Marc Llaó

Desde hace algunos días, en las acampadas del Movimiento 15-M, especialmente en la Puerta del Sol y en la Plaça Catalunya, plana el debate de cómo encarar el futuro inmediato. Esta misma semana se discute sobre la idoneidad de desmontar los campamentos en su momento álgido y reestructurar el movimiento, o por el contrario aguantar un poco más para tratar de mantener aún vivo lo que sin duda, es el símbolo de esta gran movilización. No obstante, hay unanimidad en un planteamiento fundamental: el movimiento se ha de extender a los barrios, creando así espacios descentralizados de discusión y propuestas, que han de ir des de lo global a lo local. En definitiva, mantener el músculo movilizador des de la proximidad y lo cotidiano.

Este es el caso de la Assemblea Social del Clot-Camp de l’Arpa. Una asamblea que junta, tanto a personas de diferentes entidades como a aquellos que acuden a título individual, creada con motivo de la huelga general del 29 de setiembre, y que ahora se abre a todos aquellos vecinos y ciudadanos indignados con el objetivo de convertir el malestar en debate, movilización y propuesta.

El pasado miércoles se reunió por primera vez en la Plaça del Mercat del Clot, plaza que ya ha sido rebautizada con el nombre de Plaça de l’Assemblea del Clot-Camp de l’Arpa. La sorpresa fue tamaña ya que llegó a juntar a más de 200 personas. No sólo fueron jóvenes, si no vecinos de todas las edades, inmigrantes, parados, estudiantes y trabajadores en precario. Entre un cierto clima de caos fruto de la expectación y la emoción del momento, se expusieron dudas ante la supuesta democracia de estos políticos oligárquicos rendidos ante los mercados financieros y los bancos, a la vez que se exigía un sistema verdaderamente democrático que garantice bienestar y condiciones de vida dignas para la ciudadanía.

Cada intervención se convertía en proclama seguida de continuos aplausos. Finalmente se consiguieron crear diferentes comisiones de trabajo y se convocó otra asamblea para el próximo miércoles.

Ayer mismo se realizó la segunda asamblea. Un aforo considerable, levemente superior a la primera. Sin duda, el viernes grotesco de Plaça Catalunya ha actuado de efecto llamada. Antes de empezar los corrillos son inevitables. La gente habla, debate sobre los problemas globales pero también sobre aquellos concretos del barrio. Se entrevé un esfuerzo logístico importante ya que se cuenta con un imponente sistema de megafonía. Algunos vecinos, los más mayores se han bajado la silla de casa, otras se han traído de la Asociación de Vecinos. Muchos, sobre todo jóvenes, sentados en el suelo.

Se parte de la importancia de descentralizar la acampada de Plaça Catalunya y llevar la tensión a los barrios. Se debate como articular estrategias, desde la solución de los problemas concretos de los vecinos hasta la misma destrucción del capitalismo. Surge el debate ya aparecido en las grandes acampadas sobre si crear unos puntos concretos de reivindicación o bien intentar no definirse aún. La coordinación con las diferentes asambleas de Barcelona es fundamental, apunta un joven. A su vez, se resalta la importancia de estrechar lazos con colectivos que ya llevan tiempo trabajando en el barrio. La gestión de las comisiones y la coordinación entre las mismas aparece como prioridad para no congestionar la asamblea. Se da una especial importancia a la «Xarxa de Recolzament Mutu» como espacio de socialización y solidaridad ante problemas laborales, desahucios, mobbing.

Entre las diferentes actividades a realizar, se ve muy apropiada la propuesta de #acampadabcn de impedir el 15 de junio la entrada de los diputados al Parlament de Catalunya, fecha en que previsiblemente se aprobaran los recortes en los presupuestos presentados por el Govern. También se propone la ocupación del punto de lectura de la calle del Clot como protesta para reivindicar la tan prometida biblioteca de barrio.

Sin prisa pero sin pausa, en el Clot-Camp de l’Arpa se empieza a consolidar la movilización ciudadana y vecinal.