RNV / Agencias
Mientras el gobernador de Wisconsin, el republicano Scott Walter, prosigue con su plan contra el movimiento sindical, a nivel nacional crece hoy el apoyo a los agremiados estadounidenses.
A medida que otros gobernadores republicanos conservadores impulsen similares acciones contra los sindicatos como parte de sus políticas de reducción presupuestaria y de enfrentamiento al presidente Barack Obama, la repulsa avanza en el país.
En varias ciudades miles de trabajadores apoyan la causa de sus colegas con vigilias y protestas contra quienes pretenden despojarlos de su derecho a negociar contratos laborales, entre otros derechos.
¡Nadie silenciará nuestras voces! ¡No tenemos el lujo de poder perder! Digan al pueblo en Wisconsin, ¡somos uno solo!, exhortó Art Pulaski, líder de la Federación del Trabajo de California a una multitud de trabajadores que llegaron a Los Ángeles con velas y pancartas de todo el estado.
Un grupo de 160 sindicalistas de Los Ángeles, por ejemplo, viajó esta semana a Wisconsin para apoyar a sus colegas; reseñó Prensa Latina.
En las muestras de aliento que se extienden ya a cerca de 27 estados es común escuchar a los agremiados expresar que «las negociaciones colectivas son una forma de democracia»; «no culpen a los trabajadores de la avaricia de Wall Street».
Mientras tanto, el movimiento desencadenado en la Asamblea Legislativa de Madison, Wisconsin, es interpretado, además, como la preparación del escenario político para las elecciones de 2012, ante la posibilidad de que los republicanos frenen a los sindicatos que apoyan a demócratas.
La situación ya registra un impacto a nivel nacional, reflejado en que el 61 por ciento de los estadounidenses rechaza los proyectos de leyes antisindicales impulsadas por varios gobernadores republicanos, reveló el miércoles un estudio de la encuestadora Gallup y el diario USA Today.
El sondeo destacó que la mayoría de los estadounidenses se opone de forma enérgica a limitar el poder de los gremios, y sólo un 33 por ciento está de acuerdo.
Varios sindicatos y organizaciones nacionales respaldaron las manifestaciones y amenazaron con aumentar las huelgas si los republicanos insisten en sus proyectos.