David Freitez
La reciente sanción impuesta por el imperialismo norte americano contra la principal industria del país, deja de manifiesto la intención por parte de la burguesía internacional de enfrentar al gobierno venezolano con el firme propósito de hacerlo retroceder en sus posiciones progresistas y revolucionarias.
El motivo expuesto por la administración norteamericana se basa en que Venezuela mantiene las relaciones económicas con Irán, país el cual según los EE.UU está desarrollando planes de construcción de armas nucleares (manifestación del cinismo a la decima potencia, ya que son los EE.UU precisamente los que tienen un gigantesco arsenal de bombas atómicas)
Como un policía mundial el gobierno estadounidense pretende imponer su agenda diciendo a quienes debemos tratar y a quienes no, adjudicándose el derecho de decidir hasta con quien debemos mantener relaciones comerciales y políticas para así complacer su intención de castigar a aquellos gobiernos que tienen divergencias políticas con ellos.
Ahora bien sabemos que el gobierno norteamericano de antemano sabe cuál será la respuesta del gobierno y de la mayoría del pueblo venezolano, que dignamente diremos Yanqui go home. Por lo que no es difícil intuir que entre las intenciones que se esconden detrás de estas acciones está allanar el terreno para una posible intervención militar imperialista en nuestro país, para hacerse así de los recursos energético, al mismo tiempo que detienen el proceso de cambio y construcción revolucionaria.
Seguramente algunos dirán que estas aseveraciones son exageradas, pero no, solo basta con mirar brevemente la historia de las agresiones imperialistas en el mundo y como antes de hacerlas realidad los agresores se concentraron en realizar cualquier cantidad de acusaciones contra los gobiernos de los países que posteriormente invadiría, allí está el caso de Irak, Afganistán, libia por nombrar solo los más recientes.
Como característica principal tenemos que los países que han sufrido estas invasiones poseen grandes reservas energéticas o juegan un importante papel en el tema energético lo que se convierte en el elemento principal de agresión por parte de los grupos imperialistas quienes desatan su guerra de rapiña por la conquistas de los mercados y territorios que les permitan la obtención de las inmensas ganancias económicas, lo cual es su objetivo principal.
En este sentido vemos como la agenda imperialista ejecutada en lo nacional e internacional se concentra en lanzar acusaciones en contra del gobierno bolivariano, calificándolo de “cómplice” del narcotráfico, de “amigo” de “terroristas”, etc . Todo esto es preparando a la opinión mundial para que justifiquen posibles agresiones contra nuestro país.
Vemos también que esas voces internacionales cuentan con otras que le hacen comparsa a nivel nacional; la oposición siempre atenta y dispuesta a desarrollar cualquier actividad que favorezca al imperialismo sin importar en los más mínimos las nefastas consecuencias para nuestro país, ya ha manifestado su postura justificando estas medidas.
La actual situación indica la necesidad de fortalecer la organización revolucionaria y profundizar el proceso.
Esta sanción que los monopolios internacionales a través de sus voceros estadounidenses imponen a nuestro país, por supuesto ha provocado reacciones diversas. De una parte están quienes claman por “prudencia” para no molestar mucho al “monstruo” imperialista; apuntando a que se debe ser todo lo posible (incluso recular en las posiciones soberanas y ceder importantes conquistas alcanzadas con este proceso), para así evitar posible agresiones. De otro lado estamos quienes reconocemos la necesidad de profundizar el proceso, de fortalecer la organización revolucionaria, de acelerar los cambios revolucionarios en los diferentes espacios económicos políticos y sociales para poder enfrentar con mejores condiciones y posibilidades los retos que se nos presentan en estos momentos y se nos presentaran en el futuro.
Algunos ven en estos momentos una situación ideal para justificar el retroceso de las posiciones revolucionarias y privilegiar una política de conciliación. Otros por el contrario asumimos que es un momento de definiciones, de avance, de defender los logros alcanzados e ir por objetivos mayores. Entendemos que lo que busca el imperialismo con este tipo de acciones es precisamente que nos detengamos en nuestros avances, que renunciemos a nuestras aspiraciones de revolución y las sustituyamos por simples reformas. Solo un pueblo organizado, férreamente conformado y formado en lo político e ideológico y bajo una dirección revolucionaria puede cumplir la tarea histórica que impone el momento.
Por esta razón nuestra tarea ante las amenazas de agresión imperialista es trabajar por la unidad revolucionaria, por sumar los distintos sectores en diferentes espacios para enfrentar al imperialismo, no dar tregua a la trampa reformistas que terminan debilitando nuestros espacios, que presenta soluciones dentro del marco capitalista y rechaza la lucha consecuente, reformismo para el cual nunca es el momento de la revolución socialista.
Por eso decimos: Ante el imperialismo que viva el socialismo.
Viva la lucha revolucionaria de los pueblos del mundo.