Lo cierto es que Obama ha anunciado más presiones políticas que militares contra el gobierno de Gaddafi y ha intentado tomar distancia de un conflicto cuya arrancada él mismo aprobó desde Brasilia, mientras visitaba a la Presidenta Dilma Rousseff.
El discurso de Obama ha estado lleno de perlas. “El riesgo y costo de esta operación serán reducidos al traspasar la operación a la OTAN- dijo el Presidente, refiriéndose por supuesto al “riesgo y los costos” para los soldados norteamericanos. No contaron en sus palabras las cientos de víctimas del lado libio, incluyendo no pocos civiles.
“Estados Unidos no debe ser el ‘policía del mundo’, pero siempre debemos intervenir” (puede que después de esta frase usted se pregunte si Obama está loco o si es que realmente las dos frases anteriores resultan contradictorias)
“Estoy convencido de que, más allá de los costos monetarios, la intervención en Libia fue una decisión correcta. Aunque nadie sabe que sucederá con Libia cuando Gadafi esté fuera del poder”.
“Gracias al esfuerzo de nuestras fuerzas y de nuestro diplomáticos. Lo que podemos hacer y haremos siempre es apoyar al pueblo libio para evitar una masacre. Asistir a la oposición hasta que Gadafi deje el poder. Los libios son los únicos que pueden definir su futuro” (por eso mismo, por la capacidad de autodeterminación de los libios, fue que Obama decidió autorizar la Odisea del Amanecer, junto a la “coalición” europea y el concurso de Naciones Unidas. Alguien con sentido común diría, más bien, que cualquiera puede definir el futuro de la nación árabe excepto, precisamente, los propios libios).
“No son problemas de Estados Unidos, pero sí son importantes. En esos casos, no debemos tener miedo de actuar. Ahora tenemos que movilizar al mundo para realizar una acción colectiva”.
“Una acción militar siempre tiene riesgos. Libia, somos tu amigo”(mejor evitar comentarios, para no herir la sensibilidad de los lectores)
“Si ellos quieren ser libres, encontrarán un amigo en los Estados Unidos. Hicimos esto por un futuro más seguro para todos”.
“Quiero agradecer a los americanos que sirvieron en esta misión”- concluyó, como si se tratara del final de un cuento de hadas. ¿Será que Obama se considera a sí mismo el personaje salvador de una historia de ficción? En todo caso, pareciera que el Presidente norteamericano se convierte cada vez más en un experto, no precisamente en resolver conflictos políticos, sino en aparentar solucionarlos a costa de una seductora retórica.