César González

Militantes de la vida, se cierne sobre la especie humana y, quizá, más dramático aún, sobre todo ser vivo existente en la tierra, una terrible amenaza: “los impulsos y pasiones más viles de los hombres” (Engels) hechos materia en la superlativa codicia voraz y vulgar por la riqueza individual. Todo: el aire, el agua, la luz; el saber o la ignorancia, absolutamente todo, incluida la vida humana misma, es convertido en fuente de riqueza. Poco importa al ser codicioso que luego no haya agua, aire limpio, luz, árboles, ríos. Pareciera que ante sus ojos, forjados pétreos por el deslumbramiento del lujo y la opulencia, la desolada y yerta naturaleza fuera el alimento para su inútil alma.

El SER codicioso, engendro de dos centurias y media de capitalismo, no es ya, angustiosamente, exclusivo de la minúscula clase poseedora de bienes. NO. Es parte constituyente de los sentimientos humanos sin distingo de privilegios y del tener; es un sentimiento que eficazmente el capitalismo lo hizo intrínseco al comportamiento colectivo humano, condición necesaria para legitimar y reproducir los (anti)valores del sistema. El que no tiene busca ser parte de la minoría a expensa misma de su existir; se hace a sí mismo fuente de riqueza, se enajena, se auto convierte en mercancía y, por tanto, seguro desecho del sistema. Nadie escapa a ese fin, ni siquiera los que tienen. Tan víctimas del capitalismo son los que mueren por falta de alimentos como los que mueren por su excesivo consumo, pero los últimos son, a conciencia, verdugos de los primeros.

Pero el capitalismo, ya viejo e incapaz de cumplir la promesa de volver rico a todos, entró en una profunda crisis, crisis general que en realidad son muchas crisis: financiera, productiva, ambiental, energética, alimentaria, ética, moral. Se avizora una gran recesión en el mundo imperial capitalista que representa más del 60% de la economía mundial, con crecimientos espasmódicos en las periferias: ej. China y Brasil que pronto sucumbirán ante el congelamiento de las economías más poderosas. El actual no es capitalismo industrial, por lo tanto no es una crisis del capitalismo industrial, es capitalismo financiero.

El mundo consume 83 millones de barriles diarios; dentro de 30 años no será posible consumir más que unos 30 millones. La tasa de crecimiento de la economía mundial viene cayendo desde 1970. La producción bruta mundial, medida en dólares, es de aproximadamente 60 billones de dólares, mientras que la masa financiera mundial es de 1000 billones de dólares. Esto es parasitismo financiero puro, un capital que no tiene como soportarse, que se autoreproduce sin control, convirtiéndose en destructor de su propia y real base productiva. El capitalismo para sobrevivir debe garantizar el crecimiento de la economía, de lo contrario pierde su oxígeno. Ese oxígeno es el recurso energético el cual llegó a su límite, no hay alternativa en el corto plazo, no hay sustituto de gran escala para la energía fósil.

Una civilización decadente es sumamente peligrosa. Un síntoma de la decadencia es la militarización de la sociedad mundial, el acudir a la guerra para destruir capital, para buscar nicho al capital financiero, que así mismo, en la nueva hechura de capital, sigue reproduciéndose geométricamente. 75% de los gastos militares del mundo los concentran EEUU y la OTAN

En este punto de la reflexión vale una interrogante ¿Ha llegado el ser humano capitalista al punto de no retorno de su proceso auto deshumanizante? Responderla afirmativamente equivaldría a negar el hecho, en si mismo contradictorio, de que, como nunca en la historia de la humanidad, el ser humano durante el capitalismo ha sido capaz de producir los más extraordinarios avances en las ciencias y en la tecnología.

El capitalismo es un viejo que aunque se le de tratamientos va a morir ¿Cómo hacemos para que no arrastre a los seres reales, de carne y hueso, que respiran?

LA CUESTIÓN, A CORTO PLAZO NO ES NI SIQUIERA TRASCENDER A UNA NUEVA SOCIEDAD, ES CÓMO SALVAMOS A LA HUMANIDAD DE LA FUERZA DESTRUCTIVA E INCONTROLABLE GENERADA POR EL CAPITALISMO

http://www.saboteamos.info/2011/03/03/video-jorge-beinstein-la-crisis-del-capitalismo/

Aceptar el chantaje de la violencia, en nombre de la paz burguesa, es aceptar ser esclavos