Enrique Javier Diez Gutierrez

Rebelion

 

ExxonMobil Spain ganó 10.000 millones en los últimos dos años sin pagar un euro en impuestos. Exxon, al igual que otras muchas multinacionales, se acoge a un régimen tributario especial establecido y mantenido por PSOE y PP: las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE). El uso de esta figura de ingeniería financiera es solo un ejemplo de cómo nuestros gobiernos calman a los mercados, facilitando legalmente que multinacionales como ExxonMobil Spain hagan pasar fugazmente el dinero por España para no tributar millones en impuestos. Google usa estructuras fiscales similares, aprobadas por los gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas en Holanda o Irlanda para tributar solo por un 2,4% de sus beneficios de fuera de Estados Unidos; Facebook prepara una estructura similar. En España, multinacionales como Vodafone, Hewlett Packard, American Express, General Mills o Eli Lilly han utilizado las ETVE para no tributar cientos de millones en impuestos.

Mientras, el PP y el PSOE han rechazado una propuesta de Izquierda Unida en beneficio de los que menos tienen: modificar la Ley Hipotecaria para admitir la dación en pago y así saldar la deuda hipotecaria con la entrega de la vivienda, algo que ya es norma en otros países.

La propuesta de IU se apoya además en sentencias judiciales recientes favorables a esta fórmula, que evitaría la exclusión social de muchas familias que con la ley actual no saldan su deuda con la entrega de la vivienda y tienen que seguir pagando capital e intereses a su entidad bancaria.

Hacienda descubrió 3.000 cuentas no declaradas de grandes fortunas, que sacaron capitales ilegalmente del país para ubicarlos en Suiza, por valor de más de 6.000 millones de euros y no procedió a ninguna sanción por fraude fiscal. Hasta pasados cinco meses, a punto de prescribir, no inició requerimientos, dándoles un plazo de tiempo para que regularizaran de forma voluntaria su situación.

Mientras que a ellos se les “perdona” y se les da la posibilidad de presentar declaraciones complementarias, a los pequeños contribuyentes se nos aplica a «rajatabla» el régimen sancionador.

Los altos directivos del Ibex 35 se han subido un 20% el sueldo en 2010, en plena crisis económica, hasta sumar 189,6 millones de euros. Gamesa, Banco Sabadell y Gas Natural se incrementaron el 59%, 31% y 29%, respectivamente. Amadeus, una central de reservas de viajes española, ha pagado en 2010 a los ocho componentes de su alta dirección 55,1 millones de euros, una media de casi siete millones por cabeza.

Mientras se han congelado las pensiones y se han recortado los salarios de los trabajadores de la Administración Pública y los Fondos de Cooperación. Se suprimen las ayudas de 426 euros para los desempleados que han agotado todas sus prestaciones, sustituyéndolas por otra de 400 euros, que reduce el número de perceptores y endurece las condiciones de acceso.

Se mantiene la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio, que supone dejar de ingresar 2.200 millones de euros al año. Mientras en España ya son 1.328.000 los hogares con todos los miembros en paro.

Se hace reforma tras reforma, nos dice el gobierno, para calmar a los mercados. Repite este mantra sistemáticamente, olvidando que los “mercados” son las oligarquías financieras de siempre. Esos, cuyas multinacionales obtienen insultantes beneficios durante la crisis, cuyos directivos se suben los salarios hasta la indecencia, cuyos negocios son rescatados con nuestros impuestos, cuyos impuestos son rebajados hasta el ridículo y cuyas riquezas depositan a salvo en paraísos fiscales.

Mientras a los sufridos trabajadores y trabajadoras, se les congelan los salarios y las pensiones, se les abarata el despido, se les retrasa la edad de jubilación, se les privatizan los servicios públicos, se les recortan los gastos sociales, se les ponen al lado cementerios nucleares o se alarga el plazo de funcionamiento de centrales nucleares obsoletas. Todo ello, nos dicen, por nuestro bien, para calmar a los mercados. Esos mercados a quienes parecen servir tanto los gobiernos conservadores como socialdemócratas europeos. Si están al servicio de los mercados, es decir de las oligarquías financieras, por qué les seguimos votando.

Parece que la última etapa de la colonización consiste en colonizar el pensamiento. Ya lo decía Marx en La ideología alemana, que la clase dominante presentará sus ideas como las únicas racionales y universalmente válidas para lograr que sus supuestos se conviertan en el sentido común dominante.

Las falacias, a base de oírlas, repetidas una y mil veces, por estos políticos y los medios de comunicación en manos de esas oligarquías, parece que acaban penetrando y moldeando el imaginario social, aceptando este tipo de sociedad del doble rasero como algo natural e inmodificable, quedando sólo lugar para la adaptación al mismo.

Pero sí hay una salida a esta situación y pasa por luchar contra el fraude fiscal, con una reforma progresiva para que pague el que más tiene, aumentando así los ingresos del Estado para que pueda crear empleo público que garantice servicios públicos de calidad e inversiones en sectores estratégicos de la economía, creando una Banca Pública que garantice el crédito a las familias y a las pequeñas empresas y autónomos, penalizando la precariedad laboral y defendiendo los derechos laborales y a los sindicatos que los garantizan.

Necesitamos creer y construir otro tipo de sociedad. El sistema actual fabrica millones de pobres y excluidos, multiplica el expolio y arruina los recursos del planeta. Pretender que estamos condenados a vivir bajo esta ley de la selva, que sólo beneficia a unos pocos en detrimento de las mayorías, es tomarnos por imbéciles. Ya es hora de despertar e indignarnos, como reclama Stéphane Hessel, autor del best seller ¡Indignaos!, que ha vendido más de un millón de ejemplares y encabeza desde hace tres meses la lista de los libros más vendidos de Francia. Aprendamos de este veterano de la Resistencia francesa de 93 años.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de la Universidad de León