados de la oficialista Unidad Nacional de la Esperanza, UNE (61 mil dólares a cada uno), para que se pasaran a las filas de Libertad Democrática Renovada (Líder), la formación política del propio Baldizón (cable 08GUATEMALA150).

Hasta el jueves 25, la plataforma de filtraciones había publicado miles de cables provenientes de muchos países. Además de los ya mencionados, también estaban Alemania, Venezuela, Irán, Afganistán, Francia, Pakistán, India, Australia, Hungría, Grecia, Bulgaria, Yemen, Somalia, Sudáfrica, Polonia, Turquía, Rumania y Ruanda, entre otros países.

Los 35 mil despachos fueron catalogados por sus autores como “desclasificado”, es decir, que no entran en las categorías de “secreto” o “confidencial”.

En otro orden de hechos, la base de datos del portal permanecía, hasta la tarde de ayer, fuera de servicio. En diversas ocasiones Wikileaks ha denunciado que varias instancias del poder político y económico de Estados Unidos, el Bank of America entre ellas, han contratado a empresas tecnológicas para atacar los sitios del portal de filtraciones y a firmas especializadas en campañas mediáticas, a fin de distorsionar la imagen pública del trabajo de Wikileaks.