Eva Golinger

7 de febrero de 2011.-Creada en 2002, la llamada Oficina de Iniciativas hacia una Transición (OTI, por sus siglas en inglés), que financió con millones de dólares a esfuerzos para desestabilizar a Venezuela y remover al Presidente Chávez del poder, por fin ha cerrado sus puertas luego de múltiples denuncias sobre sus actividades subversivas.

Cuando Russell Porter, el director de la Oficina de Iniciativas hacia una Transición (OTI), (una división de la Agencia International del Desarrollo de Estados Unidos (USAID) dedicada a la promoción de «transiciones» en países estratégicamente importantes para Washington), vino a Venezuela por primera vez en enero 2002, su tarea era «evaluar la situación política» para determinar como USAID mejor podría ayudar con una «transición hacia la democracia».

Pero el objetivo real no era apoyar la democracia en Venezuela, ya que Venezuela tenía un gobierno democrático apoyado por la mayoría del país. La misión de la USAID, junto a otras agencias de Washington, era impulsar un «cambio de régimen» favorable a los intereses estadounidenses, y eso significaba sacar al Presidente Hugo Chávez del poder.

 

De un principio, el programa de la USAID en Venezuela – que fue establecido pocas semanas después de la visita de Porter – estaba dedicado a financiar y asesorar a partidos políticos, organizaciones no gubernamentales (ONG), y medios de comunicación vinculados con el sector anti-chavista. Tres meses después del viaje de Porter al país suramericano, hubo un golpe de estado contra el Presidente Chávez, que luego de su éxito inicial, fue derrotado en menos de 48 horas por el pueblo venezolano. La mayoría de los grupos y actores involucrados en el golpe habían ya recibido un financiamiento multimillonario de la USAID y otra agencia estadounidense, la National Endowment for Democracy (NED).

PRESUPUESTO MULTIMILLONARIO

Durante sus primeros dos años de operaciones, la USAID/OTI en Venezuela manejó un presupuesto de más de 10 millones de dólares, financiando alrededor de 64 grupos y programas de la oposición en Venezuela. Gran parte de este financiamiento fue dirigida a la propaganda anti-chavista en los medios de comunicación durante un «paro patronal» a finales del 2002, y luego para respaldar la campaña del referéndum revocatorio para intentar revocar el mandato del Presidente Chávez.

Grupos opositores como Súmate, CEDICE, Primero Justicia, la CTV, Fedecámaras y otros, fueron los principales receptores de estos fondos, y los líderes de los esfuerzos de desestabilización en el país.

Fracasando en sus intentos de remover al Presidente venezolano de su cargo legítimo, en 2005, la USAID/OTI aumentó su presupuesto y reorientó su estrategia en Venezuela, está vez enfocando en un sector que aún no había sido explotado: la juventud.

Del 2006 al 2010, más de 34% del presupuesto multimillonario de la USAID/OTI en Venezuela – que llegó hasta 15 millones de dólares anuales – fue dirigido al financiamiento y asesoría de un movimiento «estudiantíl» y juvenil de la oposición. Talleres sobre como mejor utilizar redes sociales, como Twitter y Facebook, para facilitar un «cambio de régimen», o programas de capacitación del «liderazgo» entre jóvenes, fueron promovidos por todo el país, con el sello de la USAID.

El dinero fue efectivo. Nació un «movimiento estudiantíl» de la oposición – las «manos blancas» – que atrajo la atención mundial con sus protestas contra el gobierno venezolano y sus tácticas innovadoras, todas tomadas de los manuales y guiones de las agencias de Washington y sus socios, como el Instituto Albert Einstein y Gene Sharp – el «guru» de las llamadas «revoluciones de colores» en Europa Oriental.

Pero a pesar de la inversión multimillonaria en la oposición venezolana, no lograban su objetivo principal. Más bien, la popularidad del Presidente Hugo Chávez seguía creciendo, y los vínculos entre los grupos opositores y sus financistas y asesores estadounidenses los hacían menos atractivos.

EVIDENCIAS IRREFUTABLES

Para el año 2010, el financiamiento externo a grupos de la oposición en Venezuela llegó a más de 57 millones de dólares. Esta inmensa injerencia en los asuntos internos en Venezuela, y la violación de su soberanía, fue comprobada con documentos desclasificados del gobierno estadounidense, tanto como por informes públicos emitidos por instituciones internacionales, como la Fundación de Relaciones Internacionales y Diálogo Exterior (FRIDE) en España.

Al mismo tiempo, la presencia de la USAID en Venezuela nunca fue legítima – jamás fue autorizada por el estado venezolano, algo que evidenciaba una extrema violación de la soberanía nacional. A cambio de sus programas en otros países, que normalmente son realizados a través de acuerdos con las autoridades, en el caso de Venezuela, la USAID/OTI operaba de forma ilegal, semi-clandestina y subversiva.

Desde Venezuela, las denuncias sobre ese financiamiento desestabilizador por fin fueron escuchadas por las autoridades, y a finales del 2010 fue aprobada la Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Auto-Determinación Nacional, prohibiendo el financiamiento externo para fines políticos en el país.

¿Será que USAID decidió obedecer la ley venezolana? ¿Se dio cuenta que había perdido sus millones de dólares en una oposición fraudulente e incapáz de retomar el poder? ¿O simplemente está reestructurando su estrategia contra el gobierno venezolano, buscando otros canales para seguir financiando y apoyando a sus aliados?

Lo cierto es que no terminará ni el flujo de dólares a los grupos que promueven la agenda estadounidense en Venezuela, ni acabará la injerencia imperial en el país. Pero, el cierre de la oficina de USAID en Venezuela es un logro de la Revolución y un paso gigante hacia la soberanía nacional.

PD: La denuncia persistente a veces funciona, aunque el adversario sea poderoso, el compromiso con la justicia y la verdad siempre vencerá.

[Página oficial de la USAID en Venezuela: Programa Ahora Cerrado! http://www.usaid.gov/our_work/cross-cutting_programs/transition_initiatives/country/venezuela/index.html]