Entre los elegidos por esa unidad, dirigida por el teniente general William Caldwell, como blancos de sus técnicas psicológicas estuvieron el senador John McCain, el propio jefe de las fuerzas armadas norteamericanas, almirante Mike Mullen, y la mayor parte de los miembros de los comités de asuntos militares del Senado y de la Cámara de Representantes, decisivos en la aprobación de los presupuestos para la guerra.
También fueron objetos de esa táctica, según la revista, algunas personalidades extranjeras, como el ministro del Interior de Alemania y el embajador de la República Checa en Kabul. El artículo, que va firmado por Michael Hastings, el mismo que realizó el perfil que provocó la dimisión del general Stanley McChrystal, aporta documentos y otras pruebas sobre la actividad de los soldados destinados a “operaciones de información” en el cuartel Camp Eggers, en Kabul.
El sucesor de McChrystal, general David Petraeus, ha ordenado una investigación para comprobar la veracidad de este artículo. Un portavoz del general Caldwell ha negado “rotundamente” que el militar estuviera implicado en las actividades de las que se le acusa. El Pentágono no ha querido aún hacer comentarios.