El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, está bajo fuego otra vez. Inga-Britt Ahlenius, hasta hace poco una de las más altas funcionarias del foro mundial, explicó a IPS el porqué de sus duros ataques a la administración del diplomático surcoreano.
«¿Cómo pudo haber sido este hombre designado para el puesto más importante del mundo? Definitivamente no está a la altura», dijo a IPS Ahlenius, quien hasta julio pasado ocupó el cargo de jefa de la Oficina de Seguimiento Interno de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Sus críticas al liderazgo de Ban fueron incluidas en un libro recientemente publicado en sueco, titulado «Mr. Chance». Aún no se ha decidido si será traducido al inglés.
«Estamos al tanto del libro. Hemos tratado el tema ampliamente el año pasado. No tenemos más comentarios para hacer», dijo el lunes el portavoz del foro mundial, Martin Nesirky.
Ahlenius, ex auditora general en Suecia, integró un grupo de expertos que expuso casos de corrupción en la Unión Europea en 1999. La sucesión de escándalos precipitó la caída del entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer.
Llamada «señora Audaz» por sus colegas en la ONU, Ahlenius acusó a Ban de estar más interesado en caminar en alfombras rojas y dar discursos que en asumir el papel de máximo jefe administrativo del foro mundial.
En las reuniones con sus asesores al retornar de sus viajes, Ban por lo general se dedica más a hablar de las cenas y de los banquetes a los que ha sido invitado, o de la cobertura de prensa de esos encuentros, que de atender los temas políticos y seguirlos, según Ahlenius. «Como jefe de la Secretaría es una catástrofe. No tiene interés ni está comprometido», afirmó.
También acusó al secretario general de falta de transparencia en la administración y de querer controlar la supervisión interna. Como ejemplo mencionó que Ban le impidió designar a un ex fiscal estadounidense como jefe de investigaciones de su oficina. Ban arguyó haber actuado de acuerdo con los procedimientos de la ONU.
Cuando Ban asumió el cargo, despidió a los principales funcionarios que habían trabajado para su antecesor, Kofi Annan. Ella fue la única subsecretaria general que no fue removida, ya que había sido nombrada por la Asamblea General.
En su informe final al abandonar el puesto en julio pasado, Ahlenius acusó a Ban de haber provocado una división en la ONU. IPS fue el primer medio que tuvo acceso total al documento, de 50 páginas, y lo publicó en su sitio web de TerraViva: http://ipsterraviva.net/uploads/UN/UN/report.Pdf.
«Yo era la única que estaba en posición de escribir un informe así, pues no estaba bajo la autoridad del secretario general y tenía un contrato no renovable. No tuve que reverenciar ni halagar a nadie», dijo Ahlenius.
El informe fue escrito durante un periodo de cinco meses. «Le consulté a cinco personas en puestos centrales de la Secretaría, que independientemente una de otra revisaron los hechos y el tono de los borradores. Todas coincidieron en que el informe hacía una justa descripción del estado de las cosas», dijo.
En conferencia de prensa en la sede de la ONU la semana pasada, Ban subrayó que las críticas de Ahlenius no tenían base. El jefe de gabinete de Ban, Vijay Nambiar, también acusó a Ahlenius de distorsionar los hechos.
«Fue solamente una forma de evitar la discusión. No encontrarán ninguna inexactitud en el informe porque no las hay», dijo por su parte Ahlenius.
Al principio, el informe fue públicamente reconocido por Ban como importante, «pero luego recibí una agresiva carta de Nambiar. También recibí llamadas telefónicas en las que se me alertaba que los círculos en torno a Ban Ki-moon no escatimarían esfuerzos para golpearme y herirme en represalia por mi informe», contó.
«Es una señal de la lamentable cultura de tratar de matar al mensajero», añadió.
En diciembre pasado, Ahlenius se enteró de que algunos de sus ex colegas en la ONU habían sido invitados a participar de una campaña de difamación contra ella.
Pero ella no es la única que critica con dureza al secretario general. La embajadora noruega en la ONU, Mona Juul, escribió un memorando interno en 2009 acusando al secretario general de débil, sin carácter, inefectivo y falto de carisma.
Juul también mencionó varias crisis en las que, sostuvo, Ban no logró nada: Birmania, Sri Lanka, República Democrática del Congo, Darfur, Somalia, Pakistán y Zimbabwe. Además dijo que no lo veía trabajando por los derechos humanos ni por el desarme.