AVN
La soberanía de Ecuador no tiene precio, aseguró este viernes el presidente Rafael Correa, luego de que el gobierno de Estados Unidos suspendiera de forma indefinida el diálogo bilateral.

La medida de la Casa Blanca fue como represalia por la expulsión de la embajadora de Washington en Quito, Heather Hodges, luego de revelaciones sobre su injerencia en asuntos internos, reseñó Prensa Latina.

En declaraciones a los medios locales, Correa tranquilizó a la población ecuatoriana sobre eventuales dificultades que podría tener la nación por la decisión estadounidense.

El mandatario aseguró que “no hay de qué preocuparse ni nada qué temer” y explicó que “los norteamericanos son bien pragmáticos y diferencian bastante bien la parte diplomática de lo comercial, inversiones y turismo”.

Igualmente, Correa aclaró que “ahora nos quieren poner a la soberanía como una mercancía más”.

El mandatario descartó las versiones difundidas por medios de comunicación privados que sostienen que Ecuador ahora sufrirá una grave afectación económica.

Correa calificó estos dichos como “tremendismo y un escenario catastrófico” que se intenta imponer como matriz de opinión.

El Jefe de Estado aseveró que la ex diplomática “era una persona que no quería al Gobierno de Ecuador”, por ella ser “de extrema derecha”.

Correa recordó que “a todos los gobiernos progresistas de América Latina, como el de Salvador Allende (1970-1973), les han dicho que atentan contra la libertad de expresión, los derechos humanos o la empresa privada”.

Una semana después de la expulsión de Hodges de Ecuador, la Casa Blanco ordenó la salida del embajador ecuatoriano en Washington, Luis Gallegos.

La polémica con la ex diplomática surgió luego que el portal Wikileaks revelara cables secretos donde Hodges acusaba a Correa de encubrir supuestos actos de corrupción en la Policía Nacional.

Frente a esto, el Ejecutivo ecuatoriano reclamó explicaciones a Estados Unidos, algo que fue negado por la diplomática.