El gobierno de Lobo busca negociar su reingreso a la OEA. Barahona cuenta cómo está la situación. |
Su objetivo es que ese reingreso se produzca durante la Asamblea General de la OEA que tendrá lugar el próximo 5 de junio en San Salvador.
Ello permitiría al gobierno hondureño acceder a préstamos de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). También beneficiarse de las condiciones ventajosas de financiación para el petróleo que otorga Petrocaribe, la empresa formada en el seno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), liderada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El pasado 9 de abril, de forma inesperada, Lobo Sosa apareció como invitado a una reunión en Bogotá entre Chávez y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
Este súbito movimiento diplomático, auspiciado por el gobierno de Estados Unidos, dio como resultado el compromiso de Chávez y Santos de mediar en una negociación que permita el reingreso de Honduras a la OEA.
También dejó claro que la diplomacia estadounidense ha llegado a la conclusión de que la situación de Honduras no se puede solucionar al interior del país, por lo que busca una salida en la que se involucren otros actores protagónicos en el continente.
Pocos días después, el 16 de abril, el mandatario venezolano recibió en Caracas al depuesto presidente Manuel (Mel) Zelaya y a representantes del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras (FNRP), que le entregaron por escrito sus reivindicaciones como movimiento político opositor al régimen emanado del golpe de Estado del 28 de junio de 2009.
Éstas consisten en el regreso a Honduras de Mel Zelaya y del resto de exiliados, entre los que están relevantes figuras políticas como la ex canciller Patricia Rodas; el respeto de los derechos humanos y la reparación de los abusos cometidos tras el golpe; la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que redacte una nueva Carta Magna, tras la cual se deberán convocar elecciones; y el reconocimiento del FNRP como organización política que pueda concurrir a esos comicios.
Hace dos meses, el FNRP consolidó su organización con la celebración de una asamblea general en la que nombró cuadros dirigentes para los 18 departamentos del país y acordó una línea política de acción unitaria contra el régimen que gobierna desde el golpe de Estado del 29 de junio de 2009.
El FNRP aglutina a numerosos sectores sociales, profesionales y políticos de izquierda opuestos al actual régimen. Denuncia la represión y la intimidación que sufren los opositores y exige la disolución del gobierno y la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que devuelva a Honduras al orden constitucional.
A la cabeza del movimiento quedaron Mel Zelaya como coordinador general y Juan Barahona como sub coordinador general.
En San Salvador, Juan Barahona explicó a ContraPunto qué implica este proceso abierto en Honduras y qué se puede esperar de él.
¿Por qué han venido a El Salvador?
Nuestra presencia en El Salvador es con el interés de dar a conocer la situación política que tenemos en el país. Porque estas cosas que se están dando en el país no transcienden, principalmente la represión que vivimos. Últimamente hacia afuera la imagen que se da de Honduras es que se vive en un país en democracia y en orden constitucional, y en este momento que nos aproximamos a la Asamblea General de la OEA acá en El Salvador, esa es la imagen que más se está dando a conocer. Entonces nuestro interés aquí es dar a conocer la realidad del país que vivimos, una realidad de represión permanente, de crímenes producto del golpe de Estado y que al momento de llegar la Asamblea de la OEA todas estas cosas se manejen, se sepan. Porque no queremos que Honduras vuelva a la OEA sin haberse dado cambios allá para volver al orden constitucional.
En Honduras vivimos un régimen de facto desde el 28 de junio de 2009 y no es posible que se vuelva a la OEA, después de haber sido expulsada por unanimidad, sin haberse producido cambios. Nosotros hemos planteado últimamente como Frente, a través del presidente Chávez y el presidente Santos de Colombia, nuestra posición frente a Porfirio Lobo Sosa, para que podamos llegar a un acuerdo en el país que permita volver al orden constitucional a través de una (Asamblea Nacional) Constituyente, respeto a los derechos humanos, regreso de los exiliados y que se reconozca al Frente como una organización política.
Este tema sí es la gran novedad. Parece que se abre un proceso de negociación entre ustedes como FNRP y el gobierno de Lobo, pero ¿en qué términos se va a plantear esa negociación dado que ustedes no reconocen al gobierno de Porfirio Lobo como legítimo?
Las pláticas no son directamente con el FNRP, sino a través de los mediadores, el comandante Chávez y el presidente Santos de Colombia. Nosotros lo que hicimos fue presentar a estos dos presidentes un documento por escrito donde planteamos la posición y las demandas del Frente. Ellos se las harán saber a Porfirio Lobo Sosa para ver si hay una voluntad de llegar a un acuerdo. Si hay voluntad, se firmaría un acuerdo entre Santos, Chávez, Lobo Sosa y Mel Zelaya, como presidente de la República al que se le da el golpe y como coordinador general del FNRP.
Este movimiento diplomático se dio en Colombia en el marco de una reunión entre Santos y Chávez en la que de forma, digamos inesperada, apareció el presidente Lobo, y se supone que este movimiento está originado o respaldado por el propio gobierno hondureño. ¿Lo interpretan ustedes como una reacción a la reciente asamblea del FNRP y a su consolidación como un movimiento político más organizado de lo que ha estado hasta ahora?
Esto se da en el marco de esa reunión y, por lo menos vía teléfono, Porfirio Lobo ha manifestado a Chávez y a Santos estar de acuerdo con los cuatro puntos que hemos planteado como Frente. Si eso es cierto, esperaremos a ver algún indicio positivo esta semana, que tendrán que anular los dos juicios que hay en contra Mel Zelaya, juicios políticos, para poder avanzar a un acuerdo, que tendría que ser antes de la Asamblea de la OEA que se va a dar acá en El Salvador, porque a ellos les interesa volver a la OEA en esta asamblea. Si no hay ningún acuerdo, nosotros creemos que es muy difícil que Honduras pueda regresar a la OEA.
Pero todo este cambio de actitud en Porfirio Lobo Sosa se da producto de dos cosas. Uno, la asamblea que tuvimos el 26 y el 27 de febrero, que fue una asamblea muy fuerte donde se muestra la consolidación del Frente a nivel nacional en los 18 departamentos, 298 municipios. Eso da una muestra de fuerza interna en el país y ahí hay un cambio en el actual régimen. Pero esta actitud de Lobo Sosa también es producto de la situación económica que tiene el país. En el país no hay dinero y ellos esperan que, una vez se regrese a la OEA, poder tener acceso a los desembolsos económicos vía préstamos, que los tienen parados, donaciones o lo que sea. En Honduras hay una crisis económica muy fuerte, muy sentida. El gobierno está sin fondos.
También está el tema del acceso al financiamiento que da Petrocaribe al petróleo, que es un acuerdo que estaba firmado y ahora está paralizado desde el golpe de Estado. Pero aparte de conseguir fondos para reflotar la situación económica, ¿identifican en esta negociación algún otro punto que el gobierno de Lobo Sosa vaya a poner en sobre la mesa?
No. Nosotros creemos que ellos están buscando tener acceso a los beneficios de Petrocaribe. En Honduras los derivados del petróleo están a un precio que nunca habían llegado. Ellos buscarán después del reconocimiento en la OEA y haber firmado un acuerdo, tener los beneficios de Petrocaribe, y eso lo han expresado ya los propios empresarios. Los mismos empresarios que dan el golpe de Estado dicen que se puede hacer negocios con Chávez, negocios económicos, pero fuera del ALBA, porque el ALBA es comunismo.
Al interior del FNRP también hay un debate, sobre todo en torno a presentarse o no a las próximas elecciones como partido político. ¿El planteamiento que ustedes hacen del reconocimiento del Frente como organización política va por el camino de convertirse en un partido político que pueda concurrir? Y, dado que también están exigiendo el retorno de Mel Zelaya al país, ¿sería él su candidato?
Zelaya es un líder en el país, líder en la resistencia que le ha llevado a ser el coordinador general (del FNRP), reconocemos eso. En los cuatro puntos que nosotros estamos planteando, estamos pidiendo que se reconozca al Frente como una organización política que pueda participar en próximos procesos electorales. Pero para nosotros ir a un proceso electoral en elecciones generales primero tenemos que haber participado en una Asamblea Nacional Constituyente para volver al orden constitucional, porque hoy vivimos un régimen de facto. Eso está planteado. Esperamos que sean aceptados esos puntos, que es una discusión que se dio internamente en la asamblea, pero que al final salimos bien porque la asamblea acordó que se debe participar en un proceso electoral si previamente se han cumplido algunas condiciones. Las condiciones son que regrese Mel Zelaya, que se cambie la Ley Electoral y que se cambie el Tribunal Supremo Electoral. En eso estamos de acuerdo y si en esta mediación eso lo logramos, hemos alcanzado el objetivo que discutió la asamblea. Todo lo que estamos planteando está dentro del marco político que la asamblea acordó.
Es decir, que una premisa fundamental es que haya una Asamblea Nacional Constituyente. Ahí está el dique. ¿Si no hay una Asamblea Nacional Constituyente ustedes no participarían en unas elecciones?
Muy difícil, muy difícil, porque eso significaría que vamos a participar en una condición de desigualdad con toda una estructura golpista activa. Eso sería para nosotros más bien avalarlo.
Y dado el clima político, represivo e intimidatorio, que se vive en su país, ¿cómo ve la posibilidad de que Honduras enfrente un proceso de esas características sin que se produzca más conflictividad social y más muertes, en definitiva?
En Honduras hay un problema social muy profundo, muy marcado. La lucha social en Honduras está en el marco de la lucha de clases. Y ahí lo que hay es una lucha frontal entre dos clases; una por mantener el poder y la otra por sacarlos del poder. Que eso nos va a llevar a más represión y a más muertos, eso no está descartado, eso está en la línea de la lucha. Pero que hay que hacerlo, hay que hacerlo. Nuestra lucha está diseñada en el método de la lucha pacífica, ahí nos hemos mantenido y ahí nos vamos a seguir manteniendo, en la lucha pacífica. Porque es la lucha que nos ha permitido incorporar a todo el pueblo hondureño, a toda la inconformidad contra el Golpe de Estado, incluyendo miembros de los paridos tradicionales. Entonces, lo que hemos logrado es reforzar y articular una fuerza política social, primero contra el Golpe de Estado, y ahora con objetivos claros de toma del poder político.
Pero a ese objetivo siempre habrá una reacción, que es la misma que produjo un golpe de Estado y más represión.
Si la oligarquía da un golpe de Estado para sacar a un gobierno que venía de la misma clase de ellos, de la clase terrateniente, que de ahí viene Mel Zelaya, lo sacan violentamente porque estaba haciendo pequeños cambios, pequeñas reformas –no eran cambios profundos los que hacía Mel Zelaya, eran pequeños cambios. Pero en la situación de atraso económico y político que vivimos en el país esos cambios fueron muy bien vistos y muy aceptados por el pueblo hondureño. Eso no lo toleraron. ¿Cómo van a tolerar ahora ver que el poder se les va de las manos y que lo van a entregar a la oposición? Seguro que ahí está la represión, que ahí está la muerte, ahí estamos claros.
Claro, esa es la gran dificultad de todo este proceso, porque llegar a un acuerdo entre FNRP y el gobierno de Porfirio Lobo supone que al menos algunas de sus reivindicaciones sean atendidas, principalmente, se entiende que la Asamblea Constituyente. ¿Hasta qué punto el gobierno de Porfirio Lobo podrá dar ese paso para que haya un acuerdo?
No sabemos. Por lo menos él verbalmente por teléfono manifestó a Chávez y a Santos estar de acuerdo con los cuatro puntos. Pero Porfirio Lobo Sosa dice una cosa y hace otra, por eso es que no se le cree. Para nosotros es importante tener un acuerdo. Que regresen los exiliados y con un acuerdo firmado, eso nos da pie también para seguir la lucha. Lo fundamental es el acuerdo.
Se ha involucrado en la mediación a Chávez y a Santos como representantes de los dos polos del juego que se da en el continente, pero hay otros países que no reconocen al gobierno de Porfirio Lobo ni apoyan su reingreso a la OEA, como Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador… ¿Ustedes conocen otros movimientos diplomáticos para que esos países también avalen ese proceso?
Nosotros en este momento estamos tratando de informar a todos estos países de la situación de Honduras y la posición del Frente, porque nosotros esperamos que estos países, que son países que han mantenido una posición muy firme desde el mismo día del golpe, no vayan a ser sorprendidos ahora votando a favor de que Honduras regrese a la OEA sin haber cambiado nada en Honduras, manteniendo el golpe y la estructura golpista intacta. Entonces no habríamos hecho nada. Nuestra esperanza está en que todos estos países, que no han reconocido a Porfirio Lobo Sosa y que han mantenido una posición contra el golpe de Estado, no voten a favor de Honduras mientras que en Honduras no haya cambios internos.
Pero es complicado que de aquí a junio se vean esos cambios, porque los acuerdos se firman, pero otra cosa es que se cumplan.
De los cuatro acuerdos, al 5 de junio, que es la Asamblea de la OEA, tal vez uno se pueda haber cumplido, que es el regreso de los exiliados. Pero los otros llevan más tiempo. La convocatoria de la Constituyente lleva más tiempo. El reconocimiento del Frente como instrumento político es un proceso que hay que seguir internamente, siguiendo lo que establece la ley. Y el respeto a los derechos humanos es un proceso diario, permanente.
Hay que cambiar dinámicas que están al interior de distintas fuerzas del país; las fuerzas de seguridad, el Ejército, el Poder Judicial…
Correcto, porque ahorita todos los poderes del Estado están coludidos con el golpe, como es la Corte Suprema, el Ministerio Público, el Congreso Nacional, la cúpula de la Fuerza Armada, la Policía… todos están coludidos en una sola línea defendiendo el golpe. Y atrás de esto está el poder económico de los empresarios oligarcas.
En este régimen golpista, heredero del golpe de Estado, nosotros no podemos esperar nada positivo como trabajadores. Es un régimen que obedece a los intereses de los empresarios.
Por eso, para que se dé lo que estamos hablando, tendría que darse un desmantelamiento de todo esto. ¿Hasta qué punto es posible? ¿Cómo se van a inmolar ellos mismos?
Es correcto. ¿Cómo ellos mismos se van a meter presos?
Claro, porque las exigencias del FNRP siempre incluyen que se pague por las violaciones de derechos humanos que se han producido desde junio de 2009…
Correcto, pero el general golpista Romeo Vásquez Velásquez lo sacan del Estado Mayor Conjunto y es el gerente de la empresa más rentable que tiene el país, que es la empresa de telecomunicaciones. Ahí está como el administrador. Y así los demás. Es posible que en este régimen no haya castigo para ninguno de ellos, porque además de eso se aprobó una amnistía para la cúpula de la Fuerza Armada, pero esos delitos es difícil que se olviden. En algún momento van a tener que pagar y el país no va a estar eternamente viviendo esta situación. Cambios van a haber y castigos vendrán.
Finalmente, quisiera que diera una opinión sobre el papel que juega el gobierno de El Salvador en todo este asunto, el apoyo explícito que desde el principio le ha dado al gobierno de Porfirio Lobo.
Nosotros vemos el triunfo del FMLN en El Salvador como algo positivo, como un avance importante para las fuerzas de izquierda latinoamericanas, sobre todo en la región centroamericana. Pero sabemos que el Frente hizo consensos y concesiones a nivel interno y que claramente no tenía todas las fichas del juego. Sin embargo, entiendo que son las elecciones más votadas para el FMLN, donde más avanzó, donde más poder del Estado tiene y tiene esa negociación con el Ejecutivo a nivel interno que no le permite tener una política internacional al estilo que hubiéramos esperado. Sin embargo, nosotros hemos recibido toda la solidaridad del partido, del FMLN, de su base, de sus cuadros, de su movimiento social desde el mismo momento del golpe de Estado y sabemos de esa inclinación del presidente por una política, digamos, más conservadora, más en relación con la política internacional norteamericana. Pero eso no debe confundir que lo que hay aquí en El Salvador es un avance de las fuerzas políticas progresistas de izquierda que es positivo sobre todo para el pueblo salvadoreño y para la región centroamericana.
Todos conocemos la división entre FMLN y Ejecutivo, pero en cuanto al papel protagónico del presidente Mauricio Funes en el apoyo del regreso de Honduras a la OEA, ¿cómo lo califican ustedes?
Nosotros podemos esperar respuestas de los militantes de la izquierda latinoamericana, de los que no han sido militantes no podemos esperar respuesta. Y por eso confiamos en la mediación que tiene Chávez, por eso confiamos en las acciones que gobiernos como el cubano han hecho a nivel internacional para integrarnos a nosotros como FNRP, por ejemplo en el Foro de Sao Paulo, en las instancias internacionales donde la izquierda debate, donde la izquierda se encuentra. Pero no podemos creer ni confiamos en las acciones que vengan de la política norteamericana a nivel internacional. Por eso para nosotros el panorama está claro y nosotros conocemos bien la situación interna del FMLN. Hemos sido pueblos cercanos al pueblo salvadoreño. La izquierda hondureña contribuyó con el proceso del FMLN y con el proceso del Frente Sandinista también. Se mantienen lazos desde aquella época. Muchos de nuestros militantes tienen familia salvadoreña, nuestros pueblos son hermanos, las fronteras son ficticias. Y sabemos cómo se están desarrollando las cosas aquí y sabemos, como te digo, en quien podemos confiar y en quien no, donde hay voluntades políticas y donde no.