Agencias
Londres, abril 19 – Los planes para explotar las reservas de petróleo de Irak fueron discutidos por ministros del gobierno británico y las principales petroleras internacionales, un año antes que Gran Bretaña aceptó junto a Estados Unidos invadir suelo iraquí, según documentos oficiales dados a conocer hoy.
Los memorandos, que publica hoy el periódico inglés The Independent, ponen nuevamente en duda la participación militar británica en el conflicto para derrocar a Saddam Hussein por tener este armas de destrucción masiva, que nunca fueron halladas.
En los documentos se detallan minutas de reuniones entre ministros británicos y altos ejecutivos de compañías petroleras.
Dichos papeles no fueron incluidos como evidencia en la pesquisa que el ex funcionario John Chilcott encabezó por la guerra de Irak.
En marzo de 2003, poco antes que Gran Bretaña aceptara invadir Irak, Shell denunció como «incorrectos» reportes en la prensa británica acerca de que había mantenido reuniones en Downing Street por las reservas petroleras iraquíes.
La petrolera BP también negó vínculos similares con el gobierno británico, en tanto que el por entonces premier Tony Blair calificó las teorías de conspiración por el petróleo de Irak como «totalmente absurdas».
Sin embargo, los documentos publicados en el The Independent, y que data de octubre y noviembre de 2002, muestran una realidad opuesta.
Cinco meses antes de la invasión, la baronesa Elizabeth Symons, por entonces ministra de Comercio, le indicó a BP que el gobierno quería que las compañías energéticas británicas recibieran parte de los enormes beneficios petroleros y gasíferos de Irak como recompensa por la ayuda militar dada por Blair a Estados Unidos para un cambio de régimen iraquí.