Agencias

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, tomó juramento a un nuevo gabinete que reemplaza a uno que fue disuelto como concesión a las protestas sociales sin precedentes, anunció el lunes la televisora estatal, pero es poco probable que satisfaga a los decenas de miles de manifestantes que han salido a las calles en ciudades de todo Egipto desde la semana pasada, exigiendo el fin de su régimen totalitario.

En el cambio más significativo, el ministro del Interior -a cargo de las fuerzas de seguridad interior- fue reemplazado. Un general jubilado de la Policía, Mahmud Wagdi, fue nombrado para relevar a Habib El-Adly, quien es criticado ampliamente por los manifestantes debido a la brutalidad demostrada por las fuerzas de seguridad.

Mubarak retuvo a quien ha sido su ministro de Defensa desde hace mucho tiempo, Hussein Tantawi, y a su ministro de Asuntos Exteriores, Ahmed Abul Gheit.

Cuando Mubarak anunció la disolución del anterior gobierno el viernes y designó como vicepresidente a su jefe de inteligencia Omar Suleiman, los manifestantes en las calles rechazaron el paso como un intento de Mubarak de aferrarse al poder. El ha gobernado Egipto de forma autoritaria desde hace casi 30 años.

La nueva composición del consejo de ministros anunciada en la televisión estatal incluye a varias figuras incondicionales del régimen de Mubarak, pero eliminó a varios de prominentes empresarios que ocuparon cargos económicos y que habían diseñado las políticas económicas liberales de las últimas décadas.

Muchos egipcios han protestado por la influencia de los políticos y magnates millonarios, que fueron aliados cercanos del hijo del presidente, Gamal Mubarak, quien desde hace mucho tiempo es visto como el heredero aparente.

El anuncio del nuevo gobierno fue hecho luego que una coalición de grupos hizo un llamado para que un millón de personas tomen el martes las calles de El Cairo para aumentar la presión para que dimita Mubarak, al tiempo que líderes de diversos países también apremian para que haya una transición ordenada hacia un sistema democrático.

La coalición de grupos, que incluye a la clandestina Hermandad Musulmana, dijo que quiere que la marcha que salga de Tahrir, o Plaza de la Liberación, obligue a Mubarak a renunciar para el viernes.

Los grupos también convocaron a una huelga general para el lunes, aunque mucho de El Cairo ya estaba inactivo, pues los bancos, las escuelas y la bolsa de valores continuaban cerrados.

La gente formaba largas filas frente a las panaderías en un esfuerzo por comprar pan, la principal fuente de alimentación de muchos egipcios.

Alambres de púas acordonaban la principal carretera hacia Tahrir, una plaza central céntrica que los manifestantes han venido ocupando desde el viernes, convirtiendo el lugar en un punto del foco nacional de exhortaciones para derrocar a Mubarak, a quien responsabilizan de la pobreza generalizada, la inflación e indiferencia oficial y brutalidad durante las tres décadas que ha ocupado el poder.

Miles de personas se congregaron en Tahrir desde la mañana. Muchos durmieron sobre el césped o en coloridas tiendas. Otros se deslizaron hasta la plaza desde muy temprano.

«No queremos volver a la vida normal hasta que Mubarak no se vaya. Deseamos que la gente deje sus trabajos hasta que él se vaya», manifestó Israa Abdel-Fattah, uno de los organizadores de la protesta y uno de los fundadores del grupo 6 de abril, un movimiento popular que ha venido exigiendo reformas democráticas desde 2008.

La economía de Egipto tomó otro giro el lunes cuando la firma Moody’s Investors Service redujo la calificación de los bonos gubernamentales de Egipto de Ba1 a Ba2 y cambió su panorama de estable a negativo.

Un alto funcionario de la Hermandad Musulmana dijo a The Associated Press que el movimiento fundamentalista quiere formar un comité de grupos de oposición junto con el ganador del Premio Nobel y líder reformista Mohamad El Baradei a fin de unir a los grupos que, por separado, piden la dimisión del presidente Hosni Mubarak.

Saad el-Katatni dijo el lunes que su grupo no había elegido a El Baradei para que los representara. La Hermandad Musulmana, declarada ilegal, es el movimiento opositor más grande de Egipto y quiere formar un Estado islámico en la nación árabe más poblada.

«No hemos nombrado a nadie porque no queremos que nadie esté solo a cargo», destacó el-Katatni.

La Hermandad Musulmana desea formar un estado islamista en la nación de mayor población árabe. Su base social parte de una gran organización social, médica y de servicios educativos. Tuvo una sorprendente representación parlamentaria en las elecciones de 2005, obteniendo 20% de los escaños legislativos, pero no logró un solo escaño en las elecciones del año pasado y se cree ampliamente que las elecciones fueron fraguadas a favor del partido gobernante de Mubarak.