“El gobierno tiene la responsabilidad de escuchar lo que sucede en las redes sociales digitales”, justificó abiertamente Pablo Matamoros, consultor web de Piñera. “No es algo facistoide”, añadió.
Matamoros, filósofo y master en ciencia política en España, contó a dpa que él mismo usa el software BrandMetric para conocer las opiniones de sus compatriotas ante distintas acciones del gobierno.
La tecnología de monitoreo, disponible en Internet, incluso permite saber la localización geográfica exacta de quien emite una opinión. La propia empresa que comercializa BranMetric lo anuncia.
“Si un usuario menciona tu marca (en Twitter), obtenemos su posición exacta y lo ubicamos en el mapa”, promete la firma en su sitio digital corporativo.
Matamoros, a quien a veces el presidente le pide que investigue algunos temas en la web, además admitió que este monitoreo les ha permitido saber cómo los debates digitales influyen en los medios.
“Por ejemplo, si un tema cobra fuerza el lunes en Internet, el jueves llega a los medios” y eso posibilita al gobierno “pensar en su pauta”, sostuvo.
Para Matamoros lo más importante es poder saber qué personas son más influyentes que otras en Internet. “Lo importante es la métrica, o sea cuánto vale cada uno” como líder de opinión, explicó.
Una arista compleja es la posibilidad de intervenir directamente en los debates digitales, como permiten algunos programas. “La línea es muy delgada, yo antes era un kamikaze”, reconoció.
Esa intervención, en torno a determinadas conversaciones digitales, es llamada “gestión de incidentes” en www.brandmetric.com, empresa que hasta tiene una solución para ello.
“BrandMetric provee un sistema de gestión de incidentes que le permitirá coordinar y controlar a su equipo de trabajo para ejecutar este delicado proceso”, publicita la compañía en su web.
Ante ello, Matamoros dijo que no hay una acción concertada en el gobierno, pero que él a veces entra a un debate a título personal. “Además puedo llamar a un ministro o subir una nota a la web”, acotó.
Nicole Forttes, jefa de comunicación digital del Ministerio Secretaría General de Gobierno (Comunicaciones), sostuvo además que el esfuerzo digital es parte del “apostolado del gobierno”.
“La idea es ser un gobierno cercano, que trabaje 24 horas y siete días a la semana, y poder escuchar a la ciudadanía y donde más se cumplen esos tres apostolados es en Internet”, afirmó Forttes.
“Trabajamos por ejemplo a través de las páginas web del gobierno y de Facebook (…) donde tenemos la posibilidad de saber qué está pasando”, insistió la funcionaria.
Forttes, quien unificó los criterios digitales del Ejecutivo, agregó que hoy la mitad de los chilenos tiene cuentas en Facebook, unos siete millones, mientras que otros 300.000 están en Twitter.
La funcionaria, tras señalar que el gobierno no es una marca, sostuvo que no sería lícito intervenir con avatares en los debates de la gente en Internet.
Sin embargo, el tema preocupa a algunos. Bajo anonimato, un funcionario del área de salud contó que dejó de usar Facebook y Twitter cuando supo que el jefe de comunicaciones de su servicio monitoreaba sus debates. “Te vigilaba y no podías hacer nada”, dijo.
Amnistía Internacional (AI), que entiende este tema ligado a los derechos de la comunicación, planteó en su informe anual que los gobiernos “utilizan la cibertecnología para violar el derecho a la intimidad y controlar la información”.
La presidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), María Pía Matta, planteó a dpa que el tema de fondo es que “falta regular qué pueden hacer o no los gobiernos en Internet”.
“Otro asunto es cómo se impulsan más prácticas sociales en Internet, que las redes digitales sociales no sean solo un lugar para exponer la intimidad”, concluyó.
La línea, como sostuvo Matamoros, es delgada pues la propia gente es la que decide hacer públicas sus ideas al subirlas a Internet, sabiendo que ellas quedan expuestas a todos.