Pedro Echeverría V


1. PRI y PAN han presentado un proyecto de dictamen ante los Diputados para reformar la Ley de Seguridad Nacional dando espacio al presidente de la República para solicitar y declarar la intervención de las fuerzas armadas en contra de “movimientos o conflictos de carácter político, electoral, de índole social o del trabajo”, si considera que “constituyen un desafío o amenaza” a la seguridad interior. Incluye la atribución a militares, marinos y agentes del Cisen para intervenir teléfonos, realizar tareas de espionaje y seguimiento a presuntos miembros de la delincuencia organizada e integrar expedientes confidenciales, incluso de carácter político.

2. Otorga a las fuerzas armadas derecho de restricción de la circulación de mercancías y vehículos, de revisión de las pertenencias de particulares en las calles y a requerirles información con “cualquier herramienta que resulte necesaria” y pueden contar con informantes anónimos y hacer uso de cualquier método de recolección de información. Sin embargo parece que algunas fracciones del PRI y del PRD advirtieron que en el Senado no pasará una reforma a la Ley de Seguridad Nacional que permita al presidente Felipe Calderón avanzar hacia la militarización del país, como se plantea en el proyecto de dictamen de la Cámara de Diputados. Idéntico a lo sucedido en Colombia.

3. “Si se aprobara, señala el perredista Tomás Torres, sería como dar un golpe de Estado con la ley en la mano, porque la minuta sobre Ley de Seguridad Nacional que se aprobó en el Senado el 27 de abril de 2010, eliminó las facultades excesivas tanto al Ejército como al Ejecutivo federal, y aquellos aspectos que configuraban el paso hacia un Estado militarizado”. Esperemos que el movimiento social, el zapatismo o el amloísmo tengan alguna respuesta o que algún sector de legisladores que aún conserva algo de dignidad, convoque a movilizarse. Se ve muy difícil frenar esa medida fascista que ilegaliza o penaliza la lucha social con el pretexto del “combate contra la inseguridad”.

4. Pero, si no existe un movimiento social que responda mediante la movilización a esas medidas de represión, encarcelamientos y asesinatos, de ninguna manera hay que sentirse derrotado y ponerse a llorar; quizá sería mejor pensar en aquel dicho popular de que “no hay mal que por bien no venga”, de que si te cierran la puerta de tu casa por la entrada, hay que entrar aunque rompiendo la puerta del patio. Los podridos y pestilentes medios de información no descansarán –como siempre lo han hecho- de condenar la “violencia” de los de abajo y silenciar la brutal represión de los de arriba. Pero no hay que tener miedo porque donde el hambre crece y la dignidad aparece, toda lucha es justa.

5. Quizá el pueblo y sus mejores representantes –con las medidas fascistas extremas instrumentadas por el gobierno y los empresarios- empiecen a convencerse que no le quedan ya otros caminos que la organización y violencia armada. Eso pasó en los sesenta –hace casi 50 años en Colombia y otros países de América Latina, Asia y África- dando lugar a un gran movimiento de insurgencia continental. ¿Qué carajos puede hacer el pueblo cuando le prohiben reunirse, cuando sufre espionaje en la casa, en el trabajo, en la escuela, por el teléfono y el Internet? PAN y PRI están absolutamente de acuerdo en asuntos fundamentales y perseguir la lucha social es esencial para ellos.

6. Estas “leyes antiterroristas” que hoy se recrudecen en México obedecen a una política yanqui puesta en práctica por Obama-Clinton en todo el mundo, sobre todos en estos tiempos de elección presidencial en EEUU. De argentina este comunicado: “Les quiero contar sobre la LEY ANTITERRORISTA que tenemos en nuestro país. Dicha ley existe por presión directa de Washington. Esos yanquis estúpidos que cuando no están invadiendo militarmente un país lo hacen metiendo sus narices en temas que no tendría porque importarles. Al fin y al cabo, su motivo es el mismo: invadir, conquistar, expandirse… acciones propias de un Imperio y más uno tan enfermo como EE UU.

7. ¡Qué gran cinismo!: Como ya es de conocimiento universal porque se ha escrito muchas veces: Los EEUU, que a lo largo de su historia ha exportado el terrorismo como política de dominación internacional; que desde sus escuelas militares de entrenamiento de los ejército de Américas enseña cómo instrumentar el terrorismo de Estado para garantizar los privilegios de los sectores del poder aliados de los intereses yanquis en la región, impone ahora, a través de esta normativa continental, su visión unilateral del terrorismo. Los principales terroristas del mundo, los gobiernos de EEUU y de sus aliados, Colombia y México en primer lugar, asesinan a luchadores sociales con el calificativo de terroristas.

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