Japoneses hacen provisiones masivas de agua y víveres

 

Panorama Alternativo

 

Sendai.- Unas 500 mil personas fueron evacuadas y muchas tuvieron que ser alojadas en centros de emergencia tras haberlo perdido todo con el paso del tsunami.
Unos 100 mil soldados trataban de asegurar en toda la región el aprovisionamiento de agua potable y alimentos, restablecer las infraestructuras viales y de telecomunicaciones y despejar el terreno en busca de eventuales sobrevivientes.

En Sendai, una ciudad arrasada, la destrucción fue total. En el aeropuerto local, trozos de avionetas sobresalían del barro entre restos de casas de playa arrastradas hasta allí por el oleaje.

En la ciudad de Fukushima, 80 km al noroeste de la central, «hay muchos niños enfermos, las farmacias están cerradas (…). Todos quieren irse, pero no hay gasolina» para los vehículos, contó por teléfono Kaoru Hashimoto, un ama de casa de 36 años que vive en esa localidad.

«Prácticamente todo está fuera de control», agregó el comisario, afirmando «no excluir lo peor en las próximas horas y días» en Japón.

Las autoridades indicaron que también se detectó radiactividad en la zona de Tokio (a 250 km al sudoeste de la central), aunque en niveles que no suponen peligro para la salud.

 

Los habitantes de la capital, la mayor megalópolis del planeta (35 millones de habitantes), se precipitaban a las tiendas para comprar máscaras y material para enfrentar cualquier emergencia.

Los japoneses hacían provisiones masivas de agua y víveres, vaciando las góndolas de los supermercados, pese a las advertencias de que esas compras podían comprometer el abastecimiento de las áreas devastadas por los desastres.

El temor de un desastre nuclear que aseste un golpe letal a la tercera economía mundial provocó pánico en los mercados