Sirio Quintero
Los grandes consorcios mundiales han creado una variedad de agentes infecciosos, que luego diseminan en la población. Esos mismos ofrecen después tratamientos meramente sintomáticos, pero jamás los antídotos. La industria farmacéutica cumple los objetivos político-hegemónicos de impedir el desarrollo humano en regiones energéticas y estratégicas de cada Continente.
La asociación entre la maquinaria militar y los consorcios farmacéuticos de los centros del poder mundial utilizan los medios de difusión masiva para desinformar sobre su participación articulada en la elaboración de agentes bio-sintéticos de eliminación masiva, como los casos del HIV/SIDA y AH1N1.
Entre los múltiples productos que se ofrecen para el tratamiento de la gripe »porcina« AH1N1, destacan el mortífero Tamiflu prohibido en Japón desde mucho antes de la aparición de la “pandemia mediática”, el peligroso Pandemrix (compañía GlaxoSmithKline) o Focetria (compañía Novartis) ambos rechazados en Alemania por sus terribles efectos colaterales subsiguientes debido a que contienen una dosis extra de refuerzos o «boosters» que inciden en el ADN generando múltiples trastornos bio-psicológicos (Swine Flu Vaccination: An Injured Subject Speaks Out as Researchers Deny Link. Adventures in Autism – enlace: www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleId=15235).
Vale centrar la atención también en otra compañía: Sanofi-Aventis, especialmente su división de vacunas Sanofi – Pasteur.
El consorcio Sanofi-Pasteur ha sido uno de los protagonistas en la fabricación de agentes bacteriológicos de la talla del SIDA (»Protagonistas de la creación del sida presentan parte del antídoto«: http://www.aporrea.org/imprime/a88128.html).
El Instituto Pasteur aparece entre las instituciones que trabajaron en secreto en el Special Virus Cancer Program – SVCP – en la creación del SIDA-VIH. El Special Virus Program aparecía ante la opinión pública siendo desarrollado por el “National Cancer Institute – (NCI)” y el “National Institute of Health – (NIH)”, pero en realidad, al tener por objetivo la creación de un agente biológico generador de cáncer, dependía de la Unidad de Armas Infecciosas de la US-Armada, en Bethesda – Maryland. Así surgió el «Acquired Immunological Deficiency Syndrome» AIDS/HIV, cuyo primer prototipo fue el virus ESP-1 creado en 1971 por un grupo de científicos a cuyo frente estaba el Dr. Robert Gallo. La versión ‘perfeccionada’ del virus del SIDA fue esparcida desde finales de los setenta, aunque la aceleración de la epidemia se manifestó a partir de 1981.
El Instituto Pasteur, en Francia, fundó una compañía llamada “Pasteur Productions”, la cual ha ido cambiando de manos y de nombre sin perder sus lazos con su fundador; ahora se llama «Sanofi Pasteur», la cual está adscrita oficialmente a la Sanofi-Aventis, la misma que participa también en la comercialización de una vacuna para la gripe porcina AH1N1, lo cual no es de extrañar, sobre todo si se tiene en cuenta sus nexos tradicionales en la creación de virus de la «talla» del SIDA. Igualmente no debería se motivo de sorpresa que el Departamento de Defensa estadounidense ahora se muestre “caritativo” hacia los países del denominado ‘Tercer Mundo’, sobre todo si el desarrollo de virus parece tan rentable como el desarrollo de armas. Justo donde comenzaron a ser realizados los ensayos de armas bacteriológicas en 1953, para debilitar física y mentalmente a los seguidores del movimiento del socialismo panafricano, en la escuela de Niños y el Hospital de Kampala, Uganda, en la actualidad funciona bajo la fachada de universidad una unidad del “Walter Reed Army Research Institute (WRAIR)” adscrita a la armada estadounidense (»Un Dossier sobre la Política Genocida: Sida y Gripe Porcina AH1N1« http://pocamadrenews.wordpress.com/2010/01/03/politicas-genocidas-armas-quimicas-y-biologicas-y-la-ciencia-para-someter-a-los-pueblos/#more-9785).
sirioquintero@hotmail.com
Manifiestos lazos quedan en evidencia mediante otro producto que ellos promocionaron paralelo a la “telepanmedia gripal”. Los órganos de propaganda de los centros del poder mundial mostraban como un acto de caridad la cooperación entre el Sanofi Pasteur y el U.S. Department of Defense en la creación de una prueba clínica de vacuna contra el HIV/SIDA, eficaz hasta un 31,2%, eso sí, aplicada a unos «voluntarios» bien alejados del territorio francés y estadounidense: los 16.402 filipinos que sirvieron para realizar esos ensayos. La noticia se titulaba: «Sanofi Pasteur Commends Results of First HIV Vaccine Study to Show Some Effectiveness in Preventing HIV. 24.09.2009» (Ver enlace:
http://presseservice.pressrelations.de/standard/result_main.cfm?r=383976&sid=&aktion=jour_pm ).
No es casualidad que el consorcio Sanofi-Aventis sea uno de los grandes comercializadores de “sedantes” o tratamientos sintomáticos -no curativos- para la gripe porcina AH1N1. Por inescrupuloso afán de lucro, ninguno de los fabricantes de híbridos virales ofrecerá un antídoto eficaz que ponga en riesgo su fuente de ingresos en el futuro. La verdad es que están introduciendo componentes de ingeniería genética para modificar el ADN, sin aun poder dominar las futuras alteraciones neuro-motrices y otros efectos nocivos que ella causa en la población.
Sanofi-Aventis esconde sus escandalosos antecedentes de haber presentado como un éxito sus fallidas “vacunas” contra el SIDA. Dichas inyecciones contenían componentes del ADN del virus de inmunodeficiencia humana –HIV- combinado con virus de gripe aviar (Canary Pox, ALVAC-HIV. »Vaccination with ALVAC and AIDSVAX to Prevent HIV-1 Infection in Thailand«. New England Journal of Medicine. Vol.361 no. 23, dec.3,2009).
Luego se comprobó algo funesto de las “Sanofi-Aventis – vacunas” contra el SIDA: la ingeniería genética aplicada para el híbrido viral se basaba en un mecanismo que permitía activación del virus después de transcurrido aproximadamente un año posterior a su inyección, entiéndase, la inyección dejaba a los vacunados indefensos y además contagiados. Este peligro ya lo advertía un órgano especializado en el seguimiento a las novedades médico-científicas de Austria, pero fue ignorado por los medios de difusión masiva (“Nueva vacuna HIV aunque no tan efectiva”. Orig. »Neuer HIV-Impfstoff doch nicht so wirksam« 20.10.2009: http://science.orf.at/stories/1629845/). Los detalles de esta falla fueron admitidos en públicos unos meses después, aunque se denotó el poco valor que tienen los seres humanos para estos mercaderes, puesto que sobre las víctimas inocentes vacunadas no se nombró ni una palabra (»AIDS vaccine effects may wear off, researchers say«:
http://www.reuters.com/article/2010/02/19/us-aids-vaccine-idUSTRE61I09L20100219).
Sobre el daño genético contra el ser humano causado por ese tipo de vacunas ya se venía alertando en algunos medios (»Vaccine Failure Is Setback in AIDS Fight. Test Subjects May Have Been Put at Extra Risk of Contracting HIV« 21.03.2008: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/03/20/AR2008032003398.html?sid=ST2008032101286).
A pesar de presentar funestos resultados, como los aludidos, los Farma-consorcios, entre ellos Sanofi-Aventis, son presentados como una autoridad mundial. Tan seria no será esta empresa, puesto que hace poco más de un año, la misma Sanofi-Pasteur se vio obligada a recoger sus vacunas defectuosas (“US-Farma recoge 800.000 dosis de vacuna A/H1N1 para niños. Los métodos de producción pierden cada vez mas seriedad”, Orig: »US-Pharma ruft 800.000 Dosen des A/H1N1-Impfstoff für Kinder zurück« 16.12.2009: http://www.radio-utopie.de/2009/12/16/us-pharma-ruft-800-000-dosen-des-ah1n1-impfstoff-fur-kinder-zuruck/).
La cadena de errores de Sanofi-Pasteur desborda los límites de la tolerancia, puesto que hasta los requisitos de mínimos de esterilización en la producción son irrespetados. Durante años ya se ha hecho reiterativo que esta compañía reciba una “formal warning letter from the U. S. Food and Drug Administration”, entiéndase, comunicados oficiales de advertencia contra las fallas en la elaboración de vacunas de esta empresa. En varios países sucede algo similar. El caso más reciente sucedió en Japón, donde la empresa distribuyó 1,3 millones de dosis y el gobierno emitió la orden de recogerlas luego de haberse hallado una “substancia no identificada” dentro de ellas, además de haberle iniciado una investigación relacionada con la muerte de seis niños (»Japan recalls Sanofi antibacterial vaccine« 14.03.2011: http://www.vancouversun.com/health/Japan+recalls+Sanofi+antibacterial+vaccine/4425590/story.html).
En general, la vacuna para la gripe AH1N1 no será tan confiable, puesto que varios países ‘desarrollados’ decidieron que muchas dosis no aplicadas en vista de las protestas de su población, se las mandarían a Bolivia, Haití y otros países africanos. Una muy sospechosa caridad.
La trama es tan intrincada que hasta países como Venezuela se someten a tales “autoridades farmacéuticas de reconocimiento mundial” y caen mansos en manos de estos consorcios (»Min. Salud: Vacunas AH1N1 tienen el respaldo de prestigiosos laboratorios« 31.03.2011: http://www.aporrea.org/tecno/n178054.html). Luce razonable preguntarse hasta que punto la diseminación de agentes contagiosos está concebida para debilitar al proyecto bolivariano que ha comenzado a ser el motor de un mundo pluripolar y de iniciativas para el desarrollo de indudable trascendencia como la UNASUR, TELESUR, PETROCARIBE, ALBA-TCP, BANCO DEL SUR, Sistema Único de Compensación Regional (SUCRE), por nombrar sólo algunos.
Lo que sucede en Venezuela bien podría servir de alerta a todos los pueblos latinoamericanos, puesto que el delirio gripal mediático y la ingenuidad geo-política en materia de salud puede conducir a la aplicación de vacunas para anestesiar revoluciones.
Eso se comprende al tener en cuenta que algunas universidades han sido fundadas para funcionar como instrumentos de acreditación de los “productos médicos” de tales mercaderes de la salud. Las universidades les sirven así como plataforma de legitimación académica, mientras que paralelamente los consorcios activan los mecanismos de sugestión y seducción en la comunidad mundial a través de los medios de difusión masiva.
Para salir de la inocencia política en temas de salud es oportuno orientar la mirada a los mecanismos de manipulación que se esconden tras la fachada de programas humanitarios provenientes desde las instituciones rectoras de la salud mundial.
El escándalo judicial en el que se encuentra la OMS por haber servido a los intereses de los consorcios farmacéuticos en torno a la gripe »porcina« AH1N1 es un hecho acallado por los medios de difusión masiva (»El Club Bilderberg y la vacuna para la gripe “porcina” AH1N1« http://alainet.org/active/41072&lang=es).
Una apretada síntesis de los pasos mediante los cuales se ha llegado a la situación de dominio farmacéutico aporta elementos para entender mejor la estructura de poder que ha convertido a la salud en una mercancía y que ve a lo niños como “nuestro futuro dorado para hacer experimentos de medicamentos” (http://www.radio-utopie.de/2009/07/27/pharmaindustrie-grausame-medikamentenversuche-unter-dem-motto-kinder-sind-unsere-goldene-zukunft/)
El primero paso dado para la creación de agentes virales en diversas modalidades ha consistido en establecer laboratorios clandestinos bajo la fachada de instituciones públicas académicas, de investigación y de salud, pero bajo la coordinación de las agencias de inteligencia y departamentos de defensa.
El segundo paso ha sido crear sus órganos de difusión de sus “avances” para presentarlos como hallazgos científicos inocuos en sus revistas especializadas, de modo que sólo el experto pueda extraer los datos e interpretarlos en función de sus metas, para el bien o para el mal.
El tercero, la creación de premios internacionales para convertir a sus científicos clandestinos en protagonistas del discurso académico y poder así crear una falsa cultura en los profesionales de la salud y en la población. El caso ilustrativo más reciente, ha sido el Premio Nobel de medicina 2008, compartido entre tres científicos: Harald zur Hausen, Luc Montagnier y Françoise Barré Sinoussi. Harald zur Hausen fue el primero (1966) en desarrollar la técnica para producir cáncer a partir de virus vivos y latentes usando el herpes simplex y el Epstein-Barr-Virus como parte de una vacuna. Cuando al Dr. Alfons Weber (1967) analizó el cáncer y propuso un protocolo científico de cura basado en el reconocimiento del parásito efector, el mismo zur Hausen, viendo en peligro su carrera, se prestó para hacer un peritaje contra el Dr. Weber y éste fue metido en un manicomio, donde no pudieron demostrar su demencia, pero estuvo dentro cuatro años con su propio laboratorio. En 1976 zur Hausen publica sus investigaciones sobre la relación del herpes y papiloma con el cáncer. Justo esos eran los hallazgos de Dr. Weber. Todos estos científicos trabajaron en el desarrollo de virus dentro de las dependencias adscritas al Programa Especial del Cáncer, antes nombrado.
El cuarto paso consiste en la creación del lobby ante los gobiernos para la obtención sutil de licencia para asesinar y contaminar núcleos poblacionales bajo la excusa de ensayos, a fin de crear el miedo colectivo y obligar a las gentes a acudir ciega y mansamente a tomas la “dosis” de infección camuflada en las vacunas. Además, promueven la desintegración de las redes de laboratorios públicos, de modo que las verdaderas causas orden las enfermedades queden en las misteriosas manos privadas. En Venezuela, por ejemplo al inicio de la década de los años mil novecientos ochenta fue separado el laboratorio de inmunología que pertenecía al Hospital Clínico Universitario, justo cuando investigadores estadounidenses hacían ensayos con la Helicobacter Pilori en pacientes de cáncer, los cuales morían sin que nadie averiguara los detalles.
El quinto paso radica en concentrar las patentes y licencias de los medicamentos en torno a los pocos consorcios farmacéuticos que conformar su plataforma de distribución de agentes infecciosos. Paralelo a ello extraen la materia prima de plantas naturales a partir de las cuales hacen la mayoría de medicamentos y promueven la prohibición de la medicina natural autóctona.
El sexto paso consiste en mercadear las supuestas vacunas y tratamientos “médico-asistenciales” por medio sus redes de comercialización y de lobby ante los dirigentes políticos mal asesorados en materia sanitaria y epidemiológica.
Para una mente sana los hechos reseñados constituyen evidencia acerca del modo como los fabricantes del virus del SIDA siguen cosechando sus “productos virales”. Los medios de difusión masiva convierten a criminales farmacéuticos en autoridades de salud mundial y los premios internacionales legitiman la actividad clandestina de sus científicos.
La conciencia ciudadana y la responsabilidad de los Estados pasa por despertar y repensar la salud, más que preventiva, en la reformulación de la formación académica y en el rescate del potencial autóctono. La vida no puede seguir siendo dejada a las fuerzas de un mercado con un apetito de ganancia sin límites.