
El presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, herido el viernes en un ataque al palacio presidencial, fue operado hoy en el hospital en Arabia Saudí para retirarle la esquirla de bala alojada en su pecho, mientras se intensifica la violencia en el convulsionado país del sur de la península arábiga.
Ante la ausencia del mandatario, el vicepresidente Abdel Rabbo Mansur Hadi asumió la conducción del gobierno, mientras la oposición volvió a tomar las calles para protestar contra el poder gubernamental, informó la agencia de noticias ANSA.
Al menos dos personas murieron hoy y otras 15 resultaron heridas en la capital al estallar una granada en un cuartel de las fuerzas de la oposición, tras el reinicio de los combates que trizaron la frágil tregua mediada ayer por Arabia Saudí, según la cadena Al Yazira.
La oposición parlamentaria advirtió que impedirá el regreso al país del presidente, que detenta el poder desde hace más de treinta años.
Las protestas que azotan Yemen hace cuatro meses adquirieron un volumen y consistencia radicalmente diferentes hace una semana, cuando el influyente jefe tribal de los Hashed, el jeque Sadek al Ahmar, se sumó a los enfrentamientos contra las tropas leales a Saleh.
