Esteban R. Delgado (*)
Como la gran mayoría de los medios de comunicación privados (y públicos) escritos, el control sobre la composición accionaria, la gerencia o la dirección editorial, son al menos, pro-sionistas. Hábilmente han sabido montar un cerco mediático, bloqueando información que muestre los horrores producidos por las fuerzas de la OTAN o el ejército de ocupación del Estado terrorista de Israel.
Sutilmente publican información a favor del gobierno de Cristina Kirchner, pero emprenden una campaña de ocultamiento de logros de gobiernos amigos como los de Evo, Chávez, Ortega o Correa. Difícilmente mencionen noticias de Cuba.
El paso de Martín Granovsky (ahora en Página12) por la Agencia de Noticias TELAM (agencia oficial), fue bochornoso: como ejemplo mencionamos que durante la operación “Plomo Fundido” de ocupación y bombardeo sobre población civil de Gaza con bombas de fósforo (prohibidas por la convención de Ginebra), directamente omitían cualquier mención de las atrocidades del ejercito del Estado de Israel.
Asimismo, ensalzaba de manera mercenaria las actividades del embajador de EE UU en Argentina, Earl Wayne, favoreciendo las presiones del Departamento de Estado sobre el Gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.
Sin embargo ahora en Libia, los periodistas de los medios escritos como Página12, Tiempo Argentino, EL Argentino -tres medios considerados “progubernamentales”- descubren atrocidades.
EL periodista Santiago O’Donell escribió sin desparpajo: “Porque a veces las cosas se confunden. Primero Khadafi le disparó a su pueblo. Después vino la guerra civil y cuando los rebeldes estaban sitiados, porque Khadafi tenía muchísimos más fierros, y antes de que el líder libio pudiera extraer venganza, llegó el bombardeo de la OTAN. Entonces los rebeldes se armaron y la tortilla se dio vuelta. Hoy, los cadáveres que afean Trípoli son los de los mercenarios contratados por el dictador. Un tipo que alguna vez supo alumbrar una revolución” socialista, pero que en algún momento perdió el rumbo y terminó cometiendo un genocidio”.
Descontextualiza el proceso histórico político libio, fragmentando la información y omitiendo por ejemplo el montaje realizado por laboratorios de guerra mediática sobre la supuesta alternativa de los “rebeldes” buenos en Libia.
Aunque es tan evidente la influencia del lobby yanqui pro-sionista en los medios oficialistas argentinos, no parece importarle mucho a la dirigencia política ni a los propios medios alternativos de comunicación.
La ley de medios audiovisuales, debiera incluir una instancia de investigación de contenidos para visualizar desequilibrios informativos en materia de tratamiento de noticias –sin censura- sobre todo en materia de delitos de lesa humanidad relacionado con las invasiones (Palestina, Irak, Afganistán) o golpes de Estado-Desestabilizaciones (Venezuela, Honduras, Bolivia, Argentina) y bombardeos sobre población civil por parte de gobiernos integrantes de la OTAN y sus aliados.
El lobby yanqui-pro-sionista esta a Full en los medios oficialistas argentinos.
(*) Comunicador Social