Manuel Freytas/IAR Noticias/
La manipulación informativa, con la «demonización» de Kadafi y el ocultamiento de los verdaderos objetivos que persigue la alianza imperial resulta clave para hacer desaparecer el rol del «invasor» (la coalición imperial) y el rol del «invadido» (Libia y su población que padecen los bombardeos de la alianza imperial). El bombardeo mediático atomizante con titulares direccionados psicológicamente con las consignas dicotómicas del «Mal» (Kadafi y su régimen) y del «Bien» (la coalición invasora) traza una cortina de humo sobre los resultantes (las víctimas masivas y la destrucción del país) y sobre los objetivos (el apoderamiento de Libia y de su petróleo). De esta manera, las cadenas mediáticas internacionales se convierten en las mayores legitimadoras y justificadoras de la operación militar internacional que está despedazando a Libia y a su población civil durante las 24 hs.
Las noticias sobre Libia giran sobre dos axiomas mediáticos (manipuladores) centrales impuestos a escala global:
1) Las tropas, tanques y aviones de Kadafi, son «máquinas de asesinar a civiles».
2) Los misiles, las bombas inteligentes, los cazas bombarderos, los submarinos y los portaaviones de la coalición imperial son instrumentos democráticos de «paz y liberación» Obama dice que la misión en Libia salvó «incontables» vidas.
Kadafi somete y mata, la coalición imperial libera y protege.
Estas dos fronteras conceptuales (impuestas psicológicamente) marcan el tratamiento y la valoración de las «noticias» sobre Libia.
Y conforman el eje central (encubierto) de la manipulación mediática que la prensa internacional utiliza día y noche para ocultar o deformar la compresión estratégica de lo que realmente está sucediendo en Libia.
Un país sometido primero a una «revuelta popular» digitada desde afuera para derrocar al gobierno, a una «rebelión» armada con toma de ciudades después, y finalmente a una intervención militar internacional con bombardeos ininterrumpidos con muerte de civiles inocentes desde hace siete días.
Simultáneamente, la coalición imperial «humanitaria» mantiene un bloqueo económico y un aislamiento internacional que acrecienta el riesgo de una «catástrofe humanitaria» para el pueblo libio.
En la concepción maniqueísta y mediática del «bien» y del «mal» el aparato militar de Kadafi actúa (casi exclusivamente) para «asesinar a civiles».
La maquinaria de EEUU y de la OTAN solo actúa en «misión humanitaria» para impedir que el régimen libio siga matando a la población civil.
«La campaña del «bombardeo humanitario» de Libia es un componente integral de la estrategia militar que consiste en destruir la infraestructura civil del país. Se ha hecho siguiendo el modelo usado previamente en otros sitios, incluyendo el bombardeo de Yugoslavia en 1999 y la campaña militar contra Irak en 2003″, afirma Michel Chossudovsky en un artículo publicado en Global Search.
«Cuando bombardearon Yugoslavia en 1999 -agrega- , puentes, centrales energéticas, escuelas y hospitales fueron designados como «blancos legítimos de ataque» por el Centro Combinado de Operaciones Aéreas (CAOC según sus siglas en inglés) de la OTAN en Vincenza, Italia, y cuidadosamente «convalidados antes del lanzamiento del ataque». En Libia se está aplicando el mismo procedimiento: los objetivos militares y civiles se aprueban con anticipación. Los pilotos no siempre saben el carácter preciso del objetivo».
Y hay diferencias conceptuales (en títulos y en desarrollo de las noticias): Cuando Kadafi acciona contra las bandas «rebeldes», ataca a «ciudades y poblaciones civiles» Ataques aéreos contra la ciudad libia de Ajdabiyah. Cuando EEUU y sus aliados bombardean Libia día y noche, lo hacen contra «objetivos militares».
Las muertes causadas por el accionar militar de Kadafi se califican como «asesinatos», las muertes (cuyas cifras se ocultan sistemáticamente) causadas por la maquinaria imperial se califican como «efectos colaterales».
No hay invasor (la coalición internacional), ni invadido (Libia y su población), sino una operación humanitaria para rescatar al pueblo libio de las garras de un «dictador genocida».
Las operaciones militares de Kadafi son «ataques». Los bombardeos de la coalición extranjera son «misiones» para proteger y salvar vidas. OTAN prepara comandancia para manejar la misión en Libia.
«La «responsabilidad de proteger» ha recibido el apoyo de organizaciones de la sociedad civil y de las ONG. Muchos sectores de la izquierda progresista apoyan los bombardeos a Libia como un medio para conseguir la democracia, sin siquiera analizar la naturaleza y composición de la rebelión», puntualiza Chossudovsky.
«Aquellos que se expresan contra la «zona de exclusión aérea» decretada por EEUU-OTAN son catalogados de inmediato como «apologistas de Kadafi», añade el analista.
Las noticias sobre las víctimas (de ambos bandos) también difieren en su calificación y tratamiento.
La información sobre las muertes de civiles causadas por el ejército de Kadafi, siempre son tomadas de «fuentes rebeldes» y se las presenta sutilmente como un hecho verificado y cierto Al menos 115 muertos en los ataques contra Misrata.
La información sobre la muerte de civiles causada por los bombardeos de la coalición invasora se presenta «entrecomillada», en duda, y como de «fuentes del gobierno» El régimen denuncia un ‘número importante’ de víctimas civiles.
Esta (desembozada) antinomia maniqueísta del «bien» (la coalición imperial) y del «mal» (Kadafi y su ejército) excluye toda comprensión geopolítica, económica o militar del proceso y los acontecimientos que se están desarrollando en Libia.
A escala global (y como producto de la repetición diaria de las grandes cadenas internacionales y locales) el televidente, el lector o el radioescucha registra y graba estos dos eslóganes antinómicos: Kadafi (el malo) asesina, el Imperio (el bueno) salva y protege.
Aunque parezca un absurdo, es la síntesis final (producto de la manipulación) que queda en la cabeza de las mayorías manipuladas a nivel mundial.
Como señala acertadamente Michel Chossudovsky: «El fin de la campaña de desinformación de los medios es encubrir descaradamente la muerte de civiles. Los reportes de los medios occidentales de las bajas son extremadamente indirectos. Los misiles Tomahawk y los bombardeos aéreos se presentan como instrumentos de paz y democracia; que no matan a la población civil. Sin esta campaña de desinformación, la legitimidad de las operaciones militares colapsaría como un mazo de naipes».
La historia, el para qué del conflicto, los objetivos y las estrategias que guían a los actores centrales, desaparecen. Solo hay un proceso de acción-reacción, donde Kadafi (el malo) mata irracionalmente y sin causa que lo justifique, y la coalición imperial y los golpistas internos (el bueno) solo actúan por causas humanitarias para neutralizarlo o detenerlo.
De manera tal, que el objetivo central de la operación imperial contra Libia (el petróleo y el control geopolítico y militar), y el objetivo central de Kadafi (terminar con la insurrección interna y restablecer el control sobre el país), desaparecen de escena.
El ataque militar a Libia prueba algo indiscutible: El sistema imperial capitalista centralizado en el eje USA-UE-Israel es impune. Y está solo. No tiene enemigo estratégico. Puede invadir, matar o perdonar, a su arbitrio.
El aparato de la prensa mundial y sus analistas mercenarios les pertenece y está al servicio (las 24 horas del día) del ocultamiento o la deformación de los hechos que se suceden a partir de la operación interna lanzada para derrocar a Kadafi en Libia.
Y hay una cuestión verificable y estadística: La prensa internacional, sus analistas superficiales, vaciados de cerebro estratégico, no analizan objetivamente los hechos que están sucediendo en Libia. Solo se limitan a «comentar» los titulares escritos por las usinas golpistas (las únicas fuentes existentes) y a proclamar consignas «demonizadoras» del jefe del régimen libio.
La manipulación informativa, con la «demonización» de Kadafi y el ocultamiento de los verdaderos objetivos que persigue la alianza imperial resulta clave para hacer desaparecer el rol del «invasor» (la coalición imperial) y el rol del «invadido» (Libia y su población quienes padecen los bombardeos de la colación imperial).
El bombardeo mediático atomizante con titulares direccionados psicológicamente con las consignas dicotómicas del «Mal» (Kadafi y su régimen) y del «Bien» (la coalición invasora) traza una cortina de humo sobre los resultantes (las víctimas masivas y la destrucción del país) y sobre los objetivos (el apoderamiento de Libia y de su petróleo) de la operación militar internacional.
De esta manera, las cadenas mediáticas internacionales se convierten en las mayores legitimadoras y justificadoras de la operación militar que está despedazando a Libia y a su población durante las 24 hs.
manuelfreytas@iarnoticias.com