Entrevista al ensayista Hervé Fischer

Horacio Bilbao
Bitácora

Los grises de la e-administración, los riesgos de perder la privacidad, la fragilidad de la memoria y la necesidad de apostar a una ética planetaria, en esta entrevista con el pensador francocanadiense, que visitó la Argentina. «Para controlar el poder digital necesitaremos una nueva mutación de la especie humana», dijo.

Etiquetado como:Hervé Fischer Facebook es una moda pasajera y es inminente su declinación. Frente al avance irrestricto de la tecnología en nuestras vidas necesitamos de una nueva evolución… Quien habla es Hervé Fischer. Y sus declaraciones son toda una provocación. Un llamado a la reflexión. Incluso aquí, en Buenos Aires, este francocanadiense les enrostró a una veintena de funcionarios locales de Open data y gobierno abierto, que la e-administración no vale nada para los pobres. De allí que algunos lo llamen agitador. Pero sus posiciones son serias. Defiende, por ejemplo, la necesidad de un híperhumanismo, una ética planetaria frente la inercia de la fragmentación y la ruptura del sentido que arrancó con las posmodernidad y que se potenció formalmente a partir de la última revolución tecnológica. Frente al determinismo, antepone la voluntad humana, fundamental para afrontar el cambio de paradigma en el acceso y producción de conocimiento. Artista y filósofo, dueño de un currículum amplísimo, Fischer (París, 1941) ha publicado una veintena de libros entre los que se encuentran Los desafíos del cibermundo, La declinación del imperio de Hollywood y El choque digital. Invitado a participar de un Seminario internacional de periodismo digital en la Universidad Nacional de Rosario y de la Semana Internacional de Gobierno Abierto (Siga2011) que desarrolló en el microcentro porteño la semana pasada, contestó estas preguntas entre viaje y viaje, en su enésima visita a nuestro país.

De manera provocativa, ha dicho que la e-administración no vale nada para los pobres ¿significa esto que la doble administración será necesaria por siempre?

Claro que lo he dicho por provocación. Pensar en una e-administración global, para todos, es un sueño. No se puede pensar hoy de manera realista que una administración digital incluya todos los trámites. Inevitablemente se fragmenta. La idea de totalidad es pura utopía. Por el momento se puede decir que la doble administración tendrá que seguir dos generaciones más, como mínimo. Todavía hoy la mayoría de los ciudadanos no tiene computadora ni acceso a Internet.

Hay temor frente a la creciente cantidad de datos que manejan las empresas, ¿deberíamos tener el mismo miedo frente al las administraciones digitales de los gobiernos?

Me preocupa el poder de la administración misma, que se amplía con lo digital. Hablan demasiado de apertura y open data, con buena intención, pero también para no crear miedo frente al nuevo poder que acaparan. La idea de open data es irrealizable como todos sabemos, e inaceptable al nivel de la protección de la vida privada un aspecto muy importante de la democracia – , pero se afirma, se revindica como una estrategia de buena apariencia de la administración para que no nos inquietemos.

¿Qué riesgos entraña la contradicción que encarnan millones de personas sumergidas en el consumo y la tecnologización de sus vidas frente a otros tantos millones que, por decisión o por imposibilidad, viven completamente al margen de Internet y sus círculos?

Es mucho más rápida la alfabetización digital que la del alfabeto fonético o la lectura, la cual después de cinco siglos todavía es limitada y deja más de mil millones de seres humanos al margen. La brecha digital va a seguir porque resulta de la brecha económica y política, que es mucho mas larga y profunda. Es algo que lo digital no va a resolver. Pero no se debe denunciar tanto la brecha digital si no la desigualdad entre Norte y Sur, ricos y pobres. Es cierto, lo digital contribuirá a mejorar la situación, pero no podemos caer en el pensamiento mágico.

Curiosamente empresas, algunos gobiernos, incluso la ONU, intentan asimilar el acceso a Internet a un derecho humano cuando ni siquiera pueden cumplir con los Objetivos del Milenio… ¿qué clase de derecho sería ese?

Para mi no es la prioridad. El agua potable, la seguridad física, la educación, la libertad de expresión son más importantes. Una prioridad que no se respeta.

¿Qué seriedad le atribuye usted a teorías como la de Kevin Kelly o a conceptos como technological singularity, que ven la posibilidad de una «evolución biológica de la tecnología»?

Es parte de la utopía tecnocientífica de hoy, del poshumanismo. Si se habla de progreso médico, vale; si se dice que la tecnología es parte de la materia y de la naturaleza, no es nuevo. No debemos oponer naturaleza y tecnología, como en la tradición idealista. Seria estúpido intentar convertirnos en cyborgs o entusiasmarnos con otras pesadillas de este tipo. Tenemos que evitar el integrismo o fundamentalismo digital que se encuentra en los EE.UU. o en Australia. Tenemos que ser razonables, equilibrados. Más humanistas. No deberíamos iniciar una utopía tecnosocial o tecnobiológica al estilo en que los intelectuales iniciaron utopías políticas en el siglo XIX. Hemos visto el resultado. Es infantil esa utopía de la singularidad. Vale solamente para las películas de ciencia ficción.

¿El hecho de delegar varias de nuestras operaciones mentales en una máquina, qué desafíos nos plantea?

Las computadoras calculan, agregan, combinan pero no piensan. Tienen que ser estúpidas y no pensar para dar el resultado que esperamos de ellas. Sin esa disfunción, no sirven. Pero es importante que no deleguemos nuestra inteligencia, sensibilidad y ética a espíritus mágicos. Sean estos la naturaleza divinizada, Dios, o una computadora. Es significativo que hablemos de computer cloud -en el cielo- pero tampoco es bueno entregarse a la nube. Es necesario desarrollar nuestra lucidez, autonomía y poder tecnocientífico, pero controlándolo. Es un debate social muy importante, que encierra una diferencia notable. Dios es fruto de la imaginación humana, lo digital es creación humana, una herramienta poderosa que nos vas ayudar en nuestra evolución. Posiblemente ese poder tecnológico presente tantos riesgos que nos va a obligar a desarrollar una ética planetaria. Sería una paradoja espléndida que el poder y peligro de la tecnología digital nos lleve no solamente a más creatividad, más libertad, sino también a más sentido de responsabilidad y más ética.

¿Qué propone para salvar la oposición desarrollo mental vs. Desarrollo tecnológico?

No veo una oposición. Al revés. El error es pensar que lo tecnológico va reemplazar lo mental. Se complementan muy bien. Lo tecnológico es parte de nuestro nuevo humanismo.

Superficiales, el libro de Nicholas Carr, alerta sobre la posibilidad de que el uso indiscriminado de Internet nos convierta en seres distraídos, más tontos. ¿qué opina?

No lo leeré. Su tesis es una caricatura. Incluso frente al exceso de consumo, entretenimiento y desigualdad, soy optimista.

¿Por qué confiamos en los soportes digitales como reservorio de nuestras memorias?

Es un error confiar en la memoria digital. Lo digital vale por el acceso, por la combinación, el cálculo, pero se vuelve muy frágil y volátil como memoria. Es peligroso perder eventualmente nuestra memoria cultural, administrativa, etc. Necesitamos una doble memoria, de soportes tradicionales y digitales.

La tecnociencia a veces pierde de vista cuestiones éticas en su afán por avanzar y avanzar. ¿Cuáles son los desarrollos (los efectos de estos) que más le preocupan ahora?

Necesitamos una nueva mutación de la especie humana después de muchas otras en poco tiempo para ser capaces de controlar el poder digital que creamos de manera tan acelerada. Eso puede venir de un cambio de la estructura biológica de nuestro cerebro, puede venir de compartir más información e ideas entre más personas (inteligencia conectada) o probablemente, de una combinación de ambos aspectos. Si no, encontraremos nuestro propio fracaso. Esa mutación es necesaria, pero soy optimista. La evolución humana procede por adaptación dice Darwin, pero mas aun por divergencias, saltos. Lo he subrayado, y demostrado, varias veces.

¿Las artes visuales están terminadas? Es difícil sorprender, ya está todo hecho, y lo que sorprende, difícilmente sea arte. ¿Eso piensa? ¿Por qué?

Mi ultimo libro, al revés es titulado L avenir de l art El porvenir del arte (vlb, 2010). Hablo del regreso paradójico de la pintura en la edad digital, de la importancia del arte filosófico, critico, sociológico, pero digo también que encontramos un determino ético de la estética. Las artistas digitales, los que pretenden reemplazar los bellas artes, exigen un monopolio ilegítimo. Se mezclan con las industrias del entretenimiento. Pierden el poder crítico del arte. Hablo de la necesitad de reintroducir un diálogo entre bellas artes y artes digitales y de desarrollar «bellas artes digitales».

¿Y la literatura? Usted no daba gran crédito al e-book. Eso parece haber cambiado, ¿cómo lo ve ahora? Se cree confirmar el fin de la época de Gutenberg citando el éxito comercial de los libros electrónicos, sean de Amazon, de Sony, de Microsoft y tantas otras empresas, o las tabletas electrónicas de tipo iPad. Pero no se debe olvidar que este éxito comercial ha llegado después de muchos fracasos, uno tras el otro, y progresa hoy solamente en la medida que esos nuevos soportes electrónicos imitan más y mejor al buen viejo libro de papel: ergonomía, ligereza, tamaño, manipulación agradable de las páginas que suenan cuando las pasamos, superficie opaca de la pantalla, movimiento curvo… Hasta el olor de la tinta de imprenta se manda en bolsitas por correo tradicional. Eso sin hablar de la reducción espectacular de los precios. Los japoneses acaban de comercializar un soporte de lectura de libros electrónicos que imita hasta la flexibilidad de las paginas cuando se inclina la pantalla en diversos ángulos. Es decir que, paradójicamente, el libro tradicional de papel impreso es un modelo ineludible para cualquier éxito de tal imitación electrónica. Hablo del triunfo de e-Gutenberg a pesar de McLuhan.

Facebook, Google , entre otros, preanuncian el fin de la vida privada, o al menos parece que harán todo lo posible por no respetarla, ¿qué cambios avizora, cuál será el lugar de la intimidad?

Tenemos que resistir, denunciar el cinismo de Facebook y la ingenuidad de sus usuarios. Es fundamental respectar la vida privada en una democracia: es una conquista que no podemos perder. He escrito muchas veces contra Facebook y anunciado su declinación, que está cada vez más próxima.

¿Es optimista en relación al futuro?

Si el sentido es una voluntad, la ética es una voluntad, la dirección de nuestra evolución es una voluntad. No se lee, se decide. Tenemos que desarrollar más humanismo gracias a mas links. Dos veces hyper, entonces. En este sentido hablo de ética planetaria. Es más importante la ética que la tecnología para nuestro futuro.