
Patrick Achi, portavoz del Gobierno del presidente electo Ouattara, acusa a los milicianos que apoyan al presidente Gbagbo, de ser el principales responsables de los saqueos masivos y robos registrados a lo largo de la jornada en varios barrios de Abiyán.
Esta batalla, que decidirá el futuro del país, estalló el jueves, cuando las tropas leales a Outtara, provenientes del norte, tras hacerse casi sin lucha con la capital administrativa del país, Yamusukro, alcanzaron Abiyán, la capital económica.
El Ministerio francés de Asuntos Exteriores, consciente del peligro que corrían muchos de los 12.000 franceses que viven en Costa de Marfil, les pidió que no salieran de casa y que se abstuvieran de viajar por carretera. Air France informó de que suspendía los vuelos con Abiyán. Y casi dos centenares de soldados franceses destacados en la ciudad de Costa de Marfil se desplegaron, subidos en blindados, con el objeto de patrullar los barrios habitados por los occidentales y evitar los saqueos.
Mientras, se sucedían los llamamientos para que el ex presidente de Costa de Marfil abandonara su último reducto y se marchara del país. Lo hizo el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon; y lo hizo después el Elíseo, consciente de su papel de ex metrópoli, por medio de un comunicado, después de que Nicolas Sarkozy se reuniera con su primer ministro y los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores para seguir de cerca lo que pasaba en Abiyán. Una petición a la que se sumó también el Gobierno de Estados Unidos, que esta madrugada pedía en a la ONU y a Francia que hagan todo lo posible en Costa de Marfil para proteger a la población civil del país africano e impidan posibles saqueos.