Entretanto, los opositores avanzan en Sirte, la ciudad natal del líder libio donde, según algunos datos, se esconde el coronel. Al mismo tiempo en Trípoli la situación sanitaria se hace cada vez más difícil.
En los hospitales la situación es preocupante, sobre todo para quienes combatieron en el bando gubernamental.
La operación de la OTAN en Libia está destinada a crear un Estado fallido y controlable. Es la opinión del analista Dan Glazebrook, según el cual en el país norteafricano se está repitiendo el mismo guion de Irak y Afganistán.
«Fundamentalmente, esta guerra sirve para mantener a África en una posición subordinada en la economía global. En el 2010, Gaddafi propuso a la Unión Africana —y esta lo aceptó— que ningún país del continente tuviese derecho a instalar bases estadounidenses en su territorio. Desde este momento, EE. UU. deseaba desesperadamente destituir a Gaddafi», sostiene Glazebrook.
Asimismo, el experto mantiene que «los rebeldes constituyen un grupo muy dispar. Algunos de los líderes que conocemos mantienen relaciones estables con Occidente y sus instituciones financieras desde hace ya varios años. La mayoría son gente de la OTAN que intenta suplantar al Estado libio, de la misma manera que se hizo en Irak o Afganistán, donde se instauró un Gobierno disfuncional e incapaz de garantizar la seguridad en medio de una guerra civil. Es decir, no se trata de un error de la OTAN, ellos prefieren crear Estados fallidos en vez de Estados potentes, independientes y capaces de introducir cambios».
«Es para eso que la OTAN está luchando en Libia y el Consejo Nacional de Transición es la visión de la Alianza respecto del futuro de su país», concluye el analista.
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