
En concreto, ha sido una comisión parlamentaria la que ha detectado esta financiación “un tanto sorprendente” al revisar las cuentas del Ministerio de Desarrollo Internacional (DfID, por sus siglas en inglés).
Un portavoz del propio ministerio, citado por el Independent, ha reconocido esa contribución, alegando que así reconocía “el papel de la Iglesia católica como una de las mayores fuentes de servicios sanitarios y educativos en los países en desarrollo”.
Un gasto muy criticado
Los argumentos del Gobierno son los mismos que ya usó en septiembre para justificar un gasto muy impopular entre la población británica, donde solo el 10% es católico, según analizaba entonces la corresponsal de TVE en Londres, Anna Bosch.
“Mucha gente estará tan sorprendida como nosotros de descubrir que el dinero británico destinado a la ayuda se empleó para financiar la visita del papa el año pasado“, ha dicho ahora el diputado Malcolm Bruce, que preside la comisión de ayuda internacional.
El Gobierno “debe explicar exactamente en qué se gastó esta cantidad y cómo cuadra con nuestros compromisos de ayuda internacional”, ha añadido el parlamentario del Partido Liberal Demócrata, aliado de los conservadores en el poder.
La partida presupuestaria destinada a la ayuda al desarrollo internacional fue una de las pocas que escapó al drástico plan de recortes anunciado en octubre pasado por el nuevo Ejecutivo de David Cameron.
En España, la plataforma Europa Laica ha pedido que el Estado no sufrague las visitas del papa. Su reciente viaje a Santiago de Compostela y Barcelona tuvo un coste para el contribuyente de casi 5 millones de euros y el que hará el próximo agosto a Madrid para las Jornadas Mundiales de la Juventud puede sobrepasar los 50 millones, según cálculos de esta plataforma, que el diario Público eleva hasta el doble (a falta de información oficial por ahora).
