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La Comisión Reguladora Nuclear de EE. UU. (U.S. Nuclear Regulatory Commission, NRC) hizo público su informe con el análisis de la catástrofe en la central nuclear de Japón Fukushima-1. Los especialistas norteamericanos establecieron la cronología de los acontecimientos que desembocaron en el colapso de los sistemas de enfriamiento de los reactores y estimaron el carácter y magnitud de los daños.
Los científicos concluyeron que la causa principal del desastre nuclear ha sido que el efecto doble, el del terremoto y tsunami, del 11 de marzo sobrepasó los límites de resistencia que contemplaba el diseño de la central.
Dale Bridenbaugh, uno de los ingenieros de la compañía estadounidense General Electric, compartió este punto de vista. En su entrevista al diario británico The Telegraph, Bridenbaugh comunicó que el diseño Mark 1 de General Electric para los reactores todavía no estaba ideado para “resistir las cargas” que pudieran originarse de un accidente a gran escala.
Añadió que lo más probable era que para edificar Fukushima-1 hubieran empleado precisamente el sistema Mark 1. El ingeniero acentuó que había participado en las labores del diseño de la planta y había opinado entonces que “la empresa no estaba considerando las cosas de una manera suficientemente seria” y que “algunas de las plantas debían cerrarse hasta que el análisis se completase”, pero la compañía “no quiso hacerlo”. Bridenbaugh acentuó que por esta razón había renunciado.
General Electric, por su parte, a través de un comunicado oficial declaró que es aún demasiado temprano para poder concluir con total seguridad qué ha pasado en cada uno de los reactores de Fukushima y se comprometió a participar en las labores de investigación. Argumentó, además, que su tecnología de reactores Mark 1 cuenta con “40 años de operaciones seguras” y responde a todos los requisitos de la orden de la NRC de 1980.
Este viernes la NRC divulgó su informe sobre los acontecimientos en Fukushima por todas las plantas nucleares estadounidenses en funcionamiento. En una nota adjunta solicitó a las centrales que estudiaran todos los detalles del análisis efectuado, comprobaran si sus instalaciones y equipamiento corresponden a las características necesarias para poder resistir una catástrofe natural de parecida envergadura y consideraran las medidas apropiadas para garantizar la seguridad.
Para verificar si el diseño de una central le permitiría aguantar el apagón de la estación durante un cierto período de tiempo y recuperarse después de éste, los autores sugieren que se analicen los siguientes puntos:
-analizar si el diseño de la planta es capaz de mitigar las condiciones causadas por eventos severamente desfavorables, como la pérdida de la mayor parte de los sistemas operativos y de seguridad a causa de desastres naturales, incendios, explosiones o la colisión de un avión;
-analizar si es capaz de mitigar la pérdida total de suministro eléctrico;
-analizar si es capaz de mitigar la inundación o los efectos de las inundaciones en sistemas internos y externos de la central;
-identificar la capacidad de resistencia del equipamiento en caso de sismos de una envergadura relevante para la zona y desarrollar estrategias mitigantes para responder a las vulnerabilidades potenciales.
Hoy en día EE. UU. cuentan con 104 reactores nucleares que cubren el 20% de la demanda de energía eléctrica en el país. Tras la catástrofe de la central japonesa, el presidente Barack Obama ordenó a la NRC que analizara las medidas que garantizan la seguridad en las plantas nucleares norteamericanas, pero acentuó que EE. UU. no dejarán de explotar las centrales.