Señaló que el director del Hospital de la Policía Nacional dio la orden para que se le suministrara el veneno al dignatario, quien se encontraba en el centro de salud.
Así lo informó la agencia oficial Andes, que señaló que Guerrero afirmó en una declaración escrita que el entonces director del Hospital de la Policía Nacional, César Carrión, le había dicho a un individuo de baja estatura ‘dale cianuro a Correa para que de una vez se muera.
“En varios momentos, César Carrión y este otro señor comenzó a alentar a quienes se encontraban en el tercer piso para que fuéramos sacados”, dijo el comunicador.
El periodista señaló que Carrión y otros sujetos de la Policía tuvieron responsabilidad en lo que sucedía dentro y fuera del hospital, donde quisieron asesinar al presidente Rafael Correa y a quienes se mantuvieron hasta cerca de la madrugada en sus instalaciones.
Indicó también que varios policías encapuchados y armados intentaron llegar al tercer piso del hospital donde se encontraba el jefe de Estado de Ecuador.
La declaración escrita de Holguer Guerrero fue remitida el 27 de enero pasado al fiscal de Pichincha (centro), Luis Enríquez, que lleva el caso y quien también ha acusado a Carrión de tentativa de asesinato en calidad de cómplice.
El periodista y testigo de los hechos ocurridos el 30 de septiembre de 2010 afirma que desde que brindó su primera declaración judicial ha sido objeto de una serie de amedrentamientos.
“No fue broma lo escuchado a César Carrión y como pretendía que el Presidente de la República fuera desalojado del tercer piso para que la turba policial hiciera de él lo que quisiera”, aseguró.
Guerrero sostiene en su escrito que la tarea de los comunicadores es defender la institucionalidad y sus representados, tras calificar como traidores a la patria a quienes atentan contra la estabilidad democrática y contra la vida de las personas.
La agencia oficial Andes informó que Guerrero mantendrá su testimonio, pese a las intimidaciones.
El 30 de septiembre de 2010, un grupo de policías ecuatorianos de tropa realizaron un intento de golpe de Estado contra el presidente Correa, apoyándose en la oposición a una Ley que planteaba una supuesta reducción de sus beneficios salariales.
El mandatario estuvo retenido en un hospital policial durante más de 12 horas tras haber presentado asfixia por los gases lacrimógenos lanzados por policías sublevados, quienes intentaron agredirlo físicamente.
Finalmente, luego un enfrentamiento entre los efectivos conspiradores y un comando de las Fuerzas Armadas, junto a miembros del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional, el mandatario ecuatoriano logró salir del recinto.
El intento de golpe de Estado fue condenado por toda la comunidad internacional y el Gobierno ecuatoriano acusa a la derecha de usar a los oficiales para lograr el derrocamiento del presidente Correa.