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«Podemos vivir mejor con menos, trabajando menos horas, consumiendo menos y acrecentando nuestra vida social». Carlos Taibo, profesor de Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad Autónoma de Madrid y experto en la teoría del decrecimiento, participa en los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria para explicar en qué consiste esta corriente y sus ventajas.
-¿Qué es el decrecimiento?
-Es una propuesta que parte de la idea de que en el Norte rico hemos dejado claramente atrás las posibilidades medioambientales y de recursos que la tierra nos ofrece, algo que nos obliga a dar marcha atrás, a reducir nuestros niveles de producción y consumo en el buen entendido de que esto no necesariamente tiene que ver con una reducción de nuestro bienestar y de nuestra felicidad. El hiperconsumo al que nos entregamos en las sociedades de la opulencia tiene más que ver con nuestro malestar, con nuestra vida carente de sentido, que con el acrecentamiento de nuestra felicidad. Con lo cual la idea de que podemos vivir mejor con menos, trabajando menos horas y consumiendo menos, acrecentando nuestra vida social, me parece que empieza a instalarse en una buena parte de los habitantes de países como el nuestro.
-¿Qué tipo de sistema económico se plantea como alternativa desde el decrecimiento?
-Hay percepciones distintas dentro del decrecimiento. Por formular dos grandes ideas, el proyecto que defiendo no responde a todos nuestros problemas, es una agregado a las contestaciones históricas del capitalismo. De manera más precisa, el decrecimiento reivindica la primacía de la vida social frente a la lógica de la producción, la competitividad y el consumo; el ocio creativo frente a las formas de ocio siempre vinculadas con el dinero y el consumo; el reparto del trabajo; el establecimiento de una renta básica de ciudadanía que permita hacer frente a los problemas innegables que se revelarán al calor de la aplicación de un programa de decrecimiento; la recuperación de la vida local frente a la lógica desbocada de la globalización en un escenario de reaparición de la democracia directa y la autogestión. En el terreno individual, la sencillez y la sobriedad voluntaria.
-¿Qué pueden hacer los ciudadanos de a pie para promover la sostenibilidad?
-Asumir un comportamiento ecológico y social más digno. Reducir, por ejemplo, cuando podamos, nuestros niveles de consumo energético. Organizarnos para articular estructuras colectivas que planteen proyectos más severos que impliquen una transformación de las reglas del juego en nuestras sociedades. No espero nada de nuestros dirigentes políticos.
-¿Qué elementos del sistema capitalista han provocado esta situación?
-La gran discusión hoy es si no está perdiendo dramáticamente los mecanismos de freno que en el pasado le permitieron salvar la cara, si llevado de un impulso que al parecer es incontenible, encaminado a acumular beneficios espectaculares en un espacio muy breve, no está cavando su propia tumba con nosotros dentro, que es lo realmente grave. En cualquier caso, la dimensión medioambiental del capitalismo es una dimensión de un sistema que no admite el freno.
-¿Qué significa que hemos alcanzado el denominado como pico máximo del petróleo?
-Con él se hace referencia a que las materias primas energéticas que estamos utilizando se hallan en un activo proceso de agotamiento. Este pico del petróleo nos recuerda que la crisis no sólo es financiera, hay otras crisis en la trastienda: el cambio climático, los problemas demográficos que atenazan a regiones enteras del planeta, el expolio de la riqueza humana y material de los países pobres, son crisis a las que no solemos prestar atención en el discurso político cotidiano.
-¿No tiene ninguna esperanza en que esto vaya a mejorar?
-En el circuito del decrecimiento hay un sector que piensa que esto sólo va a cambiar el día que llegue el colapso. Si seguimos así va a ocurrir, lo que no sé es cuándo. Hay que tomar medidas para evitar que ese día llegue, pero me temo que la lógica del mercado mueve el carro en otro sentido para hacer lo que estamos haciendo.