El líder de la UGT, Cándido Méndez, advirtió que las reformas laborales, en concreto la de los convenios colectivos, cuya negociación naufragó la víspera, nunca funcionaron cuando se pretendieron imponer por la vía de las decisiones gubernamentales.
Méndez se refirió así a la ruptura de las conversaciones con la patronal para acordar los términos de una modificación de los mecanismos de negociación colectiva, lo cual llevará al Gobierno a legislar unilateralmente sobre la materia el próximo 10 de junio.
Se ha dicho que los problemas se arreglan con cambios en el mercado del trabajo o con políticas de ajuste y ya se ve el resultado, ironizó, en obvia alusión a los casi cinco millones de españoles inmersos en el desempleo, la tasa más alta de la Unión Europea.
Aquí siempre se pone el enfoque en los más débiles, que son quienes más padecen las consecuencias de la debacle global, remarcó el secretario general de una de las dos centrales mayoritarias del país ibérico junto a Comisiones Obreras (CC.OO.).
Hizo hincapié en que el origen de esta crisis es financiero, y ese, subrayó, es el problema a atacar para que el crédito llegue a las empresas y se pueda crear empleo.
El problema del paro no se resuelve con la negociación colectiva, sino con una recuperación de la actividad económica para que vuelva a fluir el crédito, insistió
Interrogado sobre el fracaso de esas pláticas entre los llamados agentes sociales -Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), UGT y CC.OO.-, Méndez lo atribuyó a cambios de último momento que incidían en una precariedad laboral.
Su homólogo de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, achacó la ruptura del diálogo, tras cuatro meses de negociación, a que en la CEOE hubo una suerte de rebelión interna de una parte de la patronal.
A su juicio, también influyó el resultado de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 22 de mayo, donde el gobernante Partido Socialista Obrero Español sufrió un varapalo de la mano del conservador Partido Popular (PP).
El endurecimiento de la postura de la CEOE, influido por el empresariado madrileño (cercano a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, del PP), es una idea que circula no sólo entre el Gobierno y sindicatos, sino en la propia patronal, apuntó el diario El Mundo.