Daniel Víctor Sosa

La Organización Mundial del Comercio (OMC) evaluó que los contribuyentes y consumidores de la Unión Europea (UE) transfirieron a los productores agrícolas casi un billón (un millón de millones) de euros en el decenio que va hasta 2009, lo cual “mantiene la producción y las exportaciones en un nivel más elevado y las importaciones en un nivel más bajo que el que alcanzarían normalmente”.

La OMC llevó a cabo entre el lunes y viernes pasado en Ginebra, Suiza, el décimo examen de las políticas y prácticas comerciales de la UE, a partir de sendos informes de la secretaría de la Organización y de la propia Unión Europea.

El organismo precisó en un detallado análisis el impacto que provocan sobre los exportadores de commodities agropecuarias, como es el caso de la Argentina y otros países emergentes, los subsidios y la Política Agrícola Común (PAC) en general.

Según la UE, algunos estudios indican que la plena liberalización de la PAC (es decir, la eliminación de los pagos directos, las medidas relativas a los mercados, los aranceles a la importación y el apoyo a la exportación) no reduciría radicalmente la producción, pero tendría “un fuerte impacto en los ingresos agrícolas y el equilibrio territorial”.

Otros estudios, sin embargo, indican que la Política Común sigue teniendo efectos negativos, tanto dentro como fuera de la UE, aún después de las reformas de los 20 últimos años.

La OMC señala que la PAC representa “un nivel de ayuda elevado”, si bien la amplia reforma de la ayuda interna y de las subvenciones a la exportación “ha mejorado la transparencia y reducido las distorsiones en el comercio y la producción”.

En cuanto a las medidas de sostenimiento de los precios del mercado interno, la Organización contabiliza “intervenciones; ayudas al almacenamiento privado; contingentes de producción; subvenciones a la exportación; y otros programas que restringen el suministro”, además de “subvenciones a los consumidores que promueven el consumo (como el programa de distribución de leche en las escuelas)”.

Aunque estos programas disminuyeron considerablemente en los dos últimos decenios, se mantienen para cuatro rubros.

Concretamente, el trigo (a 101,31 euros por tonelada, hasta 3 millones de toneladas); la mantequilla (a 2.217,51 euros por tonelada, hasta 30 mil toneladas); la leche desnatada en polvo (a 1.746,90 euros por tonelada, hasta 109 mil toneladas); y la carne de bovino, cuando el precio de mercado medio en un Estado miembro o en la región cae a menos de 1.560 euros por tonelada durante dos semanas consecutivas.

También se fijaron precios de intervención para otros productos, entre ellos: trigo duro, cebada, maíz y sorgo (al mismo precio que el trigo); y arroz paddy (a 150 euros por tonelada), y se establecieron precios y cantidades de intervención para el azúcar (que dejaron de aplicarse a finales de septiembre de 2010).

La Comisión podrá decidir continuar el régimen de intervención pública en todos esos productos (menos la carne), por encima de los límites señalados, cuando lo requieran la «situación del mercado y, en particular, la evolución de los precios».

En este marco, la UE compró en 2009 en régimen de intervención 76.367 toneladas de mantequilla y 256.982 de leche desnatada en polvo (que fueron colocadas en el mercado en 2010, tras el aumento de los precios); 1.568.000 toneladas de cereales en la campaña de comercialización 2008/2009, y 5.875.000 toneladas en 2009/2010.

La OMC también constata ayudas al sector de las frutas y hortalizas por medio de las organizaciones de productores y sus programas operativos.

El organismo advierte luego sobre el probable “impacto en los mercados mundiales, especialmente para las semillas oleaginosas”, como consecuencia de las directivas relacionadas con el incremento en la utilización de biocombustibles.

“Si bien no hay un objetivo específico de aumentar los precios internos, para alcanzar el requisito de lograr una participación de 10% de energía renovable en la gasolina y el diésel para 2020 se necesitará una mayor producción de etanol y biodiésel y demanda de materia prima para su producción”, señala la OMC.

Probablemente, concluye, la mayor demanda requerirá «un aumento de la producción y de las importaciones» y necesitará «ciertas tierras que habrán de desviarse de otros cultivos”.