La complicada situación no tiene visos de solución a corto plazo, según explicó hoy a periodistas el ministro panameño de Salud, Franklin Vergara, luego de informar que el último análisis de las 56 tomas de agua de la principal potabilizadora de la capital descarta la presencia de bacterias.
No obstante, “por los altos niveles de turbiedad que aún refleja la potabilizadora, el Ministerio de Salud reitera a la población que el agua no es apta para su consumo”, sostuvo el alto funcionario.
El director de Plantas Potabilizadoras, Rodrigo Barragán, citado por el diario local La Prensa, dijo que la viscosidad llegó a alcanzar el 3.500 por ciento por encima de lo permitido, pero actualmente ha bajado a 174 unidades nefelométricas (NTU), la unidad de medida de la turbiedad, por lo que aún no es apta para consumo directo, que exige que no sea de más de 10 NTU.
El agua se ofrecía con 0,5 NTU en la capital.
Cambio climático:
El pasado 8 de diciembre la tormenta, que los campesinos llaman “La purísima” por coincidir con una festividad de la Iglesia católica, superó todas las proyecciones, por la presencia de un frente frío proveniente de Colombia, causando inundaciones que cobraron diez vidas, más de 15.000 afectados y cuantiosos daños materiales aún no cuantificados en el centro y oriente del país.
El administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Alberto Alemán Zubieta, explicó en un reciente encuentro con periodistas que los aguaceros llenaron los lagos que abastecen el Canal de Panamá y obligaron a abrir las compuertas de las represas, que también abastecen a la potabilizadora de Chilibre que cubre la ciudad de Panamá y alrededores.
Aseguró que este tipo de aguaceros caen cada 200 años sobre Panamá, según los registros históricos que posee la ACP.
La descomunal fuerza de las aguas arrastró miles de toneladas de tierra de las orillas de los lagos Gatún y Alhajuela, afectadas desde hace décadas por la deforestación, lo que centuplicó el nivel de turbiedad, superando la capacidad de purificación del líquido en la potabilizadora de Chilibre.
Ello se agravó por la falta de dosificadores de repuesto por parte del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN), según su director Manuel González Ruiz, que pidió auxilio a la ACP, a Costa Rica y la potabilizadora de la provincia occidental de Chiriquí, porque los equipos comprados en EEUU no llegaron.
Enojo popular y especulación:
Los capitalinos panameños, que en las redes sociales descargan su descontento por la situación, han dejado de beber agua directamente, algo de lo que se ufanaban por ser considerada “la más pura del mundo”, y se resignan a comprar el líquido embotellado, enfrentándose también a la especulación y la escasez.
Este sábado el IDAAN puso en circulación 95 carros cisternas para abastecer hospitales, cárceles, el aeropuerto internacional de Tocumen y las zonas altas de la ciudad, mientras a diario publica las zonas que no reciben agua por la red y con mensajes en radio pide a la población no beberla si antes no la cuela y hierve.
La presidenta de la Cámara de Turismo de Panamá, Annette Cárdenas, advirtió a periodistas que los hoteles de la capital están capeando la situación con sus tanques de reserva, pero como la temporada alta está en inicio, el crecimiento de la demanda puede colocarlos en dificultades.
De los 135 millones de galones (3,8 litros) diarios que debe producir la planta de Chilibre para casi un millón de personas, actualmente alcanza el 75 por ciento, pero el anuncio de la llegada de un nuevo frente frío, posiblemente a partir de mañana, desató la alarma.
Según un mensaje en Twitter de la meteoróloga panameña Annette Quinn, lluvias fuertes caen hoy en la provincia caribeña de Colón, al norte de la capital, y se espera precipitaciones en la capital esta tarde, mientras se enfila uno de tres frentes fríos hacia Centroamérica, procedente de México.
La presidenta del Comité de Consumo Ético, Yakarta Ríos, exigió en rueda de prensa que el Gobierno explique si se tiene intenciones de privatizar el IDAAN y si los trabajos de remoción de material y deforestación por la ampliación del Canal de Panamá también han incidido en el aumento de la turbiedad en el lago Alhajuela.