Y esto que nos ha legado, estas mil flores, esta juventud, otro país, otros sueños. Asombra la grandeza de los gestos, de lo que pueden las convicciones. Uno lo escuchaba y en algún lado pensaba que no podría hacer lo que decía iba a hacer. Y lo hizo.
-Le costó la vida.
Cierto. Un imprescindible que se nos fue. Cierto. Pero la vida vale mil veces más cuando se deja semejante siembra ¿no? A mí me gustaría, lo deseo desde el pecho, que estuviera con nosotros, que hoy estuviéramos festejando lo que acaba de hacer Cristina contra la extranjerización de la tierra. Pero si en eso avanzamos tanto, es porque antes Néstor dejó su vida para este entramado de nuevo país.
Y uno ve esta multitud de jóvenes, nos vemos a nosotros mismos y sabemos que estamos cambiando el país, que estamos avanzando por quebrar la matriz de la Argentina agroexportadora. El modelo que se impone después de Caseros. Lo que estamos disputando no es un auumento salarial – que también los compañeros pelean fuerte- sino estamos dispuntado un país, ese país que no fuimos, que los golpes militares cortaban y que ya cuando se vieron mal, instauraron el terror en 1976.
-¿Y Néstor?
Si. El otro día hablaba de cuando le hizo bajar el cuadro de Videla a Bendini y como Mirta Garré hizo que se cambiara el nombre de una escuela policial. Villar, un asesino que todavía lucía su nombre allí. Y volviendo a esta medida espectacular de Cristina de mandar la ley contra la extranjerización de la tierra. Eso es el cambio profundo que estamos viviendo. Se avanza para quebrar el modelo agroexportador que se impuso definitivamente después de Caseros. Eso es quebrar la matriz histórica de la dependencia, de la riqueza para pocos. Sobre ese camino vamos y eso es lo que sembró Néstor Kirchner…
-Y eso le costó la vida.
Sí. Yo preferiría tenerlo aquí, al compañero. Sin embargo, la obra de un hombre deja tal huella, eso es lo que vale. Y supongo que Néstor sabía que se exponía con los avisos que le había dado el cuerpo. Pero prefirió no bajarse. Y ahora tenemos esta nueva generación, este nuevo país que vamos armando y que no será tan fácil si no apretamos con más militancia, más formación de cuadros políticos, más compromiso con el modelo. Modelo que no es Cristina, sino que ella nos representa y ella también es de los irremplazables.
Era difícil entablar el diálogo, las palabras era tapadas por los bombos, los cánticos, alguna trompeta, estruendos y una juventud de energías inagotables. El Lezama como un bastión de lo nuevo en esos miles de pibes que atronaron durante horas con su alegría inagotable, su fuerza. La energía vital de los sueños. Los compañeros y compañeras del Frente Transversal también están metidos en el quilombo. Banderazos, flameadoras, rostros pintados y la figura de Néstor Eternauta en camisetas, en pancartas, en afiches, todo readeudo de Flores.
Néstor Kirchner es el hombre de las mil flores. Y sí, miles de jóvenes se concentraron para recordarlo a seis meses de su muerte y a ocho años de las elecciones que lo llevaron a la Casa Rosada. Y al ver esa juventud, del futuro que se abre para ellos, ver lo que ya están viviendo, para un veterano de estas guerras, de pena no tener 20 años. Eso se puede pensar mientras todavía estamos con Edgardo Depetri.
-Cuénteme algo del Turbio, cuando era minero.
Ahí lo conocimos a Néstor. Y a Cristina. Eran nuestros abogados, compañeros siempre. Y si uno lo piensa, yo pienso muchas veces como fue el derrotero de la vida de Néstor. Un abogado, metido allá, en el fin del mundo, que después fue intendente de Río Gallegos, que después gobernador y su llegada a la presidencia en plena crisis, cuando el neoliberalismo ya había concluido su tarea de detracción del aparato productivo. Bueno. Es la historia de un hombre ¿no? Lo que quiero decir, había dentro de él, una certeza, o convicción y cuando pudo, ya no hubo dudas. Un país soberano. Otro país. Sí. Eso es Néstor Kirchner, por esa puerta entró en la historia. El hizo su propio destino.
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