José Rafael Mendoza Márquez(*)

El anuncio del presidente Chávez a todo el país y al mundo, sobre su estado de salud y su recuperación, pone sobre la mesa, para su análisis y discusión sin vacilación, lo que muchos de nosotros habíamos manifestado hace tiempo, aún cuando fuimos acusados de revisionistas o inclusive de contra revolucionarios, y es el tema de la necesaria formación, preparación y consolidación de cuadros políticos comprometidos con un proyecto político y social, pero histórico, estratégico y trascendental, no coyuntural. De forma tal, que el peso del proyecto revolucionario no descanse sobre los hombros de una persona, aún cuando sea el líder indiscutible.

El comandante Chávez, es el líder, la bujía, es el motor que impulsa este proyecto político, de transformación de una sociedad vagabunda y desigual, por una justa y humana. Es el líder indiscutible del proyecto de revolución socialista en Venezuela, con enorme peso e influencia en el escenario continental.

Pero su figura y responsabilidad, emblemática y necesaria en este tiempo histórico, no puede ser única y exclusiva, debe construirse un liderazgo colectivo, que le acompañe en las funciones de Estado y de gobierno, pero también que le acompañe en las funciones del trabajo social, en la gestión gubernamental, en los distintos niveles y a nivel territorial.

He mantenido la tesis, que la gestión gubernamental no sirve, no funciona, no tiene un verdadero alcance, no transforma. Muchos de los dirigentes y personas que se han designado en puestos claves, no tienen la más mínima idea de la gerencia, mucho menos de transformar. No existe una estructura partidista que articule, que supervise la gestión gubernamental, que critique y que a su vez construya una alternativa ante una política mal adoptada. Tenemos por el contrario, una dirigencia adulante, poco preparada (tanto en lo ideológico, como en lo técnico y profesional), que finalmente termina burocratizando cada vez más al aparato administrativo, haciéndolo más ineficiente e ineficaz.

A veces, pareciera que quien construye y se critica a sí mismo, es el líder del proyecto, pero no hay un verdadero acompañamiento. No existe una Escuela política de formación, que implique  la necesaria formación en lo político, pero también en las técnicas para gerenciar y para gobernar.

Las políticas sociales, mayormente sectoriales, de carácter universal, siguen teniendo un enfoque fundamentalmente asistencialista, y a pesar del éxito que han tenido, pues han sido necesarias para ir superando la inequidad, desigualdad y exclusión social, han sido adoptadas gracias a la visión estratégica del líder político. Estas políticas, el proyecto de transformación de la sociedad, debe estar dirigido por un gobierno verdaderamente revolucionario, y ello implica un liderazgo y dirección política compartida. Ese es el reto. Construyámoslo juntos, pero capacitemos y formemos para ello.

La vida y salud del comandante será larga, pero no eterna. En él descansa la guía y la orientación del proyecto revolucionario, pero no puede ser el único que la ejecute y la consolide. Por estas y otras razones, exigimos unidad del movimiento revolucionario, que comience una nueva etapa, donde nos deslastremos de corruptos, dirigentes y Ministros mediocres que viven de las cámaras de VTV y otros medios estatales, y nos transformemos en verdaderos constructores de una revolución que aún está muy lejos de ser la que el pueblo reclama y anhela.

Comandante Chávez, desde esta trinchera de lucha, le deseo pronta recuperación. Su presencia es necesaria, pero entendemos que no puede ser de por vida, y usted como cualquier ser humano, deberá entender, que hay que emprender esta lucha de ir depurando el proyecto político de tanta miseria y corrupción. La gestión gubernamental no es la más exitosa, eso lo sabe el pueblo, pero mantiene su confianza en la voluntad política y en la capacidad de muchos compañeros que seguimos de frente aunque nos cueste la vida, comenzando por su ejemplo.

Hasta la victoria Siempre, Venceremos!!

josermendoza@hotmail.com

(*)Politólogo