Ramón Pedregal Casanova

Hernando Calvo Ospina, periodista y escritor colombiano, hoy residente en Francia, antes de llegar a este país era conocido por sus críticas en diferentes medios de prensa al gobierno colombiano. Esa fue la causa por la que un grupo de policía militar compuesto por ecuatorianos y colombianos le secuestró en 1985; pero debido a las manifestaciones exigiendo su libertad, a los pocos días el gobierno ecuatoriano de entonces declara que está en su poder y que le ingresa en la cárcel. Allí pasó tres meses, y las movilizaciones a su favor a nivel internacional arreciaron, consiguiendo que el gobierno lo soltase, y ante el problema que le estaba suponiendo lo expulsa de Ecuador a Perú el 28 de diciembre de ese año, 1985. Ahora bien, Alan García, entonces presidente de Perú, tampoco le quiere recibir puesto que el gobierno dictatorial de Colombia presiona, y otra vez Calvo Ospina se ve expulsado, y es entonces cuando el gobierno francés se ofrece para acogerle el 15 de marzo de 1986.

Hernando Calvo Ospina, además de sus reportajes, entrevistas y artículos, tiene libros como “Don Pablo Escobar”, “Perú: los senderos posibles”, “¿Disidentes o Mercenarios?, “Bacardí: la guerra oculta del Ron Bacardí”, “Colombia, democracia y terrorismo de Estado”, y el último: “El equipo de Choque de la CIA”.

“El equipo de choque de la CIA” recoge una profunda investigación sobre cómo crearon sus ideólogos la denominada Agencia, y cuál ha sido, hasta prácticamente hoy, su proyección dentro y fuera de EEUU. Nombrar a la CIA como lo hace Calvo Ospina es hacer que nos fijemos en la principal mano que ejecuta planes terroristas en el mundo desde 1954, para eso fue creada y conducida por el gobierno imperial estadounidense. 1954 es el año de su primer golpe de Estado. Jacobo Arbenz, presidente elegido democráticamente pretendió poner en marcha una pequeña reforma agraria, señalando que “Los capitales extranjeros serán bienvenidos siempre que se adapten a las condiciones locales, se sometan a las leyes de Guatemala, participen en el desarrollo económico y se abstengan de toda intervención en la vida social y política”. El gobierno imperial , con su presidente Eisenhower a la cabeza no estaba dispuesto a dejar que una de sus presas diese ejemplo de afirmación, y Allen Welsh, jefe de la CIA declaró que Guatemala era “una cabeza de playa soviética en América”, y la campaña preparando el golpe de Estado empezó: 100.000 boletines distribuidos propalando falsedades sobre el gobierno, documentales del mismo cariz que se proyectaban gratuitamente en los cines del país, colecciones de fotografías trucadas que distribuyeron presentando cuerpos mutilados que se atribuían al gobierno, dinero distribuido a ciertos sectores sociales para que se manifestasen, artículos sin firma en la prensa que pagaba la CIA describiendo supuestas acciones gubernamentales como comunistas, el gobierno de Guatemala responde denunciando la preparación del golpe y pone al descubierto la implicación del dictador Somoza, de Nicaragua, de Trujillo, de República Dominicana y del gobierno estadounidense. El ataque del gobierno de EEUU no se hace esperar, saca una resolución en la Conferencia Interamericana acusando al gobierno de Guatemala de comunista. El 24 de mayo de 1954, los barcos estadounidenses bloquean por mar a Guatemala, y el 17 de junio la invaden cruzando la frontera de Honduras con una fuerza mercenaria. Las emisiones de radio de la CIA y los bombardeos aéreos hicieron el resto. El golpe lo da la CIA a través del coronel Castillo Armas, formado en escuelas militares estadounidenses después de haber intentado un golpe contra el presidente Arbenz en 1950. El golpe de Estado en Guatemala lo da el gobierno de EEUU seis años después de terminar la Segunda Guerra Mundial. El gran número de datos que aporta Hernando Calvo Ospina permite saber de principio a fin todo lo relacionado con cada una de las maniobras de éste equipo de golpistas, en cada una de sus atrocidades, de cada uno de sus jefes directos y de sus autores intelectuales. El mismo presidente Eisenhower reconoció públicamente que había derrocado al gobierno de Guatemala.

Después le llegaría el turno a América del Sur, al Centro y a Canadá, así como a Francia, a Italia, a Alemania y a España, donde se conocerá su intervención. No deberemos olvidar el libro “La CIA en España”.

Una de sus mayores aportaciones al mundo del crimen, pero también uno de sus mayores fracasos, fue en Vietnam, sin olvidar sus acciones en Laos y África, de la que Hernando Calvo Ospina nos muestra la intervención de ésta “organización criminal” en Angola y Congo. La CIA recibió el nombre de “Organización criminal” de parte de un jurado estadounidense tras un juicio en el que se tomó declaración a testigos como Ramsey Clark, ex fiscal general de EEUU, Daniel Ellsberg, aquél que entregó los papeles del Pentágono, Howard Zinn, el historiador, …, por la denuncia de Amy Carter, hija del expresidentes Carter, ante las actividades que desarrollaba la CIA dentro de la Universidad de Massachussets. Pueden leer toda la información al respecto en la entrevista al abogado defensor de los derechos civiles en EEUU Leonard Weinglass, recientemente fallecido, firmada por Miguel Álvarez para “La isla desconocida”, y reproducida en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125250.

A esa su primera acción terrorista en Guatemala seguiría la operación que más ha durado en toda su historia involucionista, y que aún continúa, la operación contra Cuba, poniendo los teleobjetivos de sus mercenarios apuntando a Fidel Castro, a Che Guevara y a Raúl Castro, y así lo aprueba, otra vez más, Eissenhower el 17 de marzo de 1960 con la orientación de Nixon. En un documento confidencial que escribe Nixon para la Casa Blanca, la CIA y el Departamento de Estado, después de haberse entrevistado con Fidel Castro el 19 de abril de 1959 en su oficina del Capitolio, dice: “Mi apreciación personal sobre él, en tanto que hombre, está un poco mezclada. De lo único que podemos estar seguros es que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen un líder. Cualquiera que sea nuestra opinión sobre él, debemos reconocer que será un factor importante en el desarrollo de Cuba, y, sin duda, en los asuntos de América Latina en general.” El proyecto para la invasión de la isla por Bahía de Cochinos es detallado con minuciosidad. La CIA lo llevaría adelante bajo la responsabilidad de Robert Kennedy y con la participación de la Mafia. Su fracaso fue estrepitoso. Y hablando de la invasión de Cuba es de justicia señalar que uno de los que intervinieron para impedirla fue Rodolfo Walsh, “…descubrió, meses antes, que los EEUU estaban entrenando exiliados cubanos en Guatemala para invadir Cuba por Playa Girón en abril de 1961. Walsh era en esa época el jefe de Servicios Especiales de Prensa Latina, en la oficina central de La Habana” y consiguió descifrar un cable secreto dirigido al gobierno de EEUU por el jefe de la CIA en Guatemala, en el informaba de los preparativos del desembarco, las entrecomilladas son palabras del escritor Gabriel García Márquez que termina diciendo: “Se revelaba, inclusive, el lugar donde empezaban a prepararse los reclutas: la hacienda Retalbuleu, un antiguo cafetal al norte de Guatemala.” (Artículo “Rodolfo Walsh, el hombre que se adelantó a la CIA”)

Hernando Calvo Ospina sigue los pasos de Nixon y nos lo muestra en las mejores relaciones con la familia Bush, dedicada al negocio del petróleo, y descubre a Nixon consiguiendo para Bush padre, que tiene como socios petroleros a otros pertenecientes a la CIA, su entrada en las altas esferas de la Agencia. Después vendría la crisis de los misiles y derivado de ello el acuerdo entre EEUU y la URRSS, que dejó fuera de las negociaciones entre las dos potencias asuntos tales como el bloqueo de Cuba y otros tipos de agresiones terroristas, además de la ocupación del territorio cubano como es la base de Guantánamo.

El asesinato de Kennedy descubría el poder creciente de la CIA en EEUU, que resolvía como organización terrorista sus diferencias organizativas. En próximos golpes la Agencia acabaría con la democracia en República Dominicana, y el presidente Johnson ordenaría su invasión; a continuación llevaría a cabo el asesinato de Lumumba, presidente de la República Democrática del Congo, además de dedicarse a financiar y entrenar a los mercenarios que alzaron al tirano Mobutu.

Uno de sus más grandes fracasos (no sólo el de la invasión de Cuba y el asesinato de sus dirigentes) fue el de Vietnam; la CIA, dedicada con todas sus energías dentro del ejército estadounidense, perdió la guerra. Sin embargo la “organización criminal” consiguió asesinar a Che Guevara en Bolivia. En Portugal intervino para darle la vuelta a la “revolución de los claveles”, pero en Angola la Agencia con sus mercenarios fue derrotada por el MPLA.

Hernando Calvo Ospina continúa exponiendo el caso de Chile y Allende, la “Operación Condor”, los asesinatos de exiliados en EEUU, el atentado contra Cubana de Aviación, los atentados contra las embajadas, contra el personal diplomático de Cuba, las acciones terroristas y la guerra que emprende contra el gobierno revolucionario de Nicaragua, el entrenamiento de la contra y actos terroristas, el envío de armas, el minado de puertos, el tráfico de drogas, con respecto a esto escribe Calvo Ospina que el ex funcionario del Departamento de Estado William Blum declaró que “durante los años de guerra antisandinista se decía que CIA significaba: “Cocaine Import Agency” (Agencia de Importación de Cocaína)

Los datos, documentados todos, que nos expone el autor llegan hasta el año 2009. Si se conocían algunos, si se sospechaban otros, Calvo Ospina en su libro nos entrega las pruebas sacándolas del último rincón. ¿Habrá algún tribunal internacional que ordene poner en el listado de terroristas a la “organización criminal”, “Agencia de Importación de Cocaína” y a su brazo político para que se les detenga y se les juzgue?, no es absurdo pensarlo, ya llegará el momento histórico.

Título: El equipo de choque de la CIA.

Autor: Hernando Calvo Ospina.

Editorial: El Viejo Topo.

Ramón Pedregal Casanova es autor de “Siete Novelas de la Memoria histórica. Posfacios, edita Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es)