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La Unión Europea (UE) acordó hoy restringir la libre circulación de personas de forma temporal y ante circunstancias excepcionales, con lo cual da otro matiz al Tratado Schengen, alcanzado hace 16 años.

Esa decisión fue adoptada en esta capital en el marco de una cumbre de dos días de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que analizó la crisis griega y el neoliberal Plan de Gobernanza Económica del bloque regional.

Tras ese paso, la Comisión Europea presentará en septiembre próximo una propuesta para modificar el reglamento del Tratado, que establecerá cláusulas de excepcionalidad al principio de libre circulación para que los países firmantes puedan reintroducir sus controles.

 

Un bloque encabezado por Francia e Italia, y al cual se sumaron Holanda, Bélgica y Dinamarca, defendieron la reintroducción de fronteras nacionales, con el pretexto de recientes oleadas de inmigrantes, principalmente del norte de África.

La reforma resultará el primer cambio a lo estipulado en el Espacio Schengen desde su creación en 1985, para permitir el libre flujo de bienes y personas entre los países europeos.

Previo a la cumbre de Bruselas, España defendía la posición de mantener inalterable el Tratado, pero el jefe del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero avaló el reforzamiento de los controles fronterizos, aunque sin desvirtuar el principio de libre circulación de personas.

En el documento conclusivo de la reunión, la UE establece que el llamado mecanismo de salvaguarda solo podría ponerse en marcha en situaciones excepcionales y claramente definidas, tales como presión inesperada de fronteras exteriores o cuando un Estado miembro incumpla sus obligaciones.

El espacio Schengen abarca a todos los países de la UE, menos Reino Unido, Irlanda, Chipre, Rumanía y Bulgaria.

También pertenecen a ese pacto Noruega, Islandia y Liechtenstein.