Dr. Esteban Fernández Moreno


Si Ud. es un empresario, le informamos que cualquier empresa o entidad puede obtener una licencia para el uso y explotación, en la Argentina o en el resto del Mundo, de productos y procesos patentados por el CONICET, o sobre cualquier desarrollo del CONICET no patentado. En algunos casos también se puede obtener la titularidad de estas tecnologías. Como contraprestación por la licencia o por la venta de la tecnología, el CONICET recibe una regalía (royalty) por las ventas o el uso de la tecnología licenciada o una suma fija. La tasa de la regalía o el monto a percibir por el CONICET varía de caso en caso y se acuerda con la empresa”.

Así reza en su declaración de propuesta de negocios el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), organismo nacional de investigación, que por lo expuesto en su política de protección por patentes considera al producido colectivo de los investigadores argentinos como “mercancías”.

En su argumentación sobre la conveniencia de patentar las investigaciones, el CONICET aclara a los posibles “clientes” empresarios:

Si una empresa requiere un desarrollo específico, en algún área del conocimiento, pero no está interesada en ninguna de las patentes del CONICET, puede acordar un convenio de investigación y desarrollo que puede culminar en una patente u otro tipo de título como un modelo de utilidad, un modelo o diseño industrial, o una nueva obtención vegetal”.

EL estado argentino invirtió en 13 años la friolera de mil (1000) millones de dólares en concepto de investigación y desarrollo con endeudamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) distribuidos por la Agencia Nacional de Producción, Ciencia y Tecnología o por el CONICET a una diversidad de proyectos cuyos resultados son difícilmente comprobables en la realidad.

Los principios de colaboración, complementariedad y solidaridad enunciados por el gobierno argentino se topan contra la pared en su política de promoción de investigaciones que, supuestamente llevarán mayor valor agregado a los productos primarios del sector agropecuario e industrial argentino, aunque los deseos presidenciales parecen estar muy lejos de la realidad.

En octubre de 2010 una denuncia penal fue realizada por un científico de carrera por la venta de resultados del biólogo molecular argentino e Investigador Principal del CONICET, Dr. Néstor José Carrillo, a la empresa británica Plant Bioscience Limited o PBL TECHNOLOGY sin la participación institucional del estado argentino ni del CONICET.

Según la denuncia “A su vez, la empresa PBL TECHNOLOGY, que tenía la prioridad del patentamiento desde el 24-10-01, habría revendido esta patente en fecha aún no identificada por el valor de varios millones de euros a la empresa química alemana de BASF en una operación que se materializó como una triangulación de intereses…”

Asimismo, el Directorio del CONICET inició tratativas para celebrar también él un convenio con la misma empresa británica pero esta vez tercerizando con la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que habría concretado por escrito el 31 de julio de 2010 http://infoalternativa.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=1899:avance-cientifico-de-la-unl-y-el-conicet-beneficia-a-los-productores-rurales&catid=37:argentina&Itemid=57
Por ese convenio, el CONICET autorizó a PBL el uso y explotación de tecnología de su propiedad (patentada o no patentada), a cambio de lo cual el CONICET habrá de percibir una suma fija o una regalía, cuyos montos se desconocen. En todos los casos el Directorio del CONICET deberá aprobar cualquier acuerdo sobre comercialización de los resultados de investigación y desarrollo tecnológico

Las últimas patentes que el CONICET ha logrado comercializar incluyen un gen desarrollado para obtener plantas transgénicas tolerantes a la sequía y la salinidad de la tierra obteniendo dos nuevas patentes en India y Australia. Es la quinta patente conseguida por el Conicet, la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la empresa Bioceres.

Las patentes concedidas recientemente cubren la utilización del gen Hahb-4 y son propiedad del Conicet y la UNL, con derecho de uso y explotación por parte de Bioceres. Fue llevado adelante por Raquel Chan y su equipo de investigadores en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), instituto del Conicet y la UNL en la provincia de Santa Fe.

Otros dos proyectos ya fueron aprobados en Estados Unidos:

Cox-5c. Primera patente biotecnológica concedida en 2009 a Bioceres S.A., el Conicet y la UNL. Objeto de la patente: “Promotor y potenciador de genes”, es decir, una molécula de ADN que produce y aumenta el nivel de expresión de genes en las células de las plantas.
Hahb 10. Segunda patente biotecnológica concedida en 2009 a Bioceres S.A., el Conicet y la UNL. Objeto de la patente: Una construcción que contiene la secuencia codi_cante del gen Hahb10 de girasol, método para generar plantas con el ciclo de cultivo más corto y con alta tolerancia a herbicidas y las plantas transgénicas que contienen dicha secuencia.

Los prestamos del BID dirigidos a desarrollos en agro-tecnología son fomentados por el lobby sojero de las transnacionales de la agro-industria que junto a centros de investigación del estado argentino terminan desarrollando tecnología que generan ganancias extraordinarias a los monopolios de Cargill, Nidera o Dupont, promotoras del sabotaje alimentario del año 2008 que hizo tambalear al Gobierno de Cristina y Néstor Kirchner.

El propio gobierno crea las armas desestabilizadoras en tanto los ministros y funcionarios del Ministerio de Ciencia y Tecnología relatan un cuento de hadas a la Presidenta argentina que confía en el modelo CONICET de construcción de futuro de la mano de las corporaciones que ella pretende combatir.