Pedro Echeverría V


1. El despido de Carmen Aristegui de su magnífico programa de radio y TV en Multivisión, por órdenes presidenciales y empresariales, ya me lo sé de memoria, pues hace dos años sufrió la misma experiencia. El argumento es sencillo: “No cabes ya en nuestra línea de programación, sobrepasaste los límites”. Lo extraño en el sistema capitalista y comercial es que una persona, siendo independiente y crítica del sistema, trabaje mucho tiempo sin que la corran. En el capitalismo para permanecer en estos medios casi siempre los empleados tienen que lamer las botas a los empresarios y para ascender en la pirámide sólo habría qué imaginar cuánta vergüenza más se debe pasar. Personajes como López Dóriga, Alatorre, Loret de Mola, Trujillo, Gómez Leyva, Cárdenas, Dresser, Ferriz de Con, etcétera, no necesitan mucha capacidad o simpatía popular; lo importante es que sean incondicionales a la empresa y no sean impugnados por las fuerzas del capital.

2. Aristegui es conocida en México y en varios países. Por su enorme presencia y popularidad no tengo duda que la escucharemos y veremos en los próximos meses hasta que la corran nuevamente, mediante cualquier pretexto, haciéndole un bien porque su popularidad se agiganta en cada movimiento: hoy se habla inclusive de hacerla candidata al gobierno de la Ciudad de México. Esto demuestra una vez más que los gobiernos y empresarios mexicanos son muy atrasados, que pertenecen a la Edad Media, puesto que no tienen capacidad para soportar ni siquiera a Aristegui que es tranquila, muy plural y equitativa. ¿Cómo esperar que puedan permitir una radio o TV con posiciones izquierdistas en la que los trabajadores y luchadores sociales puedan expresarse con libertad? Parece que en el país yanqui los márgenes de expresión son más amplios porque los empresarios suelen tener la suficiente fuerza para no obedecer al los gobiernos. En México son serviciales.

3. Pero a Aristegui, a pesar de no ser izquierdista sino simplemente una periodista equitativa y plural, la derecha extrema (gobierno de la República, panistas, empresarios, derechistas, un fuerte sector priísta)  la presenta como instrumento de López Obrador, incluso de socialistas que buscan desestabilizar al gobierno. Como sucedió después de ser cesada de W Radio ha más de dos años, Carmen iniciará nuevamente su recorrido por varios estados del país cubriendo cientos de invitaciones a conferencias, actos políticos, presentaciones de libros y demás reuniones que buscan escuchar sus saludos y opiniones. Necesitamos más Aristeguis, pero que no estén dependiendo de la empresa privada o del gobierno. Se ha demostrado el gran poder de los medios de información en el sistema capitalista y si queremos dar una batalla general equitativa y superior tenemos que construir instrumentos independientes. Por eso no puedo más que apreciar lo que muchos de mis amigos realizan en este campo en varios lugares.

4. Lo importante es que en esta nueva coyuntura de protesta y movilización creada a raíz de esta expulsión de Aristegui, se luche por crear y fortalecer la radio comunitaria, la radio y TV independientes, las radios universitarias libres, que serían los únicos medios donde podrían surgir los programas y las voces libres, tales como los establecidos por mis amigos Hilda, Sergio y otros en la Universidad de Ontario, Canadá, así como las tres radios combativas de México que escucho y me han abierto sus espacios: Radio Bemba de Hermosillo, Sonora de mi amigo Othoniel; Radio Libertad de Xalapa, Veracruz de Julio Ricardo y Radio La Nueva República en Tijuana y varios estados de mi amiga Patricia Barba. Esto aparte de las radios venezolanas: Radio Nacional y Telesur. Lo que ha sucedido con Aristegui nos debe poner a trabajar con más intensidad a fin de fortalecer la participación de las izquierdas en proyectos contraculturales y anticapitalistas.

5. En México hay toda una historia de periodistas corridos de los medios por el hecho de ya no caber en la línea editorial y sobrepasar los límites de la prensa burguesa. Piensa nada más: hasta el mismo Zabludovski que llegó a ser durante más de 20 años soldado del presidente e incondicional de Azcárraga Milmo, fue corrido siendo una institución porque fuerzas internas y externas lo pidieron. Mi amiga Manú Dornbierer, por rebelde la han expulsado de varios medios y a mí mismo. Sin querer compararme con nadie puedo decir que en 35 años de articulista –con cuatro o cinco notas por semana- he sido corrido (o me han dejado de publicar) en seis periódicos: en 1977 en Excélsior, en 1985 en Unomásuno, en 1996 en Diario de Yucatán, ese mismo año en Por Esto!; a los dos años en el Financiero Sureste y por último en el diario Mundo al Día. El único argumento que comprendí fue: “no cabes ya en nuestra línea política editorial, sobrepasaste los límites”.

6. Así funcionan en México, quizá en todo el mundo, todos los medios de información capitalistas o comerciales: arriesgan un poco para dar cabida a una oposición con el fin de demostrar “pluralidad” y ganar clientela; luego, sin que te digan “agua va”, la desaparecen sin darte una razón verdadera. El objetivo de cualquier empresa es, siempre será, ganar dinero; pero ojo, cuando el capital en su conjunto siente peligro une sus fuerzas para destruir o extirpar cualquier oposición. Por eso lo que le ha sucedido a la Aristegui es sólo un episodio de las luchas que debemos radicalizar en las calles contra el capital. Tenemos que gritar: reinstalación de Carmen, libertad de expresión, respeto a la disidencia; pero también –para demostrar el verdadero fondo del problema- hay que gritar: abajo el capitalismo, muerte a la explotación, viva la lucha independiente y profundización de la lucha de clases. Lo demás es seguir lamentando nuestras derrotas.

7. La batalla por los medios de información en México no es porque se habrán más medios burgueses para que haya variedad o pluralidad, sino luchas por abrir la mayor cantidad de radios comunitarias independientes y contraculturales. Me hace recordar la gran experiencia de la APPO en Oaxaca que. En medio de las fuertes movilizaciones en las calles tomaron por varias semanas radios y televisoras –no para repetir los mismos programas burgueses y comerciales- para programar, mensajes, música, teatro, conciertos, en los que los maestros, representantes de organizaciones y los luchadores sociales, programaban a partir de los intereses del pueblo. No necesitaron a especialistas en comunicación, les bastó tener algunas ideas progresistas y una enorme voluntad para que las cosas salgan. Seguramente más adelante iban a requerir de estudios, pero por lo menos durante ese tiempo Oaxaca contó con una radio y una TV que les creaba más conocimientos y conciencia de clase. Construyamos junto a Aristegui otro proyecto cultural.

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