Rupert Cornwell*
Ya está instalado que Barack Obama se dirige a un segundo mandato. Pero una encuesta publicada ayer hace pensar, ya que indica que los norteamericanos están del peor humor posible desde que asumió, hace 27 meses. Estos resultados pesimistas surgen del último estudio mensual de New York Times/CBS News y resultan sorprendentes porque la economía parece estar mejorando, los números oficiales muestran que el desempleo baja y el mercado de acciones volvió a niveles vistos por última vez antes de la crisis de 2008-2009.
Estas buenas noticias parecen tener poco impacto. Siete de cada diez norteamericanos dicen que el país “va por el camino equivocado”, mientras que casi el ochenta por ciento piensa que la economía está empantanada o va peor. Estos números muestran un claro cambio negativo desde la encuesta del mes pasado.
Este renovado pesimismo se debe casi seguramente a una combinación de factores: la explosiva deuda nacional y la incapacidad de los dos partidos nacionales de ponerse de acuerdo en cómo reducirla, destacadas por la advertencia de la agencia financiera Standard & Poors sobre la futura baja de calificación del crédito de los Estados Unidos y la ya proverbial obsesión norteamericana por el precio de los combustibles, que ya se acercan rápidamente a su pico de mediados de 2008.
Esta depresión realimenta la imagen negativa del presidente Obama. El estudio muestra que su porcentaje de aprobación es de 46 puntos, con un 45 por ciento que lo rechaza como un mal presidente. Esta encuesta y todas las demás realizadas en los últimos meses muestran que Obama tiene una imagen positiva de menos del cincuenta por ciento, número considerado como el mínimo para que un presidente pueda buscar su reelección con chances razonables.
En todo caso, parece sugerir el estudio del New York Times y la cadena CBS, los norteamericanos parecen más dispuestos a probar la dura receta de cortes presupuestarios para reducir el déficit de los republicanos que la combinación que ofrece Obama de cortes en los gastos y subas en los impuestos. La idea de que es mejor tener menos servicios de un gobierno más chico y no más servicios de un gobierno mayor gana en la encuesta por 55 puntos contra 33.
Sin embargo, el presidente tiene algunas ventajas claras sobre quien decida desafiarlo. Por ahora, tiene una capacidad masiva, enorme, de reunir fondos de campaña. Y que no tenga que ir a una primaria contra un oponente interno significa que puede planear la campaña del modo que mejor le convenga.
Pero aun así la encuesta indica que Obama es claramente vulnerable de cara al 2012, si es que los republicanos pueden presentar un candidato que resulte creíble. Y eso es, por supuesto, un “si” de gran tamaño, ya que ninguna de las figuras principales del partido está haciendo una gran impresión ante el público. De hecho, cuando un republicano llega a la tapa de los diarios, suele ser Donald Trump con su plataforma derechista dura, acusando a Obama de ni siquiera ser norteamericano de nacimiento. Los estrategas republicanos advierten que insistir en ese tipo de argumentos sólo va a servir para que los votantes moderados y centristas se convenzan de que el Partido Republicano fue copado por un grupo de lunáticos, con lo que votarán a Obama de nuevo.
Estos temores, sin embargo, pueden ser exagerados. El empresario Trump es muy conocido, pero el sesenta por ciento de los encuestados en este estudio no cree que sea un candidato serio. De las demás figuras republicanas, Mitt Romney aparece como lo más parecido a un precandidato posible, aunque los encuestados que se dicen republicanos parecen aceptarlo sin particular entusiasmo. El resto de las figuras posibles para competir con Barack Obama simplemente no son tan conocidas como para que los consultados tengan opinión sobre ellos.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.