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Ese es al menos el criterio que predomina hoy en medios políticos de esta capital y se infiere, además, del texto de la convocatoria oficial del evento partidista, dado a conocer la víspera por Rosario Murillo, coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía.
«Nos preparamos con optimismo y fortaleza para convocar a nuestro pueblo a continuar profundizando las transformaciones desde la Conciencia, en una Campaña Electoral que propone que el pueblo, con el Frente y con Daniel, siga siendo Presidente», dice la convocatoria en su primer párrafo.
En los comicios del 6 de noviembre se eligirán el presidente y el vicepresidente de la República, así como a los diputados nacionales y departamentales para el Parlamento Centroamericano (Parlacén), todos para ocupar sus cargos desde enero del 2012 al mismo mes de 2017; reseñó Prensa Latina.
Militantes sandinistas consultados por Prensa Latina en los últimos meses no han dudado al asegurar que el FSLN gobernará Nicaragua durante el próximo quinquenio y que será el actual mandatario, Daniel Ortega, quien conduzca nuevamente los destinos del país durante ese período.
Pero sobre todo, por una exitosa gestión gubernamental que ha permitido sumar sectores tradicionalmente ajenos -y a veces opuestos- al sandinismo, mantener a flote e impulsar la economía del país a pesar de las nefastas influencias de la crisis generada por Estados Unidos y otras potencias, y aplicar importantísimos programas sociales.
Esos programas, dirigidos a mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la población, que en el caso de este país agrupan probablemente a más de la mitad de los nicaragüenses, constituyen, sin dudas, la principal carta de triunfo del FSLN en una campaña electoral que se vislumbra compleja y polémica.