José Justiniano Lijerón (*)


La realidad nos demuestra cada día que pasa de manera fehaciente, las dificultades y problemas que viene soportando el sistema capitalista en su inexorable enfermedad terminal, no porque la justicia divina sostenga que este sistema depredador y mezquino, basado en la explotación del hombre por el hombre deba desaparecer por obra y gracia del espíritu santo, sino porque sus contradicciones innatas a su naturaleza,  se van haciendo patentes hasta el límite de volverse insostenibles. Sus relaciones de producción y consumo ya no se condicen por su desbocado consumismo y el derroche enfermizo, en nombre de la “libre empresa, la democracia y la libertad”.

Desde su aparición el capitalismo como sistema maldito ha significado  un flagelo para la  tierra, hasta el presente en verdad siempre ha tenido la capacidad de ir sorteando todas sus crisis periódicas, siempre cargando sobre las espaldas de los pobres del mundo todas las consecuencias, ya sea fomentando guerras con el objeto de exterminios humanos, así como para reactivar sus aparatos productivos, o sea aminorar bocas  que alimentar  y volver a fabricar las armas luego reconstruir las ciudades, pueblos y campos que destruyen, volviendo así a reciclar sus armas infernales, para la pervivencia de su sistema.

Hoy cuando las luchas de los pueblos han logrado sorprendentes avances en el desarrollo de la humanidad en diferentes campos, especialmente en lograr alargar  la vida, el sistema no tiene la capacidad para cubrir ni las mínimas necesidades de reproducción del ser humano y los grandes ejércitos de desocupados, son una carga inservibles al sistema, pero lo más grave para los  explotadores es que esas masas hambrientas ,se están revelando en todas partes del planeta, no sólo reclamando más pan, sino reclamándole al sistema como el responsable de todos los descalabros naturales y provocados por el capitalismo, lo que hace insostenible la pervivencia de las especies y de la tierra.

Estamos avisados todos los pueblos, al capitalismo y su expresión criminal el imperio norteamericano y sus aliados del terror, no sólo les interesa el petróleo y los recursos naturales  y como ya lo advirtió el Presidente Chávez en una de sus alocuciones de  que:

“para sostener el despilfarro de los EE.UU. y todos sus aliados, necesitan por lo menos dos planetas tierra”.Como eso no es posible, en lo que en si insistirán es en “disminuir”  la carga que significan los pobres de la tierra, eliminándolos como siempre lo ha hecho y hoy lo sigue haciendo al invadir países, no importa el pretexto.

La lucha en contra del sistema capitalista, no debe de tener reparos ni sobre nombres. Hay que arreciar la lucha a todo nivel en contra del principal enemigo del hombre y la naturaleza, sobrevivir dependerá de una buena manera de nuestras luchas permanentes y en este cometido los pueblos  de las alianzas criminales, tienen un importante papel que cumplir, pues sus dirigentes y gobernantes, cometen todas estas  barbaridades que estamos viendo en  nombre de ellos, y  si no quieren ser cómplices pasivos, tendrán que salir del marasmo consumista planteándose no solo comer más, sino frenar con sus votos y en las  calles ,el delirio capitalista que al final nos hace daño a todos. Sólo los pueblos podemos parar la demencia del sistema, está prohibido no resistir. El pánico del capitalismo es ver a los pueblos en rebelión.    

(*)  Ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)

josejustinianol@hotmail.com