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El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, disolvió el Parlamento y convocó a elecciones legislativas anticipadas el próximo 5 de junio. La decisión se esperaba tras la renuncia del ministro José Sócrates la semana pasada.
Cavaco Silva transmitió su deseo de que en los próximos comicios se consiga un «compromiso estratégico a mediano plazo y un alargado consenso político y social» fundamental, según él, para «salvaguardar el interés nacional». Todos los partidos representados en la asamblea han dado su visto bueno a la convocatoria de elecciones anticipadas.

Desde el inicio de la crisis económica Portugal ha estado sometido a una creciente presión de parte de los mercados financieros y de las agencias de calificaciones, preocupadas por la solvencia del país. A la mala situación que atraviesa la economía se ha sumado la crisis política desatada tras la dimisión del primer ministro Sócrates que se vio obligado a renunciar porque no había logrado acordar con los opositores su último plan de ajuste financiero.

De acuerdo con el programa presentado por el ex primer ministro, se pretendía reducir el déficit público al 4,6% el año 2011 para evitar recurrir a la ayuda financiera internacional. Mientras que distintos analistas daban casi por hecho el rescate de Portugal, Sócrates no cedía, insistiendo en que el Gobierno «hará lo que sea necesario» para resolver la situación sin mediación de fondos internacionales. Sin embargo, el principal partido de la oposición, el Partido Socialdemócrata, no confió en estas declaraciones y no respaldó el plan de austeridad.

La renuncia de Sócrates ha empeorado las condiciones económicas del país. La agencia crediticia Standard and Poor’s (S&P) volvió a rebajar la nota de solvencia de la deuda pública portuguesa hasta colocar su calificación al límite de «bono basura», como previamente lo había hecho la agencia Fitch. El panorama negativo se ve aún más nublado por los pronósticos desfavorables: el Banco de Portugal considera que los intereses en todos los plazos aumentarán hasta rozar el 7,6% para 10 años.

Además, se prevé una nueva caída del empleo, sobre todo en el sector público. Los expertos vaticinan que si Portugal no paga los casi 9.000 millones de euros en deuda a largo plazo que vencerán, tocará las puertas del Fondo Monetario Internacional antes de junio. Sin embargo, el Tesoro luso de momento se mantiene firme asegurando que hay dinero.