Lic. Anibal Talaferri
La soberanía tecnológica continúa condicionada por feroces lobbies empresarios de los estados Unidos que utilizan todas las forma s posibles de penetración y condicionamiento de las decisiones políticas, económicas y tecnológicas de los países en desarrollo.
En un mundo en el que el conocimiento es una variable esencial para la transformación de la sociedad, es conveniente salir de esquemas dependientes de empresas transnacionales; esto constituye una condición básica para avanzar hacia un proyecto de país con independencia política y soberanía económica para alcanzar la justicia social.
En Argentina, parece existir un discurso contradictorio de la Presidenta quien invoca a la ciencia y tecnología como instrumentos para la construcción del futuro, pero ese futuro continúa atado a alianzas de corporaciones transnacionales con organismos del Estado relacionados a estas disciplinas de la técnica.
Desde hace varios años el Conicet continua una relación muy estrecha con grupos internacionales alimenticios, biotecnológicos, nanotecnológicos que financian programas de investigación y otorgan premios a investigadores argentinos sin haber un motivo aparente más que influir y hasta orientar las políticas e investigaciones en ciencia y tecnología que debe desarrollar el país.
En 2010 se llevo a cabo la Séptima Edición del Programa de apoyo al desarrollo científico tecnológico Dupont-Conicet, el tema previsto fue en esta ocasión las denominadas “Energías limpias”.
La Dra. Rovira, titular del CONICET -máximo organismo de Ciencia y Tecnología argentino- fundamentó su idea…”Hoy la investigación en áreas tales como motores de hidrógeno, energía eólica, solar , mareomotriz, energía atómica, entre otras, debe jugar un rol de gran importancia para el mundo”.
En general las empresas norteamericanas -y en este caso el monopolio Dupont son las que van presionando a los funcionarios ministeriales y comprando voluntades para que las inversiones en investigaciones y desarrollos se dirijan hacia temáticas que respondan a sus propios intereses, y que luego los científicos argentinos presentan como desarrollos propios producto de la innovación y conocimiento “argentinos”.
En esa oportunidad el Dr. Juan Vaquer –Presidente de Dupont argentina, que aportó el subsidio de 25 mil dólares para el Proyecto ganador- dijo…”para nosotros pensar en un Proyecto para promover la investigación científica es algo natural. Lo que sabemos hacer en Dupont –una empresa de más de 207 años- es precisamente utilizar la ciencia para solucionar necesidades. De la sociedad, de los clientes, del país”… Vaquer historió el origen de este Programa, durante los años difíciles: 2002 y 2003…”decidimos apostar al largo plazo. Apostar a la investigación científica, tratar de estimular, de salir de la coyuntura”… Y resumió el éxito de la convocatoria…”tenemos más de 250 proyectos presentados en estos 7 años; 165 mil dólares que la compañía entregó a los ganadores de proyectos para que los pudieran llevar al paso siguiente”… Dirigiéndose a la Dra. Rovira, reveló…”Sin el Conicet no podríamos llevar adelante este Proyecto solos y el éxito que tiene”.
La Argentina ,de tradición industrialista basada en innovaciones nacionales, continúa ligada a intereses corporativos de monopolios internacionales que controlan la política tecnológica del país por medio de refinados instrumentos de presión e influencia fijando estándares de calidad de productos y servicios, criterios de patentamiento, una casi nula transferencia de tecnología excepto para sus casas subsidiarias, cooptación de funcionarios y científicos que orientan y recomiendan las políticas al poder ejecutivo.
Para esto, la embajada de EE UU y la Cámara de Comercio Argentino norteamericana siempre están listas para influir en la toma de decisiones de todos los gobiernos.