Rosso Grimau
La Asociación de Víctimas del Agente Naranja de Vietnam recordó este 10 de agosto en Hanoi medio siglo de este abominable crimen, el bombardeo masivo de los EEUU con Agente Naranja sobre grandes extensiones del territorio vietnamita, cuyas secuelas marcaron de la forma más horrible y para siempre la vida a 4,8 millones de vietnamitas y a toda su descendencia, quienes sufren el llamado Dolor Naranja. La Asociación de Víctimas Vietnamitas recordó el trágico día en que comenzó una de las peores pesadillas que aun continúan sufriendo niños que nacen deformes, o con su sangre envenenada. 

En la década entre 1961 y 1971, el criminal gobierno norteamericano roció gran parte de Vietnam con más de 80 millones de litros de un letal herbicida defoliante, producido por Monsanto y Dow Chemical con 61% de Agente Naranja y 355 kilos de dioxinas, que desde ese entonces y hasta hoy día siguen causando sus estragos en la población vietnamita afectada y en los territorios aun contaminados.

Dicho agente naranja usado de manera indiscriminada por el Ejército Estadounidense durante la Guerra de Vietnam es una mezcla de 2 herbicidas hormonales: el 2,4-D y el 2,4,5-T; por la inusual demanda del defoliante durante esos 10 años, las empresas fabricantes para cubrir los pedidos no purificaban en su síntesis la segunda sustancia dioxina 2,4,5-T, tetraclorodibenzodioxina, presentando esta un muy elevado contenido de un subproducto hormonal altamente cancerígeno. Ese residuo marcó para siempre terribles secuelas en la población vietnamita y en los propios soldados estadounidenses, las peores secuelas se hacen notables principalmente en las progresivas descendencias de los contaminados por su absorción directa o indirecta por vía oral o cutánea, quines adquieren altas probabilidades de sufrir malformaciones severas y cáncer.

Hasta la fecha el gobierno de los EEUU se niega a asumir su culpa por el horrendo crimen químico cometido, siendo este el caso de guerra química de mayor envergadura y más larga duración de la historia, provocando las consecuencias más indeseables, destructivas e indignas para la vida jamás visto por la humanidad. Más de 4,8 millones de vietnamitas resultaron expuestos a los efectos letales del agente naranja, de los cuales más de 3 millones son víctimas aun de sus nefastos efectos directos.

Todavía hoy día, en varias partes del territorio de Vietnam el índice de dioxina residual en el ambiente, en plantas, en animales, y en los propios pobladores, supera en niveles muy superiores al permisible según la agencia estadounidense de protección ambiental. En esos lugares, la tasa de ocurrencia de enfermedades de cáncer y deformaciones congénitas en las generaciones de hijos y nietos de los afectados, es muchísimo más alta que en los sin contactar con el letal tóxico norteamericano.

La administración yanqui en 1984 solo aprobó fondos para los veteranos de guerra estadounidenses afectados por su propio agente naranja, rechazando siempre indemnizar a las víctimas vietnamitas, por lo cual la AVAV presentó una demanda ante los tribunales estadounidenses contra 37 compañías productoras y distribuidoras de la sustancia mortífera al Ejército estadounidense (entre las que destacan Monsanto, Dow Chemical y Diamond Shamrock). Logrando que entre los años 2007 y 2010 algunas organizaciones no gubernamentales estadounidenses enviaran 24 millones de dólares a Vietnam, y 34 millones en 2011 para proyectos de saneamiento del medio ambiente y asistencia a personas afectadas.

Decenas de miles de habitantes de Ha Noi participaron el 07 de agosto en una caminata de solidaridad con las víctimas por el 50 aniversario del inicio de la catástrofe del Agente Naranja (su fecha oficial es 10 de agosto de 1961). Esta marcha fue auspiciada por la Cruz Roja y diferentes organizaciones nacionales y extranjeras, con el lema deMejorar la salud y condiciones de vida para las víctimas”. El Comité organizador inició El Mes de Acciones por las víctimas del agente naranja”, durante la cual se prevé recaudar US$ 3,5 millones a favor de los afectados, también se requieren actividades de solidaridad internacional como la entrega de becas a hijos de las victimas, promoción de un programa de donación de sangre y organizar exposiciones fotográficas sobre los nefastos efectos del letal tóxico sobre la salud humana y el medio ambiente.

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