Las autoridades militares están dispuestas a demostrar que Manning es tratado correctamente, comentó el portavoz del Ejército, coronel Tom Collins.
El militar fue trasladado días atrás desde una prisión del cuerpo de marines en Quantico, Virginia, para otra en Leavenworth, en una base en Kansas, en medio de denuncias sobre las vejaciones cometidas en su contra.
Manning espera la decisión de la justicia castrense sobre si es mentalmente competente para ser juzgado por cerca de dos docenas de cargos, que incluye el de ayudar al enemigo, lo cual podría conllevar la pena de muerte.
Según organizaciones defensoras de los derechos humanos, desde su arresto, el soldado está aislado en su celda y es sometido a condiciones muy duras de confinamiento, en violación a normas internacionales de las que Washington es signatario.
Este mes, unos 300 expertos legales de Estados Unidos firmaron una carta abierta aparecida en el magazine The New York Review of Books, en la que se pronuncian contra el tratamiento a Manning.
Los juristas valoraron que se violó la VIII Enmienda de la Constitución y que el caso refleja un «castigo cruel e inusual» que quebranta la garantía de la V Enmienda contra el castigo sin juicio.
También recientemente el relator especial de las Naciones Unidas sobre Tortura, Juan E. Méndez, manifestó su frustración por no tener acceso al prisionero.
En marzo, el entonces vocero del Departamento de Estado, Philip J. Crowley, describió el tratamiento a Manning como «ridículo, contraproducente y estúpido», lo que le costó su puesto.
Sin embargo, el presidente Barack Obama consideró justo el trato otorgado al prisionero.
El sitio web Wikileaks publica informes anónimos y documentos filtrados, preservando el anonimato de sus fuentes. Sus revelaciones más destacadas se han centrado en la actividad exterior de Estados Unidos, en especial respecto a las guerras de Irak y Afganistán.