Así lo dieron a conocer el pasado 30 de diciembre las autoridades de Sao Paulo, que además reportaron la muerte de 15 toneladas de sardinas, corvinas y peces gato.
Un episodio similar ocurrió en esa misma fecha en Nueva Zelanda, donde los residentes cercanos a las playa de Coromandel (noroeste) informaron a las organizaciones de protección animal que se encontraron montones de peces pargo muertos en las costas.
Por otro lado, en Suecia, específicamente en la localidad de Falköping (sur) , este miércoles se informó sobre la aparición de aproximadamente 100 aves muertas, cuyas causas están siendo investigadas.
Para intentar dar explicación al acontecimiento, han surgido varias hipótesis, la principal fue presentada por el veterinario de Estado de Estados Unidos, George Badley, quien explicó que “las aves volaron en estampida por miedo a los fuegos artificiales lanzados en diciembre y, por la rapidez, chocaron contra edificios en la noche de fin de año”.
Aunque Bradley argumentó afirmando que “las hemorragias internas detectadas en las autopsias dan fuerza a esa teoría”, el director del laboratorio ornitológico de la Universidad de Cornell, John Fitzpatrick, indicó que la muerte de esas especies “pudieron responder a un efecto de fuerza centrífuga, provocado por las tormentas invernales de los últimos días”.
No obstante, también se han encontrado organizaciones científicas que han sugerido que pudo tratarse de alguna especie de experimento llevado a cabo a través del Haarp, un programa que investiga la ionosfera financiado por la Fuerza Aérea y la Marina de Estados Unido, cuyas actividades no se limitarían a radiotransmisiones y detección de misiles, sino que irían hasta el control climático y el desarrollo de armas biológicas y electromagnéticas.
Hasta el momento ningún organismo ha logrado encontrar la causa exacta de los misteriosos casos, que continúan siendo investigados con el fin de ofrecer a la población alguna respuesta.